El Gobierno concede el visado a 21 juezas y fiscalas afganas que llevaban meses esperando una respuesta en Pakistán

Llevaban meses escondidas en Pakistán, desde donde rogaban al Gobierno de España el permiso necesario para viajar a Europa y estar a salvo. El Ministerio de Exteriores ha concedido el permiso de entrada a 21 de 30 fiscalas y juezas afganas que, apoyadas por la Unión Progresista de Fiscales, Juezas y Jueces para la Democracia y 14lawyers, solicitaron una autorización humanitaria a la Embajada española en Islamabad para pedir protección en nuestro país. Las mujeres y las organizaciones que las ayudaron denuncian los retrasos en la respuesta por parte de las autoridades españolas, ante la “falta de recursos” en las dependencias consulares de Pakistán e Irán.

Una de ellas es Obabia. Hace cuatro meses, pedía desesperada una respuesta por parte del Ejecutivo español. “Pido al Gobierno que, por favor, nos ayude. Por favor, rescatadnos de esta oscuridad”, reclamaba la fiscala afgana desde la casa en la que vivía en Islamabad, tras huir de las amenazas de los talibanes. Allí pasaba los días con el temor a la deportación, después de haber perdido el permiso de estancia en la capital pakistaní, mientras aguardaba una posibilidad de viajar a un lugar seguro. Desde diciembre, vive en España sin miedo.

“Estoy muy contenta por estar aquí”, ha dicho Obabia en una rueda de prensa convocada en Madrid este miércoles por 14lawyers. La jurista reconoce estar agradecida, pero recuerda a todas las que se han quedado atrás: “Solicitamos a todas organizaciones y a la UE que nos ayuden, que no tapen sus ojos y oídos”.

UPF, Juezas y Jueces para la Democracia y 14lawyers denuncian la “falta de recursos suficientes” habilitados por el Ministerio de Exteriores para responder a las peticiones de visados humanitarios recibidas en las principales embajadas a donde acuden las mujeres afganas a pedir auxilio (Pakistán, Irán y Emiratos Árabes).  “La foto de hoy es una foto real, pero no describe la realidad. La mayoría de fiscales, jueces, afganos están siendo perseguidos y perseguidas por los talibanes. Los esfuerzos que ha hecho el Gobierno de España siguen siendo insuficientes por una falta de recursos y voluntad política. Tienen que liderar un mayor compromiso a todos los niveles para que estas mujeres encuentren un asilo”, ha afirmado, Ignacio Rodríguez, presidente de la organización 14lawyers.

La presidenta de la Unión Progresista de Fiscales, quien viajó a Pakistán para reunirse con las fiscalas y juezas, ha celebrado la llegada de estas mujeres a España, pero también pide al Ejecutivo un mayor esfuerzo para proteger a otras juristas en su misma situacón. “Resulta muy emocionante ver aquí a estas mujeres, porque cuando nos despedimos no sabíamos si íbamos a vernos. No sabíamos si la próxima vez que nos viéramos iba a ser aquí o en Afganistán. Hay que recordar que el derecho al asilo es un derecho que obliga a todos los gobiernos democráticos a salvar a todos aquellos que lo necesiten”.

Durante la espera de la Embajada de España, Obabia perdió el visado con el que contaba para residir en Islamabad, por lo que vivió en situación irregular durante meses. “No tengo ningún derecho y ni siquiera he sido aceptada y reconocida como refugiada. Incluso Acnur guarda silencio sobre nosotras”, describía la fiscala en declaraciones recogidas por elDiario.es el pasado mes de diciembre. La exdirectora del Centro de Justicia contra los Narcóticos de su país, que también trabajó en diferentes puestos para la Fiscalía General de Afganistán, denunciaba la discriminación sufrida en Pakistán: “No podemos encontrar un trabajo adecuado en una organización internacional con sede en Islamabad debido a nuestra nacionalidad. Como soy afgana, tengo que pagar más dinero que los paquistaníes por el alojamiento y otros gastos de subsistencia. Sobrevivimos con nuestros ahorros, pero no sabemos cuánto tiempo durarán”. 

La fiscala no escapó de Afganistán justo después de la caída de Kabul. Quiso esperar. Cuando los talibanes tomaron la capital, intentó no callarse, como le imponía el nuevo régimen. Obabia se encontraba entre las mujeres que salieron a la calle para defender sus derechos. “Después del colapso, participé en actividades en apoyo de los derechos de las mujeres y las niñas, salí a la calle en contra los abusos de los talibanes y sufrimos las consecuencias”, detalla cuando empieza a relatar el puzle de razones que la empujaron a huir. Una de sus cuñadas fue detenida por los talibanes, relata. Durante más de 10 días, estuvo en una prisión talibán y nadie sabía dónde estaba. La fiscala resultó herida durante una protesta. “Nos escondíamos, cambiábamos de lugar cada día. Hasta que los talibanes vinieron a nuestra casa y nos pidieron que nos uniéramos a ellos. También me llamaron a mi oficina para reunirme con ellos…”. 

En mayo del año pasado, tomó la decisión: “Dejar el hogar y el país donde nací y crecí, donde tenía un mundo cargado de sueños y planes para mí, para todas las mujeres afganas. Trabajé duro para conseguir dedicarme a mi profesión, aunque tuve que enfrentarme a terroristas suicidas y amenazas a la seguridad cada día, sobreviví”.