Edward Snowden apela a la “moral” de Obama para pedirle el indulto

Ewen MacAskill

Edward Snowden ha presentado su caso ante Barack Obama para que le conceda el indulto antes de que deje de ser presidente de Estados Unidos en enero, con el argumento de que la divulgación de los programas de vigilancia masiva de las agencias de inteligencia de Estados Unidos y el Reino Unido no sólo estuvo bien moralmente sino que benefició a los ciudadanos.

Los comentarios durante una entrevista con The Guardian llegan cuando sus seguidores, incluido su abogado defensor en EEUU, han lanzado una campaña para pedir por el indulto presidencial. Snowden tiene un pedido de extradición en Estados Unidos, donde se lo acusa de violar la Ley de Espionaje y se enfrenta al menos a 30 años de cárcel.

Desde su exilio en Moscú, Snowden ha asegurado a través de un vídeo que cualquier análisis de las consecuencias de su filtración de decenas de miles de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional y la GCHQ en 2013 demostraría que claramente los ciudadanos se han visto beneficiados.

“Sí, las leyes dicen una cosa, pero justamente por eso existe la posibilidad del indulto, por las excepciones, por las cosas que pueden parecer ilegales en un papel, pero cuando se las mira desde una perspectiva moral o ética, cuando miramos los resultados, está claro que fueron acciones necesarias y vitales,” sostiene.

“Creo que cuando la gente calcula los beneficios, es evidente que a principios de 2013 las leyes de nuestro país cambiaron. El Congreso de Estados Unidos, los tribunales y el presidente cambiaron sus políticas como resultado de estas filtraciones. Al mismo tiempo, nunca ha habido ninguna prueba de que alguien se haya perjudicado como consecuencia de ellas.”

Aunque los presidentes estadounidenses han otorgado indultos sorprendentes antes de dejar el poder, las posibilidades de que Obama le conceda un indulto a Snowden son remotas, aunque antes de llegar a la Casa Blanca el presidente fue abogado constitucionalista y a menudo defendía cuestiones relacionadas con la privacidad. Incluso había hecho advertencias sobre la vigilancia masiva.

Sin embargo, el ex Fiscal General de Obama, Eric Holder, dio un inesperado empuje a la campaña por el indulto en mayo cuando dijo que Snowden había realizado un servicio público.

El efecto Oliver Stone

La campaña podría también ganar impulso gracias a la película de Oliver Stone sobre Snowden, que se estrenará en EEUU este viernes. Durante el fin de semana, el director afirmó que espera que la película ayude a modificar la opinión que se tiene del informante, y se unió al pedido de un indulto.

Antes de su estreno general, el miércoles la película será pre-estrenada en 700 cines de todo Estados Unidos, con la idea de que Stone y Snowden, vía internet, participen de discusiones después de la presentación.

En una amplia entrevista, Snowden insistió en que los beneficios públicos de la divulgación de los documentos de la NSA eran evidentes. “Si no hubiera sido por estas filtraciones, estaríamos peor,” advirtió.

En Hong Kong en junio de 2013, cuando ya le había filtrado los documentos a los periodistas, Snowden parecía tener una calma casi sobrenatural, como si estuviera resignado a su destino. El lunes dijo que en ese momento se esperaba un “final oscuro”, ya sea asesinado o encarcelado en Estados Unidos.

Más de tres años después, parece contento y relajado. Ha logrado evitar el destino de Chelsea Manning, que está encerrada en aislamiento en una cárcel de EEUU. Snowden está libre para comunicarse con sus seguidores y chatea hasta altas horas de la noche.

Sus 2,3 millones de seguidores en Twitter le dan una gran plataforma para difundir su visión. Trabaja en herramientas para intentar ayudar a periodistas. No está confinado en Moscú, sino que viaja por toda Rusia y su familia puede viajar desde Estados Unidos a visitarlo.

Pero Snowden quiere regresar a Estados Unidos y parece confiado, a pesar de toda la evidencia de lo contrario, en que lo logrará. “En algún momento, pienso que podré volver a casa,” confiesa.

“Cuando los funcionarios, que sentían que tenían que proteger los programas, sus cargos y sus carreras, hayan dejado el gobierno y podamos ver las cosas con una perspectiva más histórica, quedará claro que esta guerra contra los informantes no sirve a los intereses de los Estados Unidos. Por el contrario, los daña”.

Las teorías de la conspiración

Snowden atrae muchas teorías conspirativas. Al principio se lo acusó de ser un espía de China y luego de Rusia. En agosto, un tuit críptico seguido por una inusual ausencia generó especulaciones de que estaba muerto. Él luego aclaró que simplemente se había ido de vacaciones. También ha habido rumores de que su pareja, Lindsay Mills, lo había dejado, lo cual habría sido embarazoso ya que el romance ocupa gran parte de la película de Stone. Snowden afirmó que “ella está conmigo y estamos muy felices”.

Sus revelaciones generaron un debate a nivel mundial y algunos modestos cambios legislativos. Lo más importante, quizás, es que la vigilancia y el impacto de los cambios tecnológicos se han metido en la cultura popular, en películas como la última de Jason Bourne y en series de televisión como The Good Wife.

Snowden también dio comienzo a un “renacimiento del escepticismo” de parte de al menos algunos periodistas que ya no aceptan informes anónimos sobre funcionarios sin evidencia que los respalde.

Hace tres años Snowden advirtió del peligro de que un presidente que se aprovechara del sistema. La advertencia no resonó demasiado, ya que la presidencia de Obama parecía relativamente benigna. Pero hoy sí resuena, sobre todo tras la respuesta de Donald Trump ante el hackeo ruso al Partido Demócrata: dijo que desearía tener el poder de hackear el correo electrónico de Hillary Clinton.

Si Obama le niega el indulto a Snowden, como parece que sucederá, las posibilidades de que se lo otorgue Clinton o Trump serían mucho menores. Snowden describió las elecciones presidenciales de 2016 como “sin precedentes, en términos del tipo de las políticas autoritarias que se están planteando”.

“Desafortunadamente, muchos candidatos de la política tradicional, incluso expertos y comentaristas que no se están postulando a nada, creen que tenemos que poder hacer cualquier cosa, no importa lo que sea, siempre y cuando sea para obtener un beneficio. Pero ésa es la lógica de un Estado policial”.

La Darth Vader de Reino Unido

Peor impresión le causa la Primer Ministra británica, Theresa May, de quien dice que parece “una especie de Darth Vader del Reino Unido”, y cuyo proyecto de ley de vigilancia es “una atroz violación de los Derechos Humanos, que va más lejos que ningún otro proyecto de ley del mundo occidental”.

Al principio, Snowden fue duramente criticado por sus oponentes por no criticar al presidente ruso, Vladimir Putin, pero con el tiempo ha empezado a alzar la voz. Esto podría jugarle en contra, ya que el año que viene debe pedir que le extiendan el asilo. ¿Entonces por qué lo hace?

“Pues no sería la primera vez que asumo un riesgo por algo en lo que creo,” dice. “Es una situación compleja. Rusia no es mi especialidad. No hablo ruso de forma fluida, no podría participar ni influenciar la política rusa. Pero cuando sucede algo que creo que va en contra de lo correcto, pienso que hay que ponerse de pie y decir algo.

“Mi prioridad siempre ha sido mi propio país, no Rusia. Me gustaría ayudar a mejorar la situación de los Derechos Humanos en Rusia pero nunca estaré en una buena posición para hacerlo, comparado con los activistas rusos que ya trabajan en el tema.”

¿Podría terminar víctima de un intercambio de prisioneros entre EEUU y Rusia, si Putin acepta la propuesta con Trump en el poder? “Siempre ha existido la posibilidad de que algún gobierno diga ‘Bueno, no importa si es una violación a los Derechos Humanos, no importa si va en contra de alguna ley, podemos utilizar a esta persona para obtener un beneficio’. Esto no sólo se aplica a mí. Esto le sucede a activistas de todo el mundo, todos los días.”

Afirma que pensó en la película de Stone como una forma de que la gente hable sobre la vigilancia, aunque se sintió incómodo de que otras personas cuenten su historia.

Snowden ha jugado con la idea de escribir sus memorias, pero no ha avanzado mucho. Hay al menos tres libros sobre él a punto de salir: una investigación muy grande de Bart Gellman, del Washington Post, y dos otros que se creen que serán hostiles contra él.

Cuando le preguntan si él fue la fuente de los Panama Papers (los comentarios de la fuente parecen escritos por Snowden), se ríe. Elogia la filtración de información más grande de la historia, y agrega que normalmente se sentiría feliz de proteger a otros informantes al no negar ni confirmar su participación. Pero en el caso de los Panama Papers, hace una excepción. “No puedo atribuirme el crédito de eso”.

Siendo alguien que pasó gran parte de su vida huyendo de la exposición pública, ahora aparece en una película de Hollywood y en un documental premiado con un Oscar, en varias obras de teatro, incluida Privacy, que acaba de bajar el telón en Nueva York, y donde tenía un papel junto a Daniel Radcliffe.

“Fue una experiencia sorprendente para mí. No soy actor. Me han dicho que no soy muy bueno actuando. Pero si puedo ayudar, lo haré lo mejor que pueda.”

Para Snowden, su campaña por el indulto le ofrece una posibilidad, aunque desolada, de exponer su difícil situación, y les agradece a todos los que lo apoyan. También dijo que luego de que pase todo el movimiento mediático por la película, espera poder volver a un segundo plano. “Espero que esto acabe,” afirma. “Ese sería el mejor regalo que alguien podría darme”.

Traducción de Lucía Balducci