Seguramente, cuando piensas en la cena de Nochevieja, lo primero que te viene a la mente son las recetas tradicionales que se repiten año tras año: entrantes servidos sobre tostadas crujientes formando pequeños canapés, salmón ahumado presentado con esmero, o platos principales contundentes a base de carnes como ternera, cordero o lomo. Todo ello acompañado de una vajilla especial que solo se saca en ocasiones señaladas y que marca, casi de manera ceremonial, la entrada del año nuevo.
Cada plato ocupa su lugar exacto en la mesa, siguiendo un orden casi establecido por la costumbre y la tradición. Sin embargo, rara vez pensamos en incluir recetas con una base cremosa dentro de estos menús festivos. Y es curioso, porque este tipo de preparaciones constituyen un recurso culinario sumamente interesante, al que conviene empezar a prestar atención si todavía no has experimentado con sus múltiples ventajas.
Lejos de ser simples acompañamientos, las bases cremosas pueden convertirse en las verdaderas protagonistas de la velada. De hecho, esta idea puede salvarte más de un aperitivo o incluso ayudarte a reinventar platos clásicos.
Su versatilidad es uno de sus mayores puntos fuertes, ya que combinan a la perfección con verduras de temporada asadas, carnes y pescados, aportando un toque único y sofisticado. Además, permiten jugar con contraste de texturas y sabores, elevando recetas sencillas a un nivel más refinado sin necesidad de grandes complicaciones técnicas.
Otro aspecto a tener en cuenta es el bienestar digestivo. En celebraciones como las de Nochevieja y Año Nuevo, el volumen de comida suele ser elevado, lo que puede provocar sensación de pesadez, acidez o digestiones lentas. En este sentido, incorporar algún plato con una base cremosa, bien equilibrada y sin perder su esencia, puede ayudarnos a hacer la comida más amable para el estómago. Estas preparaciones aportan suavidad, facilitan la digestión y contribuyen a que la experiencia gastronómica sea más placentera a lo largo de toda la velada.
Por si fuera poco, las bases cremosas también cumplen una función estética muy destacable. Añaden un componente visual atractivo que realza platos que, de otro modo, podrían parecer simples o poco llamativos.
Un fondo de yogur especiado, un hummus sedoso o una crema de calabaza bien emulsionada pueden transformar por completo la presentación de una receta, aportando color, elegancia y armonía al conjunto.
Apostar por este tipo de elaboraciones es una forma de innovar sin renunciar a los clásicos. Las bases cremosas son solo enriquecen el sabor y la textura de los platos si no que también aportan equilibrio y un atractivo visual que marca la diferencia.
Cremosa base de yogur y pepino
Un buen yogur griego natural destaca por su textura suave y funciona de maravilla como punto de partida para combinar distintos ingredientes. Además, su elaboración es muy ágil, ya que el proceso completo no supera los diez minutos. Por ello, resulta una propuesta cómoda, apetecible y adecuada para preparar con antelación.
En total son diez minutos aproximadamente para obtener un resultado delicioso. Estos son los ingredientes para seis personas:
- Un paquete de seis yogures griego
- Tres pepinos
- Tres cucharadas de aceite de oliva
- Cuatro cucharadas de menta fresca
- Tres dientes de ajo
- Un limón
- Pimienta negra
Cuando tengamos todos los ingredientes, podemos ponernos manos a la obra. En primer lugar, pelamos el pepino por completo y eliminamos los extremos. A continuación, lo lavamos bien bajo agua fría. Después, lo rallamos finamente hasta obtener una textura similar a un puré.
Lo pasamos a un bol, añadimos una pizca de sal y removemos ligeramente para que se libere el exceso de líquido. Seguidamente, lo colocamos en un colador o escurridor y lo dejamos reposar hasta que pierda toda el agua.
Por otro lado, en un recipiente aparte, combinamos el yogur con el aceite y el ajo previamente troceado, mezclando hasta integrar.
Luego, incorporamos el zumo de limón, la menta picada y una pequeña cantidad de sal y pimienta, removiendo de nuevo para que los sabores se integren correctamente.
Finalmente, añadimos el pepino ya bien escurrido, mezclamos con suavidad y servimos frío. Puede consumirse al momento, aunque resulta mucho más sabroso si se deja reposar en la nevera durante un par de horas antes de llevarlo a la mesa.
Base cremosa de hummus
Esta preparación resulta perfecta como aperitivo antes de la cena o como complemento para platos de carne y verduras. Además, el hummus de garbanzos hecho en casa destaca por su sencillez y rapidez, logrando una consistencia suave y muy agradable.
En total son quince minutos aproximadamente para obtener un resultado delicioso. Estos son los ingredientes para cuatro personas:
- Medio kilo de garbanzos cocidos
- Cinco cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Tres cucharadas soperas de agua
- Seis cucharadas soperas de semillas de sésamo tostado
- Sal
- Dos cucharadas soperas de zumo de limón
- Una cucharadita de comino
- Un diente de ajo
- 100 gramos de yogur natural (opcional)
En primer lugar, aclaramos bien los garbanzos bajo el grifo con el fin de eliminar el líquido de la conserva. A continuación, los dejamos escurrir en un colador y los colocamos en el vaso de la batidora o en un procesador de alimentos.
Después, incorporamos el ajo ya pelado, el sésamo, el comino, una pizca de sal, el zumo de limón y el agua. Seguidamente, trituramos hasta conseguir una mezcla parcialmente uniforme y, en ese punto, añadimos el aceite de oliva virgen extra. Continuamos batiendo durante unos minutos más hasta lograr una crema lisa y bien ligada.
Si se desea una textura más suave, puede añadirse un poco de yogur natural. Además, el grado de espesor se ajusta fácilmente incorporando algo más de agua o de aceite, según el resultado buscado.
Finalmente, al servir, se recomienda terminar el plato con un fino chorrito de aceite de oliva por encima.
Base cremosa de tofu
Emplear el tofu como elemento principal para crear una base untuosa resulta una excelente elección. Debido a su sabor suave y poco marcado, puede mezclarse sin dificultad con una gran variedad de ingredientes, consiguiendo una consistencia especialmente fina y agradable.
Además, su gran versatilidad permite utilizado de múltiples formas, por ejemplo, como acompañamiento para tostadas, como parte de un aperitivo o incluso para complementar platos de patatas o arroz.
En total son quince minutos aproximadamente para obtener un resultado delicioso. Estos son los ingredientes para cuatro personas:
- 300 gramos de tofu blando
- Seis cucharadas soperas de aceite de oliva
- Una cucharada sopera colmada de levadura nutricional
- Agua a demanda
- Sal y pimienta al gusto
En primer lugar, sacamos el tofu de su envase y eliminamos el líquido que lo rodea. A continuación, lo colocamos bajo un plato para ejercer una ligera presión, permitiendo que pierda la humedad sobrante. Después, lo secamos bien entre dos hojas de papel absorbentes. Seguidamente, lo troceamos en dados.
Por otro lado, introducimos el tofu en el vaso de la batidora y añadimos la levadura nutricional, sal y pimienta al gusto, junto con las cucharadas de aceite de oliva.
Si fuera necesario, incorporamos uno o dos cucharaditas de agua para ajustar la hidratación, de modo que la mezcla adquiera una consistencia suave, homogénea y cremosa.