La bolsa según Hollywood: de Gordon Gekko a Jordan Belfort

Gordon Gekko es el tiburón primigenio, el broker fundacional que da lecciones de envidia, codicia, tipos de interés y especulación a un grupo de unversitarios imberbes, incluyendo a una generación de espectadores. Wall Street merece la pena aunque sólo sea por uno de los mejores y más terroríficos discursos bursátiles de la historia del cine -Greed is good (la codicia es buena)- que Michael Douglas regala a la directiva de la empresa Teldar. Un discurso que hoy es menos divertido y más inquietante.

No es lo más representativo de la película de Brian de Palma pero el Sherman McCoy protagonizado por Tom Hanks es, efectivamente, un agente bursátil, lo que explica que sea adúltero, avaricioso y algo mucho peor. También ambientada en el Nueva York de los 90, La hoguera de las vanidades desmitifica el gran sueño americano a través de su lobo financiero, que atropella a un chico negro y se marca un farruquito antes de redimirse.

Nadie se acuerda pero Richard Gere era, efectivamente, un tiburón de postín en Pretty woman. Edward Lewis es un liquidador, de los que compran empresas, las trocean y las venden por partes. Lewis especula con todas las letras, agita billetes y compra un amor en oferta con trapitos de Louis Vuitton. El prototipo de egoísta romántico también le pega a Wall Street.

De narcisista a sociópata, “Jack el destripador” del parqué, Patrcik Bateman es el misógino, caníbal y perturbadísimo tiburón de American Psycho. Comparte la misma afición por los sacos con el símbolo del dolar y las caderas que sus compañeros de lista. Este yuppie con ecos pollockianos es la caricatura extrema de las nuevas camadas de brokers financieros de los 80.

Recordad este día: Margin call nos sitúa en la antesala del desastre. En esta ocasión, un reparto estelar se mete en las carnes de los lobos inversores que hundieron la economía estadounidense en 2008. Pero el líder alfa de la manada es John Tuld (Jeremy Irons), director general de la empresa y cerebro maquiavélico de una operación fatal.

Too big to fail es un término financiero que describe la situación de un sistema cuya quiebra tendría consecuencias garrafales, es decir Malas noticias. Como en esta TV movie, en la que nos sitúa de nuevo en 2008 para meternos entre bambalinas de las conversaciones que tuvo el Gobierno con Wall Street. Un cara a cara entre Henry Paulson, secretario del Tesoro, y el político estadounidense Ben Bernanke.

La picaresca del sistema financiero actual toma forma en la figura de Marc Tourneuil. El Capital nos aleja de Wall Street para sumergirnos en la economía europea y sus confabulaciones con otros “sicarios del dinero” mundiales. Más que tiburón, este es el astuto zorro del grupo. Como él concluye: “soy un Robin Hood moderno, seguiré robando a los pobres para dárselo a los ricos”.

The company men es un retrato de las resacas de poder. Cuando los buques insignia americanos se encuentran de pronto varados en las orillas del fracaso. Bobby Walker (Affleck) tendrá que reinventarse al no poder contar más con un ostentoso estilo de vida digno del mundo bursátil.

Los escarceos financieros que tuvieron lugar en el fin de semana más dramático para la economía de EE.UU, no encuentran lagunas en Los últimos días de Lehman Brothers. Un esquema de la peculiar odisea de Dick Fuld, jefe del gigante financiero, para intentar capear el temporal que se les venía encima.

El último stock broker, el que nos ocupa actualmente en cartelera. Jordan Belfort representa todas las quimeras del poder en forma de juventud, yates, drogas, esculturales damas y fecundas reservas de alcohol. El joven que se creyó Gordon Gekko y revolucionó los paradigmas del fraude. No en vano, es el auténtico Lobo de Wall Street.