Ofensiva de la OTAN en Afganistán

“Estamos entrando en una nueva fase de la operación”, dijo De Kruif, general del Ejército holandés, en declaraciones a los periodistas en el Pentágono a través de una conversación telefónica desde la base aérea de la OTAN en Kandahar.

Estados Unidos ha enviado este año miles de soldados al sur de Afganistán, el corazón del movimiento talibán y el escenario de los combates más intensos, para recuperar la iniciativa frente a la insurgencia.

De Kruif dijo que los incidentes violentos han descendido en dos provincias de su región, Uruzgan y Zabul. “La insurgencia está más o menos forzada a concentrar sus esfuerzos en Helmand y Kandahar”, indicó.

“En muy poco tiempo (...) vamos a empezar operaciones significativas (...) para asegurar el centro y el sur de Helmand y estabilizar Kandahar”, avanzó De Kruif. “Tendremos la iniciativa operacional en nuestro lado y la mantendremos”, precisó.

De Kruif explicó que la nueva ofensiva de las fuerzas de la OTAN llevará a un repunte de la violencia, pero que el objetivo principal será proteger a la población de los insurgente, en vez de capturar y abatir a combatientes talibán.

La Administración Obama ha establecido Afganistán como su primera prioridad militar y Estados Unidos tiene la intención de aumentar más del doble su presencia militar en el país, hasta 68.000 soldados, desde los 32.000 que había al finalizar el año pasado. Actualmente, hay 57.000 soldados estadounidenses en Afganistán, mientras que las tropas de otros países, principalmente de los aliados, suman 32.000.

De Kruif estimó que en el sur de Afganistán se enfrentan a entre 10.000 y 18.000 combatientes talibán. Estos se podrían dividir en tres grupos, dijo, y enumeró: extremistas religiosos vinculados a los líderes talibán en la ciudad paquistaní de Quetta, combatientes relacionados con el comercio de estupefacientes y los llamados 'talibán por diez dólares al día', cuya motivación es el dinero.

De Kruif consideró que las fuerzas de la OTAN y afganas podrán establecer la seguridad en el sur de Afganistán “en un par de años”, así como mejorar significativamente las condiciones antes de las elecciones presidenciales previstas para el 20 de agosto de este año.

“Al final, será la buena gobernanza, la reconstrucción y el desarrollo lo que traerá el éxito duradero”, añadió. Según dijo, el mejor indicador del éxito es el número de puestos en los bazares, el número de escuelas abiertas en las poblaciones; en definitiva, los signos de que el comercio puede prosperar y las personas vivir libremente.