La inflación baja al 6,8% en noviembre por la caída de luz y carburantes, pero los alimentos se disparan

Daniel Yebra

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La inflación bajó otro medio punto al 6,8% en noviembre por la caída de luz y carburantes, según el dato confimado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) este miércoles. Se sitúa en su nivel más moderado desde enero. Según esta cifra, las pensiones subirán un 8,5% en 2023.

El IPC (Índice de precios de consumo) interanual se relaja así por cuarto mes consecutivo y ya se ha reducido 4 puntos desde el techo del 10,8% de julio, siempre respecto al mismo mes del año pasado. “España se sitúa como uno de los países con una disminución más rápida e intensa de las subidas de precios de la Unión Europea”, destacan desde el Ministerio de Asuntos Económicos.

“El IPC registró en noviembre una caída intermensual de -0,1% (respecto a octubre), en contraste con las habituales subida de precios en este mes durante otros, que se explica fundamentalmente por la electricidad, los carburantes y los alimentos no elaborados”, continúan.

Los precios de gasolinas, diésel y de la factura de la luz contribuyeron negativamente a la tasa interanual por segundo mes consecutivo. Esta caída “pone de manifiesto la eficacia y los efectos positivos de las medidas adoptadas por el Gobierno”, insisten en Economía, desde donde añaden “que a su vez favorece la competitividad de las empresas españolas”. Actualmente, España es el socio de la eurozona donde menos crecen los precios.

Entre estas medidas destaca el tope al gas. Aunque la caída de este combustible, de la gasolina y el diésel y, por tanto, de la factura de la electricidad también es consecuencia de la menor demanda por el frenazo de la actividad económica y de que en este noviembre no hizo el frío habitual.

De hecho, el INE explica que en la reducción de la inflación también ha influido “el hecho de que los precios de vestido y calzado de la nueva temporada de invierno hayan subido menos en noviembre de este año de lo que lo hicieron en el mismo mes de 2021”.

Y, por último, por el efecto base. Gas y carburantes ya protagonizaron una importante subida en noviembre de 2021. Es decir, en el comportamiento de este año no solo hay que contar los planes de choque, la menor demanda o las temperaturas más cálidas sino también que se partía ya de precios elevados.

Subida de los alimentos y del IPC subyacente

En esta fase de la crisis de inflación por la invasión rusa de Ucrania ahora preocupa la escalada de los alimentos, del 15,3% en noviembre. Comprar en el supermercado se ha convertido en un ejercicio asfixiante y se refleja en que el IPC subyacente, que excluye en su cálculo la energía y los productos frescos por su mayor volatilidad, se sitúa este mes en el 6,3%.

Este índice da una visión más estructural de las subidas de precios. Y en estos niveles tan altos indica un contagio total en la cesta de bienes y servicios, y supone persistencia de la inflación de cara a 2023, incluso aunque caigan carburantes o gas.

Entre las subidas interanuales más alarmantes en noviembre dentro del carrito del supermercado, se encuentran las harinas y otros cereales, que escalaron casi un 40%, la leche, cerca de un 30%, la mantequilla, 37,5%, los huevos, 27%, y el azúcar, que se disparó un 50%.

Y dado que los salarios están subiendo muy por debajo de esta inflación subyacente, la pérdida de poder adquisitivo de las familias es histórica. Sí recuperarán la cacapacidad de compra los pensiones, que conseguirán una revaloración del 8,5%, la media anual de las subidas de precios hasta noviembre según lo establecido en la última reforma.

Al daño que revela el IPC hay que sumar el aumento de las cuotas mensuales a las familias hipotecadas a tipo variable por la estrategia del Banco Central Europeo (BCE) de subir los tipos de interés oficiales para ahogar la economía y luchar así contra la inflación. Este mismo jueves, la institución podría decidir otro incremento del precio del dinero, tras los 2 puntos que lleva desde julio, desde el 0% en el que permanecía hasta entonces.