Pasta primavera: cuatro versiones de esta receta ligera y reconfortante para preparar una cena rápida

En el día a día, cuando el tiempo disponible es limitado y la despensa ofrece solo productos básicos, la pasta primavera surge como una opción sencilla y versátil para preparar una cena equilibrada. Este plato combina pasta con verduras frescas o congeladas y, según la variante, puede incluir un toque lácteo o proteínas ligeras, logrando recetas rápidas y adaptables. Su facilidad para incorporar ingredientes disponibles en casa lo hace práctico, sin necesidad de técnicas complejas ni utensilios especiales.

Estas recetas muestran distintas formas de combinar pasta y verduras, adaptándose a diferentes gustos y disponibilidades, desde opciones ligeras hasta preparaciones más cremosas y sustanciosas. Cada versión permite preparar una cena equilibrada en poco tiempo, aprovechando ingredientes habituales y conservando la presencia de verduras en la dieta cotidiana. La pasta primavera admite muchas variantes, lo que permite jugar con distintos ingredientes y técnicas para adaptar el plato al gusto, la temporada o lo que haya disponible en casa.

Pasta primavera con verduras y leche evaporada

Para esta receta necesitamos brócoli, calabacín, champiñones y pimientos, acompañados de cebolla y ajo, que se saltearán con aceite de oliva. La salsa se prepara con leche evaporada baja en grasa y una pequeña cantidad de mantequilla, y se termina con queso parmesano rallado y perejil fresco, que aportan sabor sin hacer que el plato sea pesado.

El primer paso es cocer la pasta hasta que quede al dente. Mientras se cocina, se lavan y cortan las verduras en trozos uniformes. Después se saltean en aceite de oliva con el ajo hasta que estén tiernas pero aún firmes, así mantienen color y textura. Cuando todo está casi listo, se añade la leche evaporada y la mantequilla, removiendo suavemente hasta conseguir una salsa homogénea que envuelva las verduras sin apelmazarlas.

Una vez que la pasta está cocida, se incorpora a la mezcla de verduras y salsa. Se remueve bien para que absorba todos los sabores y, al final, se espolvorea queso parmesano y perejil fresco. El resultado es un plato ligero, rápido y equilibrado: tiene carbohidratos suficientes para saciar, fibra de las verduras y proteínas de la leche y el queso, ideal para una cena saludable sin complicaciones.

Pasta primavera con verduras de temporada y nata ligera

En esta versión se combinan calabacín, espárragos, guisantes, setas y pimientos, junto con tomates o tomates cherry. Se usa ajo y aceite de oliva para saltear y, para la salsa, se añade nata ligera y queso parmesano rallado. Sal, pimienta y hierbas como albahaca u orégano dan el toque final de sabor.

La clave aquí está en cocinar cada verdura según su textura. Los espárragos y calabacín se saltean primero, porque necesitan más tiempo, mientras que los tomates y los guisantes se agregan al final para que no se deshagan. Así, cada ingrediente mantiene su sabor y su frescura.

La pasta se mezcla con las verduras y la nata, removiendo a fuego bajo hasta que los sabores se integren sin perder la ligereza. Se añade el queso y las hierbas aromáticas al final, ajustando con sal y pimienta. Este plato es más cremoso que la versión con leche evaporada, pero sigue siendo ligero, fácil de digerir y muy equilibrado.

Pasta primavera con jamón cocido, guisantes y zanahoria

Para esta receta se combina pasta corta, como fusilli o penne, con jamón cocido en cubos, guisantes y zanahoria en dados. Se agregan cebolla y tomates cherry, que se saltean con aceite de oliva, mientras que sal y pimienta permiten ajustar el sabor al final. Es una versión más sustanciosa que las anteriores, pero sigue siendo muy fácil de cocinar.

La preparación comienza con pochar la cebolla hasta que quede transparente, después se incorpora el jamón cocido para que se caliente y suelte un poco de sabor. A continuación se añaden la zanahoria y los guisantes, cocinando hasta que estén tiernos pero firmes, y por último se incorporan los tomates. Todo se mezcla con la pasta recién cocida.

Este plato no necesita salsa espesa. Los ingredientes hablan por sí mismos: el jamón aporta proteína y sabor, las verduras fibra y frescura, y la pasta carbohidratos que llenan sin sentirse pesada. Es un plato perfecto para un día que quieres comer algo nutritivo y rápido, sin complicarte en la cocina. Además, es muy adaptable. Si tienes un poco de queso rallado a mano, puedes añadirlo al final, o incluso un toque de aceite de oliva extra virgen para darle un sabor más intenso.

Pasta primavera con mayonesa ligera, nata y hierbas

En esta versión se usa pasta larga, como fettuccine, acompañada de espárragos y guisantes salteados con ajo y aceite de oliva. La salsa se hace mezclando mayonesa ligera y nata, y se termina con queso parmesano rallado y hierbas frescas como perejil y menta. Sal y pimienta completan el sabor. Es la opción más cremosa y suave de todas, pero sigue siendo ligera y equilibrada.

Se comienza cocinando la pasta hasta que quede al dente. Mientras tanto, se saltean los espárragos y guisantes con ajo en aceite, cuidando que los vegetales mantengan su textura. Luego se añade la mezcla de mayonesa y nata, removiendo a fuego bajo hasta conseguir una consistencia cremosa y uniforme que cubra bien la pasta y las verduras.

Finalmente, se incorpora la pasta, se mezcla todo, se añade queso parmesano rallado y las hierbas frescas, y se ajusta con sal y pimienta. El resultado es un plato suave, cremoso y con un sabor equilibrado: las verduras se notan, pero la salsa aporta cuerpo sin ser pesada.