En la cocina hay pocas cosas tan sencillas —y a la vez tan fáciles de estropear— como cocer un huevo. Un minuto de más, y lo que debía ser un huevo pasado por agua termina cuajado. Uno de menos, y lo que buscábamos como huevo duro queda prácticamente crudo. Por eso los tiempos de cocción importan más de lo que parece: cada textura tiene su propio propósito y se usa en recetas totalmente distintas.
Aunque todos entren en el mismo cazo, no todos los huevos cocidos son iguales. Aquí van los seis puntos de cocción fundamentales para dominar de una vez por todas este ingrediente universal.
1. Huevo pasado por agua: la yema líquida que nunca falla en el desayuno
Un huevo pasado por agua mantiene la clara apenas cuajada y la yema completamente líquida. Es el clásico de las hueveras, de untar con pan, de desayunar lento.
Tiempo de cocción: 3–5 minutos desde que el agua empieza a hervir.
Ideal para tomar con sal, pimienta y poco más. Aquí la clave es cortar la cocción enseguida en agua con hielo para que no siga cuajando.
2. Huevo mollet: la textura que está entre dos mundos
El huevo mollet es esa textura intermedia que en Francia veneran: clara cuajada pero tierna y una yema que sigue siendo cremosa, casi lava espesa.
Tiempo de cocción: 5–7 minutos.
Es perfecto para acompañar verduras, platos templados o servir encima de un puré. Se pela sin problemas y queda espectacular en ensaladas tibias.
3. Huevo duro: el más versátil en cocina fría y caliente
Clásico de clásicos, el huevo duro es el que todos creemos dominar… hasta que la yema queda gris o la clara gomosa.
Tiempo de cocción: 10–12 minutos.
Si se respeta el tiempo y luego se enfría rápido, la yema queda amarilla, suave y sin ese halo verdoso. Es el rey de las ensaladas, rellenos, salpicones y salsas.
4. Huevo poché: el que se cocina sin cáscara y requiere pulso
El poché no forma parte directa de los huevos cocidos, pero comparte familia: agua caliente, control de cocción y una clara que debe abrazar la yema sin romperse.
Tiempo de cocción: 3–4 minutos en agua con un chorrito de vinagre.
Se utiliza en platos donde interesa una yema fluida que actúe casi como salsa: purés, patatas, espinacas salteadas o una tostada crujiente.
5. Huevo semiduro: el punto perfecto para quienes quieren mitad y mitad
No es tan conocido, pero muchos lo hacen sin saberlo.
Tiempo de cocción: 7–9 minutos.
Aquí la clara está totalmente firme y la yema, aunque mayoritariamente cuajada, mantiene un centro algo cremoso. Es ideal para ramen, sopas o platos donde no queremos una yema líquida, pero tampoco seca del todo.
6. Huevo para ensaladas: totalmente firme y pensado para cortar limpio
Dentro de los tiempos de cocción, éste es el punto en el que buscamos una yema completamente firme que permita cortar rodajas perfectas.
Tiempo de cocción: 11–12 minutos.
Es el punto más práctico para platos fríos, bandejas de aperitivo, patatas alioli o cualquier receta en la que el huevo debe mantenerse entero y estable.
Cómo cocer cualquier huevo sin fallar (la guía breve)
Antes de empezar:
- Usa siempre huevos frescos.
- Sácalos de la nevera unos minutos antes si los conservas fríos.
- Cúbrelos completamente con agua.
- El tiempo empieza cuando el agua rompe a hervir.
- Córtalo siempre en agua con hielo para frenar la cocción.
Proceso básico para todos:
- Pon los huevos en un cazo.
- Cuando el agua hierva, empieza a contar.
- Respeta el minuto exacto según el tipo que quieras.
- Enfría en agua helada.
- Pela con cuidado.