La mortalidad materna, un gran problema de los países en vías de desarrollo

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En pleno siglo XXI, el quedarse embarazada en un lugar determinado del mundo puede convertirse en un riesgo para la salud e incluso para la vida. La falta de medidas sanitarias en muchos países, hace que más de medio millón de mujeres pierdan la vida durante el parto o por complicaciones en el embarazo. La mayoría de ellas viven en condiciones de pobreza y, sobre todo, en países en desarrollo, según datos del Fondo de Población de la ONU (UNFPA). Pero estas mujeres no son las únicas víctimas de la mortalidad materna. UNFPA afirma que en el mundo existen más de un millón de niños y niñas que se quedan huérfanos de madre cada año.

Las principales causas de estas muertes son las infecciones, las hemorragias, un parto prolongado o difícil, complicaciones durante el aborto y la eclampsia y otras situaciones que derivan de una tensión arterial excesivamente alta.

En muchas ocasiones, la pobreza va ligada a la falta de acceso a una infraestructura sanitaria que garantice unas medidas mínimas de seguridad. Países como Perú, en pleno proceso de desarrollo, cuenta con una mortalidad materna del 50,3%, de las cuales el 27,4% son mujeres que viven en el medio rural.

Josefa Martínez es una activista peruana que trabaja por los derechos de las mujeres en su país. Ella destaca la falta de medios y de personal cualificado como causas importantes que agravan el problema de la mortalidad materna en su país de origen. “Perú está perdiendo un gran potencial humano”. Martínez afirma que el estado peruano es el segundo país con más casos de mortalidad materna en la región, sólo por detrás de Bolivia.

Según publica Amnistía Internacional, Sierra Leona es el país con el riesgo prácticamente más elevado del mundo de que las mujeres mueran a la hora de dar a luz. “Una de las principales razones es que en ese país los pacientes tienen que hacer frente a gran parte del coste de la atención a la salud. […] Muchas mujeres no utilizan los servicios de atención a la salud durante el embarazo y el parto por la simple razón de que sus familias no pueden pagar lo que cuesta”, señala la ONG.

Pero no sólo las mujeres que viven en los países más pobres son víctimas de este problema. El racismo y la discriminación vuelve a estar presente en países tan desarrollados como Estados Unidos, donde según un informe para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas continúan “existiendo grandes desigualdades por motivo de raza en materia de salud sexual y reproductiva, en particular índices de mortalidad infantil y materna más elevados entre niños y mujeres pertenecientes a minorías nacionales, étnicas y raciales, sobre todo afroamericanos, un gran número de embarazos no deseados y una proporción más elevada de abortos entre mujeres afroamericanas”.

Soluciones

Coincidiendo con el Día Internacional de la Salud de la Mujer, el ministerio español de Sanidad y Política Social ha dado a conocer su Plan de Calidad del Sistema Nacional de Salud, que marca estándares y recomendaciones para las unidades de maternidad hospitalaria.

Amnistía Internacional, dentro de su campaña “Exige Dignidad”, destaca el problema de la mortalidad materna. La ONG cree que para poner fin a estos casos, que se cobran la vida de medio millón de mujeres, lo mejor es el respeto y la protección al derecho de las mujeres a controlar su vida sexual y reproductiva, incluir a las mujeres marginadas dentro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y hacer que la atención a la salud materna sea accesible para todas las mujeres.

En definitiva, la sociedad del siglo XXI aún tiene que afrontar un nuevo reto, para que el embarazo no sea un riesgo y para que cualquier mujer en el mundo sepa que se va a encontrar con unas condiciones sanitarias adecuadas, que le garantizan un derecho tan básico como es el derecho a la vida.

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