El equipo forense encargado de realizar la autopsia a la mujer víctima del crimen de Los Lirios -sucedido en 2020- han destacado “la profundidad” de las heridas que presentaba el cuerpo, dos de ellas mortales, tanto en el cuello como en el corazón. Han afirmado que no se encontraron “heridas de defensa o lucha” en la víctima pero sí han descartado el suicidio.
La etiología -han dicho claramente- “es de un homicidio”. También han confirmado que el cuerpo fue “trasladado” o “movido”.
Hicieron el descarte del suicidio porque, como han explicado, “sabemos que la herida del cuello sangró muchísimo y la del área del corazón también”, la puñalada le atravesó el corazón. “Una persona que se hace tan solo una herida de estas características queda inhabilitada para hacer nada más” pero en el cuerpo hay otras cinco heridas, en el tórax y abdomen que se han realizado “con mucha fuerza”.
“Es muy difícil pensar que una persona que se acaba de cortar la vena yugular y que está en ese estado sea capaz de hacerse otras heridas con esta intensidad”.
A ello se suma -como han explicado los tres ponentes en su declaración ante el Juez y el Tribunal Popular- “la escena” que vieron al llegar al domicilio de Los Lirios que “era extraña”.
En concreto, han indicado, había ciertos elementos que no concordaban con esa idea “como la posición en la que apareció la víctima, el sangrado abundante, el lugar donde se localizó el cuerpo (en el hall de la puerta de entrada), la pluralidad de las heridas...”. Eso sí, el descarte no fue completo hasta que se realizó la autopsia.
Este martes se ha reanudado el juicio contra A.E.M., el hombre acusado de asesinato con alevosía al, presuntamente, matar a su mujer en el domicilio de Los Lirios de Logroño el 13 de octubre de 2020, al conocer que ella se quería divorciar.
Se da la circunstancia de que, en el momento de los hechos, el acusado se encontraba en un municipio de Burgos (Gumiel de Mercado) ayudando a su hijo con la vendimia pero el Ministerio Fiscal sostiene en su acusación que la noche de los hechos, el procesado cogió un coche, llegó a Logroño, mantuvo una discusión con su mujer y, finalmente la mató. Después volvió al pueblo de Burgos.
El Fiscal y la Acusación solicitan 22 años de cárcel para el acusado mientras que la defensa niega todos los hechos que incriminan a su cliente.
Tras una primera semana centrada, sobre todo, en informes de los agentes de Policía Nacional y numerosas declaraciones del entorno tanto del acusado como de la víctima, estos últimos días del juicio -se prevé que dure hasta el día 31 de octubre- se ha centrado entre otras cuestiones, en las pruebas periciales.
Hoy ha sido el turno de los expertos forenses que acudieron al domicilio la tarde del mismo 13 de octubre de 2020, una vez el marido de la víctima encontró el cadáver de su mujer al abrir la puerta de casa, sobre las 18,30 horas. Subrayan que una vez allí, la sangre que había en la escena del crimen estaba coagulada y seca.
Afirman que el cuchillo -con el que presuntamente mataron a la víctima- estaba a cinco centímetros de la mano izquierda de ella, manchado de sangre (sobre todo el mango) y es perfectamente “compatible” con las lesiones que presentaba.
Consideran que el corte del cuello “fue hecho de atrás a adelante” y fue “la primera”. Afirman que no fue limpio y presentaba varias tentativas. Además de la herida del cuello, los expertos explican que “la herida del corazón fue muy profunda, le atravesó el corazón de manera completa”.
Además es reseñable que las lesiones se produjeron a través de la ropa. “Una persona que se quiere suicidar se quita la ropa en donde quiere hacerse la herida”, han afirmado los expertos.
Eso sí, y durante su extensa declaración, que ha durado más de dos horas, el equipo forense ha explicado que sí que no han podido conocer cuál fue el recorrido de la víctima en el momento de los hechos ya que se encontró mucha sangre tanto en el dormitorio del matrimonio, como en el hall de entrada y destacan el reguero de sangre que había en la cocina. “Todo era extraño”.
Con respecto a uno de los aspectos que más controversia ha generado durante todo el juicio como ha sido la data de la muerte, éstos han indicado que “no es precisa”. Reconocen que es lo más difícil de determinar ya que “los factores que intervienen para determinarla son muchos y variados”.
La muerte “es un proceso” y es “muy complicado” pero -como han destacado- “fijándonos en ciertos elementos, como la rigidez o la temperatura” la datan entre la 01,00 y las 06,00 horas (aproximadamente) del mismo 13 de octubre y, por tanto, no pueden compartir la visión de la forense que ha aportado la defensa del acusado que la fecha entre cuatro y siete horas antes de que se levantara el cadáver, es decir, entre las 10,30 y las 14,00 horas del mismo 13 de octubre.
Los expertos han destacado que “si hubiera sido en ese tiempo, no estaría en las condiciones en las que se encontró. No podemos aceptar esta conclusión”.
A preguntas de la Fiscalía también han respondido a la presencia de ADN del acusado en las manos de la víctima, al respecto, han dicho “es un conviviente, no es raro encontrar ADN de él en sus manos”.
En la sesión de este martes ha intervenido precisamente la forense que realizó un contrainforme -a petición de la defensa del acusado- que ha ratificado sus conclusiones. Entre otros aspectos ha criticado que el día que encontraron el cuerpo de la víctima no se tomara la temperatura a la víctima porque es “de primero de forense” para poder datar de la muerte en una horquilla más concreta.
“Es importante hacer las cosas rápidamente cuando se encuentra un cadáver porque a medida que dejamos que pase el tiempo los valores pueden ir distorsionando la hora de la muerte”, ha indicado.
Considera que, en algunos aspectos, los forenses riojanos “no siguieron la guía de buenas prácticas recomendada”.