Adiós a Eusebi, el artista autodidacta que enamoró al barrio de Gracia

El dibujo salvó a Eusebi. Y, a través su particular concepto del arte, Eusebio conectó con un barrio que ahora quiere inmortalizar su figura. Sus dibujos llenos de fantasía y humor, repartidos por el mundo entero -menos Portugal, solía decir-, son el legado de un hombre entrañable y misterioso, que durante décadas recorrió las calles del barrio de Gracia retratando a sus vecinos. Y, sobre todo, estableciendo unos vínculos emocionales que hoy hacen de su recuerdo un elemento de identidad comunitaria en esta zona de Barcelona.

“La muerte no es el final, es un traspaso. Cuando muera seré un grano de arena, la hoja de un árbol o un bar lleno de gente”, recordaba a menudo este emblemático vecino de Gracia, con alma de poeta urbano. “Él sería muy feliz si supiera que lo que está pasando: finalmente ha obtenido el reconocimiento y la estima que persiguió”, explica su hija Gemma, que desde hace unos días ha visto como cientos de personas despedían emotivamente y vía facebook de su padre y como algunos medios llamaban a su puerta. “Un informe del Hospital de Sant Pau lo dice bien claro: el dibujo fue la mejor terapia para mi padre, que logró expresarse y superar todos los problemas de salud que sufrió”.

Su hija explica que Eusebi fue un padre cariñoso y normal. Después de la jubilación, sin embargo, y a raíz de dos infartos cerebrales su conducta cambió. “Se desinhibió”. A partir de ese momento, una parte contenida de Eusebi afloraró en forma de artista autodidacta, tan inocente como irreverente. Poco antes, una profunda depresión le había llevado al puente de Vallcarca, donde estuvo a punto de lanzarse al vacío. “Una voz celestial me dijo, no te tires hombre, sigue tu alma artística y todo irá bien”, explicaba él mismo en un documental.

El papel protagonista de Eusebi

El papel protagonista de EusebiY es que a pesar de la marginalidad en que se circunscribía la obra artística de Eusebi, un día el director bilbaíno Iban del Campo le dedicó un documental. “Vivió con mucha emoción la grabación, se sentía como una estrella”, recuerda el autor de 'Un tal Eusebi', que destaca la vitalidad del artista, que tenía 80 años en el período en el que se rodó la cinta. “Nos cautivó porque era una especie de personaje de ficción, nada convencional, políticamente incorrecto”, cuenta el director, que recuerda que Eusebi, por su cuenta, se presentaba a castings e incluso había sido seleccionado en papeles secundarios.

El documental se estrenó en 2003 en el cine Verdi con un lleno absoluto en la sala. Al finalizar, Eusebi subió al escenario a interpretar uno de los temas que más se le recuerdan por el barrio: Strangers in the night de Frank Sinatra, uno de sus ídolos. Del Campo, vecino de Eusebi en la calle Martínez de la Rosa durante los ocho años que vivió en Barcelona, lo recuerda intercambiando sus dibujos por un euro, un café o, simplemente, un beso.

También la banda italoargentina Giulia y los Tellarini, en su paso por Barcelona, se topó con Eusebio. Un choque que fructificó en el disco Eusebio (2008), dedicado aL artista, que se encargó de ilustrar el álbum de la banda con sus dibujos. Cosas de la vida, ese mismo trabajo llegaría al cabo de un tiempo en la mesa del director neoyorquino Woody Allen, que escogió el tema Barcelona del disco para la banda sonora del filme Vicky, Cristina, Barcelona.

El arte al margen de la academia

El arte al margen de la academiaAlicia Roselló y Mike Swaney y Maike Moncayo son tres amigos que, unidos por el aprecio al artista, inauguraron, hace un año, la exposición L’Eusebi, en la galería Meeatings23 de Gracia. “Su obra nace de la necesidad de seguir adelante, del deseo para conectarse con su entorno”, explican en un encuentro promovido por este medio tras la muerte del artista. “Su mujer nos pedía que nos diéramos prisa por estrenar la muestra, antes de que fuera demasiado tarde”, explica Alicia: “pienso que ese día fue uno de los más felices de Eusebi”.

Con motivo de la exposición, vecinos del barrio entregaron sus dibujos. “Su obra cuenta con incontables retratos estrellas del cine clásico, collages con comentarios políticos y sociales, y una gran variedad de autorretratos, siempre impregnados de su rotundo sentido del humor”, reflexiona Mike, que junto con la Maike, impulsan la iniciativa MikeiMaike.org, que promueve obras de artistas marginales, fuera del circuito artístico estándar. “De alguna forma, el oficio de contable estaba presente en sus dibujos, que parecen fichas con información básica sobre la persona que retrata”.

Inspirados por las prácticas Outsider Art y Art Brut, Mike y Maike apuestan por la articulación de contextos de producción alternativos. “Eusebi pintaba con lo que llevaba encima. Era muy espontáneo. Hacía dibujos con lo que recogía por la calle o lo que le daba la gente. Pero eso no le impidió tener un estilo propio”. Según ellos, los dibujos de Eusebi eran un nexo, la excusa perfecta para acercarse a la gente. Y, por este motivo, cada obra va acompañada de una anécdota, de recuerdos que han convertido este artista en un icono del barrio de Gracia.

Reivindicación vecinal

Reivindicación vecinalDías después de su muerte, vecinos del barrio han pedido a través de las redes sociales que se le dedique una placa conmemorativa. También propugnan un cambio de nombre de la calle de la Rosa por 'carrer de l’Eusebi'. “La dimensión social de Eusebi ha sido posible gracias a la esencia de pueblo del barrio de Gracia, en otra zona de la ciudad quizá no hubiera tenido la misma acogida”, destaca Alicia.

Y es que el reconocimiento a una figura como la del Eusebi no pasa únicamente por la dimensión humana y artística del personaje. También evoca a otra forma de entender la ciudad, sus barrios, y la redes de apoyo mutuo que se generan entre vecinos. En un momento en que la saturación turística ha puesto en jaque la esencia de la proximidad de algunos barrios de Barcelona, la historia de Eusebi nos recuerda cuáles son las virtudes de una ciudad que se resiste a banalizarse.