Conoció el tatuaje reconstructivo casi por casualidad. Una casualidad que le hizo replantearse desde el principio hacia dónde quería dirigir su trabajo. “Me di cuenta de que no quería quedarme en una cuestión estética, sino aportar también bienestar a las personas, entendí el tatuaje como algo más, como una herramienta de sanación emocional”. Desde entonces han pasado siete años. Siete años desde Miriam Apellániz abrió su estudio de tatuaje en la calle Pío XII de Logroño.
Concibe el tatuaje como “algo más que tinta”. Es una forma de devolver la naturalidad y la armonía a un cuerpo después de una cirugía. De hecho lo describe como “un equilibrio entre lo físico y lo emocional. Sanar la piel, iluminar el alma porque más que un tatuaje es un renacer”. Y en el caso del tatuaje areolar tras una mastectomía significa “devolver esa apariencia visible en caso de que se haya perdido tras la enfermedad y la operación”. Pero en su estudio también realiza tatuajes para “camuflar cicatrices” y marcar así “un antes y un después a las historias de esas personas, en su mayoría mujeres”. Porque “no solo se trata de cubrir, sino de reconstruir”.
Fátima fue sometida en 1999 a una mastectomía en el pecho izquierdo. “Todo fue bien”, recuerda, “porque no me quitaron ganglios”. En una revisión, su ginecóloga y otros profesionales médicos le recomendaron una reconstrucción de pecho. “No era momento, no quería entrar de nuevo en un quirófano”. Pasaron los años, 16 concretamente, y llegó el momento. “En una nueva revisión en 2015, mi ginecóloga me volvió a insinuar la posibilidad de hacerme la reconstrucción y sí, era el momento porque me sentía animada”. Con la reconstrucción hecha, dos años después y en una nueva revisión, la misma ginecóloga le habló de los tatuajes oncológicos. “Me comentó la posibilidad de tatuarme el pezón, pero las agujas me daban un poco de yuyu”, confiesa. Además, la única referencia que tenía de los tatuajes no era muy buena porque, además de su rechazo a las agujas, encontraba estos lugares “muy oscuros”. Su ginecóloga le recomendó el estudio de Apellániz. “Cuando salí de su consulta me acerqué al estudio para ver dónde estaba y fue un sorpresón”. La luz, la claridad y los colores suaves fueron determinantes. “El estudio de Miriam me trasmitió mucha paz y tranquilidad”, tanto que salió de allí convencida. “Miriam me dio una tarjeta y tras explicarme todo el tratamiento me dijo, piénsatelo y si tienes cualquier duda me llamas o vienes”, pero la decisión ya estaba tomada. “Me reservó la cita y salí de allí como en una nube”, recuerda emocionada.
Una herida emocional, el denominador común
La mayoría de las mujeres que llegan al estudio de Apellániz tienen un denominador común: una herida emocional. “Sienten que se han recuperado tras la enfermedad, pueden quedar algunas secuelas físicas, pero ya han recibido el alta médica. Se encuentran bien, pero sigue quedando ese punto, en algunos casos falta la areola o el pezón. Siguen quedando esas cicatrices que les recuerda la enfermedad que han pasado y es un recordatorio doloroso”. Y ese borrado es posible con un tatuaje de areola en 3D, una opción, explica Apellániz, para mujeres que han sufrido un cáncer de mama y que tras una mastectomía, buscan sentirse completas para remontar su autoestima y comenzar una nueva etapa más reforzadas“. Con esta intervención asegura conseguir un efecto óptico de algo real, con un aspecto hiperrealista que a la vista parecerá tener volumen propio.
Y así lo sienten ellas. “El tatuaje de reconstrucción de areola, les conduce otra vez frente al espejo, vuelven a reconocerse y se sienten completas. Al principio, la mayoría evitan mirarse al espejo cuando entran o salen de la ducha y rápidamente se tapaban con la toalla”. Después las sensaciones son radicalmente distintas. “Me gusta hacer un seguimiento con ellas para ver cómo evolucionan y aquí también hay un denominador común: ahora no dejan de mirarse, ese momento en el que antes se cubrían rápido ya no existe. Hasta que llega un momento, la mayoría de las veces también sin darse cuenta, que vuelven a dejar de mirarse en el espejo, pero por un motivo distinto. Han pasado página, esa etapa dolorosa ha quedado atrás y es hora de comenzar otra nueva con más fuerza si cabe porque sienten que la reconstrucción es completa”. Es lo que siente Fátima años después de la mastectomía y de haber encontrado a Apellániz. “Satisfacción, alegría y un sentimiento de superación tras haber realizado algo de lo que no veía capaz. Confianza y, sobre todo, gratitud”.
Testimonios y experiencias de vida que a lo largo de estos siete años le han hecho crecer a nivel profesional, pero sobre a nivel personal. “A lo largo de estos años he conocido y compartido historias de vida muy impresionantes, historias duras porque reflejan procesos muy delicados, la propia enfermedad, historias de sufrimiento y bonitas a la vez porque son también historias de superación y resiliencia, de fuerza mental y ganas de vivir”. Hasta su estudio llegan muchas mujeres como Fátima recomendadas por profesionales médicos, oncólogos, cirujanos plásticos, ginecólogas porque la mayoría de ellas desconocen la opción del tatuaje reconstructivo. “Es importante dar a conocer estos tratamientos, darles visibilidad para que las mujeres vean las opciones que hay para poder cerrar esta etapa”.
Un regalo para celebrar la vida
Y por esa gratitud hacia esas mujeres que han depositado su confianza, Apellániz celebra este séptimo aniversario con un regalo especial, un tatuaje de reconstrucción de areola en 3D para una persona que lo necesite tras una mastectomía. “Sé lo importante que es este paso en el proceso de reconstrucción así que me haría mucha ilusión que llegara a una mujer que lo necesite”.
Y en la búsqueda de la destinataria de este regalo de aniversario, Apellániz cuenta con la colaboración de la Asociación Contra el Cáncer en La Rioja. “Con ellas vamos a valorar cada caso porque cada uno es especial y hay tener en cuenta diversos factores”. Un regalo con el que dice “quiero devolver la confianza que han depositado en mí todas estas mujeres y celebrar también la vida además de compartir la fuerza de todas estas mujeres que han podido renacer a través de este tatuaje”.