Utopías 4: El Ebro guarda silencio

26 de febrero de 2025 17:59 h

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Iba yo por la calle hace unos días y al abrir el móvil para conocer las noticias más cercanas, me quedé parada. Leí: “El Ebro será navegable en Logroño y podrá acoger pruebas olímpicas”. Me vinieron a la memoria otros proyectos de otras corporaciones que fueron polémicos y han quedado en nada. 

Me estoy refiriendo a aquel plan municipal que pretendía recuperar los restos romanos del monte Cantabria, mejorar los accesos a esa elevación de tierra que nos ofrece vistas de toda la ciudad por sus cuatro puntos y convertir la zona en un lugar de recreo y esparcimiento, al tiempo que recuperaría su histórica función de «atalaya» de la ciudad. Si van a la hemeroteca y consultan la prensa de los años 2008 a 2019, comprobarán como es un tema recurrente que aparece en los medios y desaparece, pero que tuvo presupuesto y se realizaron algunas intervenciones. Les invito hoy a subir al monte Cantabria. Está abandonado, no queda nada. Los accesos son los de siempre. Eso sí está tan cerca que pueden comprobar lo que les digo con un paseo de menos de una hora.

Nos vamos al otro monte logroñés: El Corvo. Aquí quisieron hacer una ecociudad. ¿Lo recuerdan?. También he repasado la hemeroteca. Los enfrentamientos entre el Gobierno de La Rioja, con Pedro Sanz, Arancha Vallejo, unos cuantos constructores-promotores y muchas inmobiliarias vendiendo pisos inexistentes. (Los que querían construir, ni siquiera habían comprado el terreno). Y el Ayuntamiento de Logroño, con Julio Revuelta como alcalde y contrario al proyecto de la ecociudad, y con algunos de sus concejales poniéndose al lado de Pedro Sanz y, por lo tanto, en contra de Julio Revuelta.

La patronal de la construcción, CPAR, estaba de parte del Ayuntamiento y la lucha terminó en los tribunales que pararon el proyecto de la ecociudad diez años más tarde. Aquello provocó una escisión política en el PP que llevó al entonces alcalde a abandonar su partido. Así estuvimos más o menos entretenidos los vecinos de esta ciudad, aunque también tuvimos otros asuntos que no debiéramos olvidar. Por ejemplo, ese maravilloso soterramiento de la vía del tren a coste cero, con esas torres de viviendas y zonas comerciales, esa estación de tren que nos costó y la tenemos. Aunque ahora lo que no tenemos son trenes, quiero decir que tenemos menos que cuando empezaron las obras de la estación, pero eso es algo que no viene a cuento. 

En la actualidad, en febrero de 2025 lo que vamos a hacer es convertir el Ebro en un río navegable. Sí señor, como debe de ser. Qué se van a creer Sevilla y el Guadalquivir, que nuestro río es de inferior categoría, hombre, por favor…

Además, en el Ebro, según el alcalde, se podrán realizar pruebas olímpicas. Es que esto va a ser la «pera limonera» y si no, al tiempo.

De momento, los patos del Ebro, ya le han dicho a «Pizarrín» en su sección de humor de este periódico que los deportistas que vengan en tren o en avión, ya pueden salir, porque si tardan más no llegan.

Y no estoy escribiendo por escribir, ni mucho menos. 

Para asegurarles que lo del Ebro tiene pinta de ser otra fantasmada tipo, Cantabria El Corvo-ecociudad, me he documentado. He descargado el programa electoral municipal del PP de Logroño, para las elecciones de 2023 y ni una palabra del Ebro, nuestro río no se menciona. No aparece en esas páginas. 

El ahora alcalde y entonces candidato no dijo nada en su campaña relacionado con el anuncio que realizó en la Casa de las Ciencias el día 17 de febrero, y que a mí me paralizó porque pensé en esta ciudad NO APRENDEMOS.

Nos venden humo y nos da igual. Mientras discutamos del Ebro, olvidaremos otros problemas que tiene Logroño: suciedad, malos olores, vivienda, decadencia, calles enteras con locales vacíos, calles cortadas porque han puesto vallas al principio o final de muchas vías y no sabemos por donde tenemos que ir. 

Lo importante ahora es pensar en ese río navegable, por cuyas aguas transcurrirán grandes pruebas olímpicas. Y hasta que eso llegue, como ha ocurrido siempre y como ya han cantado quienes nos antecedieron. El Ebro guarda silencio.