Cuando comenzó la pandemia de covid, Roberto Mendaza, técnico de rayos en La Rioja desde hace 30 años, estaba liberado por UGT. Sin embargo, comenzaron los contagios de compañeros sanitarios por contagios y se ofreció para reincorporarse al puesto. Y así sucedió. Volvió al Hospital San Pedro en el seguramente peor momento y entonces, se cruzó el ingreso de un político que fue “muy diferente a los demás, con mucha repercusión”, recuerda el autor.
Aunque es “lo único real de toda la novela”, Roberto Mendaza prefiere no hacer spoiler, pero sí avanza que ese hecho fue el que le empujó a escribir la que es su tercera novela, Habitación 503. “Se me ocurrió como medio de historias paralelas que no llegaban a cruzarse, pero que tenían eso en común”, presenta el autor. La novela refleja dos perspectivas: “una surge a nivel político, en la Consejería y la dirección, donde se toman decisiones, y otra en el lado sanitario”. Ámbitos los dos que Mendaza conoce bien por su condición de sindicalista y de técnico de rayos.
A pesar de que insiste en aclarar que “todo es ficticio”, reconoce que “está salpicado de experiencias vividas”. “Escribo de algo que conozco y hay experiencias puntuales, pero lo importante es todo ficticio”. Entre los ingredientes de Habitación 503, los lectores van a encontrar amor, desamor, traición, venganza... “Y, sobre todo, si algo he intentado imprimir es mucho humor”, dice el autor puntualizando que en su novela “la pandemia es solo un escenario, no se habla de ella, no es un condicionante” porque, de lo contrario, “no podría haber con humor”.
No obstante, colocarse en aquellos recuerdos para escribir no ha sido fácil. Sobre todo, porque, este sanitario tiene la sensación de que “todo eso se ha olvidado demasiado pronto, parece que ocurrió hace 200 años, pero fue antes de ayer; y si pasó, puede volver a pasar, por muy inmunes que nos creamos. NO hemos salido mejores”. Los que nos salvaron fueron los servicios públicos“, añade además Mendaza. Aunque es una novela de entretenimiento, esa importancia de lo público sí aparece también entre las páginas: ”Hay un tratamiento, yo creo que con bastante humor, acerca de lo que pueden ser las privatizaciones de los servicios públicos. Lo pongo de una manera bastante esperpéntica, pero creo que la realidad será bastante peor“.
Roberto Mendaza conoce de primera mano todos los escenarios en los que ha instalado su última historia y eso es importante porque, como dice, “la imaginación ya tiene un sitio por donde ir caminando”. Sin embargo, reconoce que la parte que más le ha costado escribir es la sanitaria, la parte del hospital. “Debería ser la más fácil porque es la que más conozco, pero no, de alguna manera tenía mayor exigencia porque me imaginaba a mis compañeros leyéndola”. Hace pocos días que la repartió en el hospital y ya está deseando recibir sus reseñas y también las de los lectores, puesto que el libro ya se puede comprar a través de Amazon.
Este autor llegó a la escritura en 2016, después de las fiestas de San Mateo, por hacer “algo útil en la vida”. “Entonces, empiezo a escribir y me doy cuenta de que pasa lo que me dé la gana, soy el rey del mando, puedo hacer de sus vidas lo que yo quiera”. Es sensación le gusto y de una novela costumbrista pasó a otra histórica inspirada a la Segunda Guerra Mundial y ahora es la primera vez que pone su lugar de trabajo y sus recuerdos de la pandemia como telón de fondo para una historia con la que busca sobre todo que sus lectores “se olviden de todos los elementos externos, se diviertan y se rían”.