Euskadi refuerza ya la UCI, el rastreo y las pruebas ante una ola que deja ya un millar de positivos en 24 horas

“No hacemos cumbre. Esto es preocupante. Tenemos que parar el ascenso”, ha admitido ante los medios de comunicación con tono grave la consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui, a la luz de los casi 1.000 positivos de COVID-19 aparecidos en Euskadi en las últimas 24 horas y de que la presión hospitalaria continúe no solamente al alza sino con niveles más elevados que cuando en la ola del pasado verano había la misma incidencia. Hay 215 personas ingresadas con 374 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días (36 en UCI, incluidos “niños de menos de 12 años”) por 125 del día equivalente del mes de julio. Desde principios de agosto no se alcanzaba ese volumen de contagios es una sola jornada. Ya nadie minimiza que Euskadi vive no la sexta sino la séptima escalada de la pandemia después las de marzo, agosto y noviembre de 2020, las de después de Navidad y Semana Santa y la del verano. Si la tendencia no cambia -y ninguna fuente sanitaria así lo cree-, la próxima semana el lehendakari, Iñigo Urkullu, se verá obligado a decretar por tercera vez la emergencia sanitaria con la que persigue tener un marco con el que poder endurecer las restricciones.

En este escenario, Sagardui ha explicado que ya se están ampliando las plazas en la UCI, aunque por el momento no se ha entrado en el primero de los niveles de alerta fijados en el plan de contingencia contra la COVID-19. En el caso concreto de los hospitales de Gipuzkoa, cuya tasa de incidencia es de 648,20 por cada 100.000 habitantes en 14 días y que tiene un porcentaje de ingresados mucho más elevado, la titular de Salud ha explicado que Osakidetza “trabaja en red” y tiene margen para hacer derivaciones entre sus centros para que ninguno de ellos se sature. Sin embargo, a la presión generada por la subida de la pandemia se le añaden los pacientes con otras enfermedades -la gripe común o la fuerte incidencia de la bronquiolitis- e incluso una cierta escasez de personal sugerida por el propio Urkullu al recordar que hay que garantizar también los turnos y las vacaciones de los sanitarios de cara a los puentes y el período navideño. Asimismo, Sagardui ha indicado -sin concretarlo en datos- que Euskadi está recuperando personal que se había retirado de los equipos de rastreo, aunque ahora mismo el 68% de los nuevos casos se escapan del radar de esta unidad. También se ha incrementado de manera ostensible el volumen de pruebas diagnósticas -PCR, antígenos y de saliva- con 1.800 por cada 100.000 habitantes y por una media de 1.500 en España.

Hay varios indicadores que muestran que la incidencia seguirá subiendo. La tasa de positividad es del 8,8%, cuando ya el 5% es indicador de alta transmisión comunitaria. Hay territorios como Álava en los que el virus crece a un ritmo del 91% semanal. Y el R0 marca 1,29, lo que indica que cada infectado multiplica la enfermedad a más de una persona. Si se miraran exclusivamente los datos de la última semana, la tasa de incidencia sería de 450 en Euskadi y de 900 en el caso guipuzcoano. “Se incrementa el ritmo”, admite Sagardui, que explica que ello acarreará más hospitalizados. Cuando se llenen 50 camas de UCI con casos críticos de COVID-19 se volverá a activar la emergencia sanitaria.

La tasa entre los escolares de Primaria llega a 1.000 y Ataun marca 3.000

Por edades, la tasa ya ha superado los 1.000 puntos en niños de Primaria, con edades de 6 a 12 años y todavía no vacunables. Uno de cada cinco positivos en Euskadi son entre escolares de esta edad. Eso sí, crece un 61% la positividad entre los nonagenarios, que tienen un 25% de probabilidades de fallecer si contraen el coronavirus. El 45,1% de quienes dan positivos tiene síntomas en el momento de la toma de muestras, una proporción que no es menor que en otras olas. 1.791.964 vascos tienen la pauta completa de vacunación, el 90,6% de los vacunables y el 82,27% de la población total. Sagardui ha instado a quienes puedan y no lo hayan hecho a que se protejan, ya que la probabilidad de cuadros graves en caso de contagio cae en picado. En todo caso, ha reiterado que recomienda a la ciudadanía usar la mascarilla en todo momento, también en la vía pública aunque la norma permita su retirada si se garantizan las distancias.

A nivel más local, la mayor incidencia en Gipuzkoa se refleja en los desglosados por municipios. Donostia, por ejemplo, tiene una tasa de 447, por 260 de Vitoria y 165 de Bilbao. Con tasas superior a 500 se hallan las localidades de Agurain, Barrundia, Leza y Urkabustaiz en Álava. En Bizkaia son Arantzazu, Artea, Atxondo, Berriatua, Durango, Elorrio, Ermua, Fruiz, Gatika, Iurreta, Izurtza, Mallabia, Mendexa, Ondarroa, Sondika, Sukarrieta y Zeberio. Y en Gipuzkoa la lista es más larga: Aia, Aizarnazabal, Alegia, Altzaga, Altzo, Amezketa, Andoain, Anoeta, Antzuola, Asteasu, Astigarraga, Ataun (casi 3.000), Azkoitia, Azpeitia, Beasain, Beizama, Berastegi, Bergara, Eibar, Ezkio/Itsaso, Getaria, Hernani, Hernialde, Hondarribia, Ibarra, Ikaztegieta, Irún, Lazkao, Legazpia, Legorreta, Lezo, Lizartza, Mendaro, Mutriku, Olaberria, Orio, Ormaiztegi, Pasaia, Segura, Tolosa, Urnieta, Urretxu, Usurbil, Zarautz, Zegama, Zumarraga.

elDiario.es/Euskadi

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