Así serán los campamentos este verano
Las actividades de tiempo libre destinadas a la población infantil y juvenil podrán reanudarse en aquellos territorios que entren en la fase 3 de la desescalada, siempre que se garanticen las medidas de prevención e higiene y cuenten con un procedimiento para el manejo de posibles casos de COVID-19. Además, las comunidades autónomas podrán establecer condiciones adicionales.
En caso de que las actividades sean al aire libre, se deberá limitar el número de participantes al 50 por ciento de la capacidad máxima habitual de la actividad, con un máximo de 200 participantes, incluyendo los monitores. Cuando sean en espacios cerrados, el aforo será de un tercio, con un máximo de 80 participantes, incluyendo los monitores.
Así lo establece la orden publicada este sábado en el Boletín Oficial del Estado para la flexibilización de determinadas restricciones de ámbito nacional, establecidas tras la declaración del estado de alarma en aplicación de la fase 3 del Plan para la transición hacia una nueva normalidad.
Durante el desarrollo de las actividades, se deberá organizar a los participantes en grupos de hasta un máximo de diez personas, incluido el monitor y, en la medida de lo posible, las actividades e interacciones se restringirán a los componentes de cada uno de estos grupos.
“Jarro de agua fría”
José Manuel Fernández, portavoz del Colectivo Campamentos de Verano, integrado por más de 500 entidades, ha criticado que las medidas que recoge la orden de Sanidad para la flexibilización de las medidas de confinamiento en la fase 3 de la desescalada “no aclaran demasiado cómo se puede trabajar en un campamento”.
A su jucio, “imposibilitan la acción”, algo que ha sentado como un “jarro de agua fría” al colectivo, que se queja de que las autoridades no han escuchado sus propuestas. “Sanidad debería tomar decisiones en cuanto a cómo se ha de actuar en caso de posibles positivos”, reclama Fernández, entre otras cosas.
“Implantar medidas generalistas en un sector como el nuestro es complicado, no responde a las demandas reales”, asegura el portavoz en declaraciones a Europa Press, que tampoco ve con buenos ojos que sean las comunidades autónomas las que luego establezcan condiciones adicionales, pues generaría “17 modelos de campamento”.
Debido a la situación, Fernández cree que este verano habrá “menos campamentos y menos niños”, pero dado que “los niños han sido responsables” durante el confinamiento, es “ahora cuando hay que ser responsables con ellos”, permitiéndoles actividades de tiempo libre durante el verano.
Organizaciones juveniles piden más concreción
Por su parte, la organizaciones juveniles españolas piden al Gobierno que establezca medidas más específicas para la celebración y organización de campamentos de verano, así como coordinación entre las distintas comunidades autónomas, que tienen competencia para establecer condiciones adicionales.
Desde el Consejo de la Juventud de España (CJE), su presidente Manuel Ramos de la Rosa, recuerda en declaraciones a Europa Press que por el momento la única regulación que hay es la Orden del Ministerio de Sanidad, aprobada el pasado viernes y publicada el sábado, que recoge “unas muy pequeñas directrices” relacionadas con la limitación de aforo y establecimiento de grupos pequeños y que, a partir de ahí, las medidas se dejan a manos de las comunidades autónomas.
“Debe haber campamentos con garantías y seguridad”, reclama Ramos de la Tosa, que no se posiciona en contra de que los distintos territorios regulen las especificidades de cómo han de ser los campamentos, si bien recalca que “este año más que nunca es necesario que lo que surja esté claro para todo el mundo”, dado que una de las características principales de un campamento es la movilidad interprovincial o, en algunos casos, intercomunitaria. “Es importante que no haya 19 regulaciones diferentes”, insiste, por lo que pide coordinación entre regiones.
En cualquier caso, a pesar de la situación de 'nueva normalidad' por la pandemia, Ramos considera necesario que haya campamentos de verano para los niños por dos motivos: porque supone para los niños un derecho al ocio y al juego, especialmente por estos tres últimos meses de confinamiento; y en segundo lugar, por una cuestión de conciliación, dado que se espera la reincorporación de muchos padres y madres a sus puestos de trabajo a partir de verano, y porque así no recae su cuidado a los abuelos, que son los más vulnerables.
El plan B de Scouts Católicos
También está de acuerdo el Movimiento Scout Católico (MSC). “Estamos todavía esperando el documento oficial que desde el Instituto de la Juventud (INJUVE) nos digan cómo tenemos que adaptarnos a las medidas para organizar campamentos de verano”, afirma Santiago Ruiz, portavoz de la organización.
“Es muy complicado plantearse un campamento como los que veníamos haciendo hasta ahora, ya solo por el distanciamiento social, un simple juego o actividad dinámica es muy complicado de adaptar”, reconoce Ruiz.
Por eso, asegura que el MSC está preparándose para un 'plan B', que sería la organización de campamentos urbanos en la misma provincia, con actividades de día, en los que los niños no se quedasen a dormir.
Aunque Ruiz destaca la importancia de organizar campamentos de verano, asegura que lo primero es la salud, por lo que hay que tener “precaución”. “Si vemos cualquier tipo de riesgo, no podemos hacer ese campamento”, dice, aunque recalca que desde el movimiento están “encantados” de que sí se celebren este verano, en parte también por los propios niños, pues han constatado que “tienen muchas ganas de verse y de hacer cosas juntos” en las videollamadas realizadas con ellos estos últimos meses.
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