La UDL ofrece su versión más resultadista
Giro de tuerca. Menos espectáculo, más músculo, más especulación y mejor resultado. Es la manera que ha encontrado Carlos Pouso para regresar a la senda de las victorias. Manejar el balón es secundario, con dos o tres pases es suficiente para que la pelota llegue a campo contrario. Esperar y salir a la contra. Puede parecer el juego de un equipo menor, pero no, es el que exhibió en Pasarón el segundo clasificado del grupo I de Segunda B. Esto es fútbol y había muchas manera de alcanzar los números. En Pontevedra tocó apostar por un estilo más práctico. Poco que objetar en cuanto al cambio de dinámica. Otra cosa es adivinar si esta manera de actuar será algo esporádico, un recurso, o una norma, algo con lo que convivir.
Intensidad defensiva, velocidad de juego, presión, anticipación... las que habían sido varias de las características habituales de la Unión Deportiva Logroñés sirvieron para que el Pontevedra retando de tú a tú a su oponente saliera victorioso durante una primera mitad en la que los locales mostraron argumentos más que suficientes -salvo el remate- para ganar un partido disputado al galope, a un voltaje alto, en el que la entrega fue máxima y en el que el trabajo, constante, de los gallegos no dio sus frutos.
Todo lo contrario que una UDL difuminada sin balón, a la que le costaba robar, sin conexión ente líneas, ausente en la combinación y bastante contenida en las labores ofrensivos. Llevar 180 minutos sin marcar -se rompió la inercia tras 234- hacía mella, lo que demostraba que el bache en el que se encontraba este equipo era más que evidente. Aunque la propuesta no era positiva, el descanso daba media vida a un conjunto ramplón, que no pudo correr, que casi nunca llevó la iniciativa, al contrario, estuvo demasiado pendiente de defender y de cerrar espacios. Mal asunto de continuar la inercia.
Con Pere Milla, como delantero, fuera de sitio y con Muneta como espectador -sin entrar en juego en ataque-, la UDL no estaba cómoda ni con balón ni sin él. Cierto que peligro, lo que se dice peligro, el Pontevedra sólo asustó gracias a una falta directa de Verdú, gran parada de Miguel, y alguna internada de Borjas. Pero la sensación era que el Pontevedra tenía el choque donde quería, manejando los tiempos y haciendo correr y pensar a su contrincante.
Una contra, un gol
Sin embargo, la primera vez que los hombres de Carlos Pouso estuvieron hábiles para robar en el centro -Kevin Presa se hizo un lío con la pelota y Muneta se la birló-, dar un pase al espacio y poner la pelota en el área llegó el gol. Íker Alegre agradeció el pase de Muneta y el asturiano sirvió en bandeja a Titi para batir a Edu al primer toque. Cómo cambian las cosas con el marcador a favor. Entonces se vio a otra equipo riojano, más asentado, hasta mejor ordenado y menos dubitativo. El Pontevedra, ahora, debía asumir riesgos y la UDL podía aprovecharlo con otra contra letal, Titi probó con un tiro cruzado que se marchó fuera.
Pouso movió ficha. Jacobo se incrustaba con Adrián León en la medular para juntar las líneas y tratar de evitar fraturas y espacios en la zona ancha. Solidez. Con el resultado favorable, la cabeza regía mejor. El Pontevedra no se lo podía creer. Precipitado y ansioso ya no combinaba, le costaba dar varios pases seguidos pese a que los de Luisito insistían en dar amplitud a su juego y en asustar e incluso poder empatar. Primero Anxo, tras una buena acción de Borjas, le tiró el caño a Miguel, pero el capitán riojano estuvo hábil para despejar. Después fue Adrián el que la puso desde la banda derecha y Carnero el que remató en el primer palo, por fortuna, desviado.
Para entonces, Titi ejercía de lateral -en pretemporada ya actuó en esa demarcación en el amistoso ante el Numancia- tras las molestias de Miguel Santos, mientras que Jordan era el referente y Joel Valencia estaba en un extremo. La UDL ralentizaba sus acciones, jugaba con el reloj, no había prisa. Fútbol más trabado, oficio. De ello tiró el cuadro blanquirrojo para sumar tres puntos en Pasarón. Una victoria efectiva, necesaria, importante para recuperar el signo positivo, para continuar con los mejores -segundo- y demostrar que hay muchas formas de ganar los partidos. En Pontevedra tocó ver la versión más resultadista, la más práctica. Esta categoría no perdona y muchas veces lo que determina estar arriba o no son los números.
Pontevedra: Edu; Adrián, Pablo, Capi, Verdú; Kevin Presa, Álex Fernández (Pedro García, min. 74); Jandrín (Carnero, min. 71), Mouriño, Jacobo (Anxo, min. 55); y Borjas.
UD Logroñés: Miguel; Miguel Santos (Joel Valencia, min. 71), Julio Rico, Borja, Paredes; Adrián León, Chevi (Jordan, min. 71); Titi, Muneta (Jacobo, min. 64), Íker Alegre; Pere Milla.
Gol: 0-1, min. 54: Titi.
Árbitro: Leandro Carbajales Gómez (colegio Asturiano). Amonestó a los locales Jacobo (min. 50), Adrián (min. 63), Verdú (min. 77) y Borjas (min. 92); y a los visitantes Miguel Santos (min. 35), Adrián León (min. 38) e Íker Alegre (min. 85).
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