Autónomos: la cifra negra de la siniestralidad laboral

La siniestralidad laboral de los autónomas sigue siendo una cifra negra oculta en la estadística. En los datos oficiales, presentados este miércoles por el instituto autonómico de salud laboral (Osalan), sólo se computa a la población trabajadora de Euskadi “en situación de alta en la Seguridad Social y protegida frente a contingencias profesionales”, por lo que los trabajadores por cuenta propia quedan fuera. “Hicimos una campaña específica para animar a los autónomos a ‘cotizar’ o apuntarse en las contingencias laborales. Aprovechamos para reiterarlo. Hoy le ocurre un accidente a un autónomo y estadísticamente no le ha ocurrido nada”, lamenta Osalan.

La consejera de Trabajo y Justicia, María Jesús San José, y Alberto Alonso, director general de Osalan, han presentado este miércoles en la sede del instituto de salud laboral en Barakaldo los datos del 'Informe Anual de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales'. Sin los autónomos, se analiza la situación de 775.000 personas, un 74% pertenece al sector servicios, un 20% al sector industrial y un 6% a los más de 33.000 trabajadores de la construcción sumados a los casi 9.000 del sector primario.

El dato general es el de la caída del 26% en 2017 en los accidentes laborales mortales durante la jornada laboral en la relación con 2016, en contraste con “un aumento del 6% en los leves y un 12% en los graves”. Poniendo “en relación los accidentes en jornada laboral con la población trabajadora” se observa que la mayor tasa de accidentes con baja laboral se dio en la construcción con un 85,73 de cada 1000 trabajadores, seguido de cerca por el sector primario con 75,36 según el índice de incidencia. En la industria se registraron 64,76 por cada mil personas trabajadoras y, por último, con un 27,37 se encuentra situado el sector servicios. “Los accidentes laborales están ocasionados frecuentemente por el ‘movimiento del cuerpo por un factor externo o movimiento por esfuerzo físico”, ha señalado San José. Sin embargo, los accidentes con baja ‘in itinere’ se han visto incrementados en 2017 respecto a su año precedente en un 11%. Según ha mencionado, “3.873 fueron leves, 35 graves y 6 mortales”.

Siglo XIX

El director de Osalan ha tomado la palabra para contextualizar el informe. Las variables de sexo, edad y la combinación de ambas muestran, por ejemplo, que “los hombres son quienes sufren en mayor medida los accidentes graves y mortales con un 82%”. Las mujeres encabezan los accidentes ‘in itinere’ con un 57%. “Los hombres con menos riesgo son los de la franja mayor a los 45 años, con un riesgo del 23% menor que los más jóvenes. Sin embargo, entre las mujeres el riesgo se encuentra en el grupo de más edad con un 30% superior a las más jóvenes”, ha aclarado Alonso.

La antigüedad también influye. La conclusión es que los primeros seis meses “son críticos”, es cuando más incidentes se producen proporcionalmente, suponiendo un 22,86% en jornada laboral y un 22,15% ‘in itinere’. Es una cifra reveladora pues, como ha resumido Alonso, “uno de cada cinco accidentes se producen en estos primeros seis meses de trabajo”. Las causas vienen a estar relacionadas con la falta de experiencia: ausencia de destreza, desconocimiento de riesgos de su puesto y cómo prevenirlos. “Parecería razonable que se incluyera una explicación de medidas preventivas en la acogida del nuevo puesto trabajo”, ha explicado.

“Una gran parte de los accidentes laborales que seguimos registrando en el siglo XXI son propios del siglo XIX”, ha añadido la titular de Trabajo y Justicia. Un importante número de incidentes laborales están relacionados con caídas, golpes, vuelcos, derrames, resbalones, caída de cargas, choques o cortes, un problema que podría subsanarse con la actualización de sistemas de seguridad. Ha incidido en que Osalan pretente “seguir desarrollando las mejores prácticas preventivas e inculcar la cultura de la prevención de riesgos laborales en todos los estamentos de la sociedad”.

En cuanto a las enfermedades profesionales, Alonso ha destacado que “en 2017 se declararon 3.080 partes de enfermedad profesional”. 2.800 se consideraron finalmente enfermedades profesionales, 1.957 como enfermedades nuevas y “843 episodios de recaídas”. Respecto a 2016, se dieron 227 partes más en 2017, un incremento del 9%. Desde la perspectiva de sexo, las enfermedades profesionales en mujeres han aumentado un 4% frente a un 2,7% en hombres. Estas enfermedades afectaron más a empresas del sector industrial si tratamos de hombres y al sector servicios en el caso de que hablemos de mayoría de mujeres: “Lo lógico teniendo en cuenta que el 90% del empleo entre las mujeres se dan en este sector”.

En 2017 también se ha dado un aumento respecto al año anterior de “trastornos musculo-tendinosos, enfermedades infecciosas y tumores”. En cambio, hay un descenso “en patologías del oído, enfermedades respiratorias y neuropatías periféricas por comprensión” concentrándose en las actividades de fabricación de productos metálicos, metalurgia, servicios de limpieza, comercios al por menos y educación. “Se declaró un aumento de cánceres profesionales. Fueron en hombres y debido a la exposición al asbesto (seis casos), cromo VI (un caso) y un octavo caso sin dato sobre el agente causal”, ha informado el ponente.

En todo caso, San José ha recalcado que “la siniestralidad ha presentado una clara tendencia a la baja”, comparando los 55.212 afectados en el año 2000 y con los 33.398 de 2017. No obstante, en un ejercicio de sinceridad ha subrayado que “no son datos para la autocomplacencia, en esta materia estamos condenados a la insatisfacción”.

Para terminar la presentación de los informes, San José ha tenido unas palabras para dedicar a las víctimas: “Quiero tener un recuerdo especial para todos aquellos trabajadores y trabajadoras fallecidos o gravemente lesionados en sus puestos de trabajo y a sus allegados, que nos recuerdan que hacer frente a este problema es incumbencia de todos los estamentos implicados”.

Por que el problema continúa. Según los datos proporcionado por Osalan en los días que precedieron a la comparecencia, durante el primer semestre del año 2018 los accidentes de trabajo mortales fueron 15, uno más que en el mismo semestre del pasado año. De esos siniestros, 14 fueron en el desempeño del trabajo, lo que significa un 27% más que en el año precedente. El informe de Osalan también muestra un aumento del 18% en los accidentes considerados como graves en esta primera mitad del año.