Puigdemont promete ser un president capaz de decir 'no' a Sánchez: “Se ha acabado el ser obedientes”

Arturo Puente

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Carles Puigdemont ha construido su campaña alrededor de su regreso a Catalunya. Pero no es fácil saber qué quiere hacer una vez pise de nuevo territorio catalán, porque unos días habla de “acabar el trabajo” de octubre de 2017 y, otras, de practicar el arte de la negociación en Madrid como había hecho durante décadas su partido antes del procés. En el acto central que Junts ha celebrado este sábado en la localidad de la llamada 'Catalunya Nord' Argeles-sur-Mer, en el sur de Francia, el ahora eurodiputado se ha decantado por la segunda opción, si bien ha dejado claro que él será un president de la Generalitat capaz de decir 'no' a Pedro Sánchez.

“Es el momento de tener a alguien que cuando se siente con el primer ministro [Puigdemont llama así al presidente del Gobierno] diga que nos arregla esto o no le votamos los presupuestos. Se ha acabado el ser obedientes”, ha asegurado el líder de Junts, que durante toda la campaña ha asegurado que no aprobará las cuentas de Pedro Sánchez hasta que no se acabe con el déficit de financiación que vive Catalunya.

La cuestión económica centra buena parte del discurso de Puigdemont, que deja que sean otras figuras, como Laura Borràs, quienes sostengan el relato de su “restitución” como president y la épica más unilateralista. El candidato, en cambio, considera que la financiación es una de la cuestiones que deben centrar la próxima legislatura “para que los catalanes dejen de ser ciudadanos de segunda”.

Sobre cómo negociaría con Sánchez si estuviera en la presidencia de la Generalitat, Puigdemont asegura que su partido es capaz de resistir al “chantaje” del PSOE. “Decir que o me votas a mí o todo salta por los aires es un chantaje que no podemos aceptar. Tendremos determinación para saber cuándo decir que no”, ha prometido.

El expresident trata de diferenciarse así de Pere Aragonès, a quién acusa de no haber negociado con el Gobierno central con la suficiente fuerza durante la pasada legislartura, cuando ERC se sentaba en solitario a la mesa con el PSOE. Puigdemont, con todo, esquiva referirse abiertamente a los pactos suscritos por su formación en los últimos meses, en los que no solo ha pactado con Sánchez la investidura y la Mesa del Congreso, sino también el apoyo a diversos decretos.

En un pabellón que este sábado se ha quedado pequeño para acoger las cerca de 3.000 personas que han cruzado la frontera francesa para acudir a ver al candidato de Junts, Puigdemont ha considerado que “este pueblo vuelve a estar movilizado y por eso vamos a ganar las elecciones”. Según ha indicado, el próximo 12 de mayo las opciones solo son dos: una presidencia del PSC de quien ha dicho que estará subordinada a Madrid o una de Junts, que supondrá que “las decisiones sobre Catalunya se tomen en Catalunya”.

El líder de Junts ha enfocado su arremetida contra el PSC de Illa, de quien ha dicho que “ya comienzan a verle su verdadera cara aunque se disfrace de moderación”, en relación a las palabras gruesas pronunciadas por el candidato socialista Matías Carnero el viernes. Según ha indicado Puigdemont, Illa solo puede gobernar con “quienes han hundido Barcelona”; en relación a los Comuns.

“Por eso Salvador Illa hace ver que puede pactar con nosotros”, ha exclamado. “¿Con nosotros? ¿Una persona que ha gritado 'a prisión', que se ha manifestado al lado de Vox, que ha pactado con el PP la alcaldía de Barcelona?”, se ha cuestionado, para cerrarse a continuación a ningún pacto sobre gobernabilidad con los socialistas.

Aunque ha asegurado que la negociación con el PSOE en Madrid es necesaria, también ha considerado que los socialistas no tienen palabra, razón por la que, según cree, ha hecho falta introducir un mediador en las negociaciones. “El PP es igual o peor, no creáis”, ha advertido Puigdemont, que se ha mostrado dispuesto a hablar con quien esté en la Moncloa.