No es una costumbre absurda: cuándo conviene darle la vuelta a la ropa en la lavadora

Aunque muchas personas lo hacen por costumbre, sin pararse a pensar en sus razones, darle la vuelta a la ropa antes de introducirla en la lavadora no es una práctica aleatoria. Tampoco es un gesto sin sentido heredado de anteriores generaciones.

Este hábito, tan presente en el día a día doméstico, esconde detrás varios argumentos de peso relacionados con la protección de los tejidos, la conservación de los colores, la reducción de arrugas y una mejora en el mantenimiento general de las prendas. Si bien no es imprescindible aplicarlo a todas las piezas del vestuario, sí existen contextos en los que puede marcar la diferencia a largo plazo.

Desde el punto de vista práctico, voltear las prendas antes del lavado no requiere un esfuerzo adicional significativo y, sin embargo, puede prolongar la vida útil de la ropa. Esta técnica es especialmente útil en prendas con estampados, serigrafías, colores oscuros o tejidos delicados, que tienden a sufrir más por el contacto directo con el detergente, el roce con otras piezas y la fricción contra el tambor de la lavadora.

También se trata de una práctica recomendable en ropa de uso intensivo, como camisetas, pantalones vaqueros o sudaderas, que atraviesan lavados frecuentes y tienen un mayor riesgo de deterioro con el paso del tiempo.

En el contexto del consumo doméstico, cada pequeño gesto suma a la hora de ahorrar dinero, evitar compras innecesarias y reducir el impacto ambiental asociado a la renovación frecuente del vestuario.

Alargando la vida útil de la ropa mediante buenos hábitos de cuidado —como el lavado del revés—, no solo se evitan desgastes visibles y pérdidas de color, sino que también se reduce la presión sobre los recursos naturales implicados en la producción textil. Esta es, por tanto, una medida sencilla pero eficaz dentro de una estrategia doméstica más sostenible y responsable.

Protección de los tejidos y conservación del color

Una de las principales razones por las que muchas personas recomiendan voltear la ropa antes del lavado es la protección de los tejidos ante el desgaste mecánico. Durante un ciclo de lavado, las prendas entran en contacto constante con otras piezas, con el tambor de la lavadora y con el detergente o suavizante.

En ese proceso, la superficie externa de la ropa es la que más sufre. Al darle la vuelta, la cara interior actúa como una barrera de protección, y la superficie visible queda resguardada de esa fricción continua.

El color es otro de los elementos más vulnerables en el proceso de lavado, en especial en aquellas prendas que han sido teñidas con pigmentos oscuros o muy intensos. Dar la vuelta a la ropa ayuda a que el contacto con el detergente y la temperatura del agua no afecten de forma directa a la tonalidad de la prenda, reduciendo el riesgo de pérdida de color o aparición de zonas más desvaídas.

Así, se consigue que la ropa conserve durante más tiempo su aspecto original, especialmente en las prendas de uso frecuente, que pueden pasar por la lavadora varias veces a la semana.

Menos arrugas y planchado más fácil

Además de proteger la apariencia de las prendas, voltear la ropa puede ayudar a minimizar la formación de arrugas durante el lavado y el secado. Aunque no lo parezca, la dirección de la fricción en la lavadora influye en la aparición de pliegues, especialmente en prendas como camisas, vestidos o camisetas de algodón. Al lavar las piezas del revés, la cara visible sufre menos deformaciones, lo que se traduce en una apariencia más cuidada tras el secado.

Otra ventaja poco mencionada es la que se produce en el momento de tender la ropa. Colgar las prendas del revés protege su superficie de la exposición directa al sol, que en algunas ocasiones puede provocar decoloración o manchas.

También se evitan las marcas que pueden dejar las pinzas sobre la cara visible de la ropa, especialmente en prendas lisas o de colores planos. Este simple gesto permite que la ropa conserve mejor su aspecto sin requerir una intervención posterior para eliminar señales visibles.

Consideraciones adicionales en el cuidado de la ropa

Aunque voltear la ropa puede ser muy útil en muchos contextos, no es una solución universal ni debe aplicarse de forma indiscriminada. En el caso de prendas con manchas visibles, especialmente si están localizadas en la parte exterior, es recomendable lavarlas del derecho para facilitar que el detergente actúe directamente sobre la suciedad.

También en el caso de ropa blanca o muy clara, no siempre será necesario este gesto, a menos que la prenda tenga elementos delicados que puedan sufrir por la fricción.

Además del giro de las prendas, hay otras pautas de cuidado que pueden mejorar la conservación general de la ropa. Sacudir las prendas antes de tenderlas ayuda a que se aireen mejor y a que las fibras recuperen su forma. Separar las piezas por tipo de tejido o color también es clave para evitar transferencias o roces innecesarios. Y colgar la ropa con suficiente espacio entre prenda y prenda permite un secado más uniforme, previniendo la formación de malos olores o la acumulación de humedad.

En prendas delicadas o que tienden a deformarse fácilmente, usar perchas para el secado puede ser una opción recomendable. También es importante recoger la ropa tan pronto como esté seca, evitando que se endurezca o que se impregne de olores del ambiente.

Finalmente, evitar el uso sistemático de la secadora en prendas que no lo toleran bien, o al menos utilizar programas específicos, puede marcar la diferencia en su durabilidad.