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Tres sopas ligeras, sabrosas y saludables para dar comienzo a la cena de Nochebuena

La sopa es una apuesta excelente para empezar la cena de Nochebuena, ya que se trata de un plato ligero, reconfortante y versátil. Además, permite jugar con una gran variedad de ingredientes: desde verduras y legumbres a opciones con carne, pescado, marisco, pasta o setas. De este modo, es fácil encontrar una propuesta equilibrada que encaje perfectamente como primer plato y prepare el paladar para el resto de la velada.

Por otro lado, comenzar la cena con una sopa es ideal para entrar en calor. Su textura suave y su temperatura ayudan a facilitar la digestión, algo especialmente importante en una comida tan especial y copiosa como la de Navidad. Otra de sus grandes ventajas es que este plato se prepara sin necesidad de pasar horas en la cocina. Muchas recetas se elaboran con ingredientes básicos que solemos tener en la despensa o en el frigorífico, lo que las convierte en una opción práctica y asequible. Incluso pueden dejarse listas con antelación, algo muy útil cuando el menú navideño incluye varios platos.

Frente a platos principales más contundentes, como la ternera, el cordero o elaboraciones complejas de pescado y marisco, la sopa ofrece una alternativa más ligera que evita la sensación de pesadez.

Tampoco es necesario comer en exceso en esta fecha: una sopa bien equilibrada, acompañada de un pequeño picoteo, algunos entrantes y un postre sería suficiente para disfrutar de la cena.

Sopa de galets

Esta receta es un auténtico clásico de la Navidad, ya que en muchas casas se elabora año tras año. Se trata de un plato sencillo, pero con un resultado exquisito.

Los galets son un tipo de pasta en forma de caracola que se rellena habitualmente de carne. Además, cuanto mayor es su tamaño, más fáciles resultan de rellenar, lo que los convierte en una opción práctica incluso para quienes no tiene mucha experiencia en la cocina.

Por otro lado, aunque el resultado es espectacular, su elaboración no es complicada. En total se necesita aproximadamente una hora entre preparación y cocción. Estos son los ingredientes para cuatro raciones:

  • Una docena de galets
  • Dos huevos
  • Seis vasos de caldo de pollo
  • Tres dientes de ajo
  • 400 gramos de carne picada
  • Perejil picado
  • Pan remojado en leche

En primer lugar, colocamos la carne picada en un bol amplio y la desmenuzamos bien. A continuación, añadimos el huevo y mezclamos hasta que quede perfectamente integrado. Seguidamente, incorporamos el ajo previamente picado y el perejil. Después, desmenuzamos el pan, que habremos escurrido bien de la leche, y lo añadimos a la mezcla.

Removemos todo con una cuchara o, si lo preferimos, con las manos, hasta obtener una masa homogénea y bien ligada. Una vez lista la mezcla, la introducimos en una manga pastelera con ayuda de una cuchara pequeña, aunque también podemos rellenar los galets directamente con las manos. Con cuidado, rellenamos el interior de cada galet, procurando que queden bien llenos, pero sin romper la pasta.

Por otro lado, ponemos el caldo de pollo a calentar en un cazo a fuego suave. Cuando alcance el punto de ebullición, añadimos con cuidado los galets rellenos. En el momento en que el caldo vuelva a hervir, lo removemos suavemente para evitar que se peguen o se deshagan. A continuación, los dejamos cocer durante unos 20 minutos aproximadamente, dependiendo de como nos guste el punto de la pasta. Finalmente, cuando estén en su punto, servimos la sopa bien caliente.

Sopa de cebolla

Esta receta destaca por su sabor profundo y su sencillez. Elaborada a base de cebollas cocinadas lentamente, esta receta transforma sus ingredientes en una preparación llena de aroma y carácter. En total se necesita una hora aproximadamente. Esto son los ingredientes para cuatro personas:

  • Seis cebollas
  • Dos litros de agua
  • 100 gramos de mantequilla
  • Tres cucharadas de aceite de girasol
  • Una cucharada de harina de trigo
  • 100 gramos de queso emmental rallado
  • Una barra de pan
  • Medio litro de vino blanco seco
  • Sal y pimienta

Para comenzar, pelamos las cebollas y las cortamos en juliana fina. A continuación, calentamos el aceite en una olla amplia y añadimos 50 gramos de mantequilla hasta que se derrita por completo. Seguidamente, incorporamos las cebollas, salpimentamos al gusto y las dejamos cocinar a fuego lento durante unos 20 minutos, removiendo de vez en cuando, hasta que estén bien pochadas y ligeramente doradas.

Una vez transcurrido este tiempo, añadimos la harina y removemos con cuidado para que se integre sin formar grumos. Dejamos cocinar un par de minutos más para que la harina pierda el sabor a crudo. Después, vertemos el vino blanco poco a poco y, sin dejar de remover, añadimos el litro de agua.

Ajustamos de sal y pimienta si fuera necesario, y continuamos la cocción a fuego suave durante media hora, permitiendo que los sabores se concentren. Mientras tanto, cortamos la barra de pan en rebanadas de aproximadamente cuatro centímetros de grosor y las untamos con mantequilla por ambos lados.

Las colocamos de forma uniforme sobre una bandeja apta para el horno y las horneamos a 180 gramos durante unos 10 minutos. Pasado este tiempo, les damos la vuelta y las dejamos otros 10 minutos más, hasta que estén bien tostadas por ambas caras.

Para servir, repartimos la sopa en cuencos aptos para horno, colocamos las rebanadas de pan tostado por encima y espolvoreamos queso rallado tanto sobre el pan como sobre la sopa. Finalmente, gratinamos en el horno precalentado a 220 grados durante unos tres minutos, hasta que el queso se funda y se dore ligeramente.

Sopa de tomate y albahaca

Es una receta sencilla y llena de sabor que destaca por su frescura y aroma. Elaborada con ingredientes básicos y naturales, combina la suavidad del tomate con el toque fragante de la albahaca, dando como resultado un plato ligero. Estos son los ingredientes para cuatro personas:

  • Un kilo de tomates
  • Una cucharada de azúcar
  • 15 mililitros cucharadita de vinagre de Módena
  • Seis nueces
  • Un trozo de jamón serrano
  • 40 gramos de albahaca picada
  • Dos vasos de caldo de verdura
  • Media taza de vino blanco
  • 15 mililitros de aceite de oliva
  • 60 gramos de miga de pan duro
  • Tres dientes de ajo
  • Sal y pimienta

Para empezar, pelamos los tomates, retiramos los extremos y las pepitas y troceamos únicamente la pulpa. A continuación, los colocamos en un escurridor para eliminar el exceso de líquido y conseguir una textura más concentrada.

Seguidamente, en una olla amplia, calentamos el aceite de oliva y, cuando esté caliente añadimos los dientes de ajo picados, el azúcar y una cucharada de albahaca. Removemos suavemente durante unos instantes para que el aceite se aromatice y los sabores se integren sin que el ajo llegue a dorarse.

A continuación, incorporamos el tomate troceamos junto con el caldo de verduras. Tapamos la olla y dejamos cocinar a fuego lento durante unos 30 minutos, permitiendo que el tomate se ablande y libere todo su sabor. Mientras tanto, desmenuzamos la miga de pan duro y la reservamos en un plato.

Durante la cocción, destapamos la olla de vez en cuando para comprobar que haya suficiente líquido, si fuera necesario, añadimos un poco más de caldo o agua. Pasado este tiempo, incorporamos la miga de pan y removemos para que se empape bien de caldo.

Seguidamente, añadimos el vino blanco, tapamos de nuevo y dejamos cocinar unos 10 minutos más. Una vez transcurrido el tiempo, retiramos la olla del fuego y trituramos ligeramente la mezcla. Es importante no obtener un puré fino, sino una textura con pequeños trozos.

A continuación, añadimos el vinagre de Módena, una cucharada de aceite de oliva, el resto de la albahaca y pimienta negra al gusto. Probamos y ajustamos de sal si es necesario. Por último, picamos las nueces en pequeños trozos y preparamos las virutas de jamón. Servimos la sopa caliente en cuencos y la terminamos añadiendo por encima las nueces y el jamón, aportando un contraste crujiente y lleno de sabor.