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La Guardia Civil ratifica que un giro incorrecto de la máquina agrícola fue la causa del accidente de Castuera

Los agentes de la Guardia Civil que elaboraron el atestado del accidente entre el microbús y la retroexcavadora en mayo de 2014 en Castuera, en el que murieron cinco menores, han determinado como causa única y eficiente del mismo el giro “incorrecto e intempestivo” de la maquina agrícola.

Según el atestado de la Guardia Civil, el accidente se produjo en una zona de amplia visibilidad, unos 250 metros, después de un cambio de rasante.

El autobús que transportaba a los chicos del equipo de fútbol sala de Monterrubio de la Serena procedía a realizar el adelantamiento del vehículo especial cuando la retroexcavadora hizo un giro “repentino” a la izquierda que provocó el choque entre ambos.

Los informes periciales tras el accidente determinaron que el autobús había rebasado “en su parte media” a la máquina cuando la parte delantera de ésta, el cazo, enganchó al bus que ya había invadido por completo el carril izquierdo.

Así lo indicaban las huellas según ha recordado el guardia civil, por lo que el autobús “tenía prioridad de paso sí o sí”. A preguntas de la defensa sobre las consecuencias de la velocidad a la que circulaba el microbús, 84 kilómetros por hora cuando la limitación era de 70, el testigo ha asegurado que este incremento “no tuvo consecuencias”.

Se trataría de una infracción administrativa en un tramo en el que era correcto el adelantamiento, por lo que “si el vehículo que va delante no gira, no se produce el accidente”. Respecto al estado de la retroexcavadora, el agente ha recordado que carecía de espejos retrovisores, así como del piloto indicador de frenado.

Además el intermitente trasero izquierdo no llevaba tulipa, el cristal que da color al indicador lumínico, y desde la Guardia Civil creen que no pudo romperse en el lugar del accidente puesto que no entró en contacto con el otro vehículo.

A esto ha sumado el hecho de que la máquina agrícola registró su última inspección técnica en el año 2009, con lo que el vehículo “no debería circular por ninguna vía en esas condiciones pero si lo hace, debía ser con mayor precaución”.

Tras los análisis salivales practicados al conductor de la retroexcavadora en el lugar del accidente, dicho agente, experto en detección de drogas, ha declarado en su testimonio que el conductor, F.F.M, dio positivo en varias sustancias estupefacientes como son cocaína y cannabis.

Dichas sustancias, ha precisado, afectan a la visión de la persona, “reducen el campo de visión, desvirtúan la realidad de las distancias y reducen la agilidad a la hora de reaccionar y conducir”, provocando un efecto túnel en la visión de quien las consume.

Esto, unido a que F.F.M. “no miró” lo suficiente antes de girar, fueron los desencadenantes del fatídico accidente. “De lo contrario, no hubiesen chocado” en un momento en el que el conductor del microbús, J.G.B. “no percibe problema y adelanta y es cuando la máquina le sorprende sin posibilidad para reaccionar”, ha concluido. 

“Un giro cuando ya adelantaba”

Además el acompañante del conductor del autobús del accidente de Monterrubio de la Serena, P. H. ha insistido en el giro por parte de la retroexcavadora en el momento en el que el microbús “ya estaba adelantando”.

En su declaración mediante videoconferencia, P.H. ha asegurado que el microbús ya se encontraba realizando la maniobra de adelantamiento, invadiendo así el carril contrario a su circulación, cuando la parte delantera de la retroexcavadora, el cazo, les golpeó.

Una maniobra que el letrado Fernando Palomar, que representa a una de las familias afectadas, ha calificado como “peligrosa, se haya o no consumido sustancias estupefacientes”.

Ha recordado que “la preferencia en los adelantamientos la tiene quien antes haya invadido el carril de circulación contrario”, por lo que si el conductor del autobús empezó antes el adelantamiento, “tal y como está acreditado en el juicio oral, la máquina se tenía que haber esperado”.

Por ello Palomar ha considerado que la testifical del acompañante “solo echa más carga sobre el acusado y los indicios siguen siendo de peso contra él”.

Durante esta intensa jornada, además, han prestado declaración testigos directos del accidente que asistieron en los primeros instantes a los afectados, además de los sanitarios y bomberos que participaron en las labores de auxilio y excarcelación de las víctimas.

14 testimonios

En total han sido catorce los testimonios recogidos este martes en el Juzgado de Don Benito, algunos de ellos insistiendo en el nerviosismo por parte del conductor del autobús, J. G. B. y de las palabras que repitió “varias veces” tras lo ocurrido “¿qué ha hecho la máquina, qué ha hecho la máquina?”.

Además, los tres bomberos que acudieron al punto kilométrico en el que se produjo el accidente han coincidido en que, tras el aviso por parte de los equipos de emergencia, ellos acudieron al lugar en torno a las 21:30 horas y “la retroexcavadora ya no estaba”.

La vista se reanuda este miércoles con la declaración de los responsables civiles del accidente así como los trece agentes de la Guardia Civil que presentarán las pruebas periciales de lo ocurrido en una sesión que se prevé se prolongue en horario de tarde.  

Sin permiso para usarla

El conductor de la retroexcavadora implicada en el accidente de autobús de Castuera no tenía permiso del dueño de la máquina para utilizarla. Así lo ha asegurado en el juicio su propietario, en una sesión que se ha centrado en el estado de la retroexcavadora.

Este testigo, amigo del acusado, ha aseverado que el conductor de la retroexcavadora y único acusado por el accidente que costó la vida a cinco niños, F.F.M., no trabajaba entonces para su empresa familiar, ni tenía permiso para usar la máquina.

En el momento de los hechos, la retroexcavadora estaba a nombre de la hermana del dueño socia de la empresa. El seguro de la maquina sí estaba a nombre de este hombre, que ha declarado que desconocía si había pasado la inspección técnica de vehículos (ITV).

Además ha destacado que salvo el correcto estado de los neumáticos, desconocía si la retroexcavadora estaba en correcto estado de funcionamiento puesto que se encontraba en desuso desde el año 2009 y estaba aparcada con las llaves puestas dentro de la finca La Culebra, perteneciente a la sociedad familiar.