La Ponencia de Paz y Convivencia vuelve al 'modo on'

La estrella del debate del Pleno de Política General celebrado el pasado 24 de septiembre en la Cámara vasca fue el concepto “nación foral” acuñado por el lehendakari, Íñigo Urkullu, dentro del debate sobre el encaje de los nacionalismos periféricos que se abrirá tras las elecciones generales del 20-D en el futuro modelo territorial español. Y esta explosión terminológica puso sordina a una iniciativa recogida también en el discurso del lehendakari en torno a la Paz y la Convivencia. La página 17 de su intervención recogía una propuesta concreta del Ejecutivo vasco: “un acuerdo-base para la Convivencia. Se inspirará en el 'suelo ético' y se presentará como herramienta para crear un espacio compartido en materia de convivencia a medio plazo”.

La idea de Urkullu y de su contestado secretario general de Paz y Convivencia, Jonan Fernández, era esperar a que se celebraran los comicios generales para presentar una iniciativa que tenía como objetivo “hacer posible el encuentro social”. Al igual que ETA piensa que con el presidente Mariano Rajoy; su ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y el PP en el poder cualquier iniciativa en materia de desarme no va a tener ninguna incidencia en, por ejemplo, la política penitenciaria de los populares, el Gobierno vasco también está persuadido de que activar su iniciativa antes del 20-N no iba a tener ningún recorrido en el camino hacia la convivencia en Euskadi.

Pero en Euskadi hay más agentes políticos. Algunos como la izquierda abertzale que nunca ha condenado a ETA o el PP de Arantza Quiroga. Los primeros, a través de una tribuna firmada por los cuatro líderes que conforman la coalición EH Bildu, han querido seguir la estela de las palabras del presidente de Sortu, Hasier Arraiz, en el Pleno de Política General en las que advertía: “¿cuál es la garantía de que no va a haber un regreso a la violencia? Y nosotros respondemos: nosotras somos la garantía porque si alguien pretende reabrir el ciclo de las violencias nos va a tener enfrente”. Y sobre todo aquellas en las que aseguraba, parafraseando Argala, el dirigente de ETA asesinado por el Batallón Vasco Español (BVE), que “la violencia siempre es un camino pernicioso”.

Arantza Quiroga, que ya había anunciado hace semanas, justo antes del Pleno de Política General, una iniciativa parlamentaria con la que los populares vascos querían crear una nueva ponencia de Libertad y Convivencia en la Cámara vasca que “reúna a todos los partidos bajo la premisa de que ETA nunca debió existir”, toma ahora la iniciativa. Y valora esas palabras de Arraiz porque “tienen un importancia” y se “pueden tener en consideración”. De repente, los dos actores políticos que más alejados estaban de la Ponencia de Paz y Convivencia -el PP nunca ha participado en ella y la negativa de EH Bildu a suscribir el denominado 'suelo ético' la ha dejado en dique seco tras el abandono de ese foro por parte del PSE-EE- la ponen en 'modo on'. Y el PP no quiere esperar al resultado electoral del 20-N.

“Al PP vasco se le acusa de no aceptar este tiempo sin ETA. Y no es cierto”, se apunta desde el equipo de Quiroga. “Nuestra propuesta pretende desbloquear la ponencia y buscar un punto de encuentro, compartiendo lo esencial: la izquierda abertzale se ha mostrado contraria a la violencia de aquí al futuro. Si admiten que la del pasado también lo fue, sería el punto de partida necesario para que, desde la política, se puedan sentar las bases de la convivencia futura”. En definitiva, blindar la política frente a cualquier legitimación futura, pero sobre todo pasada, del terrorismo, se argumenta entre los populares vascos.

Es probable que el PP esté también haciendo de la necesidad virtud con este movimiento. El equipo de Arantza Quiroga lleva tiempo persuadido de que en la nueva política que le toca desarrollar en Euskadi, el inmovilismo y el factor ETA ya no computan políticamente, y más bien son un lastre. Y la sangría electoral de los populares en Euskadi, comicio tras comicio, apuntala esa percepción. O estrategias renovadas o irrelevancia política en el nuevo tiempo abierto en Euskadi desde el 20 de octubre de 2011 con el fin de la violencia terrorista de ETA.

El PP registrará a principios de semana una moción -tiene de plazo hasta las 12 horas del martes- con su iniciativa de crear una nueva ponencia de Libertad y Convivencia. La izquierda abertzale que nunca condenó a ETA, tras ver que toda la negociación mantenida entre Sortu y el PNV desde el pasado año para reactivar la ponencia no ha llegado a buen puerto, no echa en saco roto el movimiento de los populares vascos. Pero si el PNV, y su presidente Andoni Ortuzar, han sido inflexibles a la hora de buscar en Sortu unos mínimos éticos y de reconocimiento del daño causado por el terrorismo, los populares tienen claro que su iniciativa también busca admitir por todos y de inicio que “matar estuvo mal siempre”. Resetear sí, pero transmutarse no.

Lo dijeron las víctimas de la violencia de ETA, de los GAL o de los abusos policiales reunidas en torno a la iniciativa Eraikiz: “Tenemos que oír a nuestros representantes decir al unísono que matar estuvo mal”, “todos los partidos deben reconocer a todas las víctimas sin discriminaciones de ningún tipo” y, finalmente, “les pedimos que activen la ponencia de paz y convivencia o algún espacio similar dentro del Parlamento Vasco para acordar los principios y valores sobre los que queremos asentar la convivencia”.

Lo de menos es cómo se llame la ponencia. Lo importante es acordar esos valores básicos y los principios sólidos sobre los que asentar la convivencia futura. Y para avanzar hacia ese objetivo -nada electoral- no hay que esperar a que pase ninguna contienda electoral, aunque las precampañas no sean los momentos más propicios para hilar fino y den pie más al discurso de brocha gorda. O tal vez sí.