Esta mañana, el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, acompañado del consejero de Política Local e Infraestructuras, Daniel Osés, han visitado el Puente de Briñas tras la finalización de los trabajos de restauración. Allí les esperaban una veintena de viticultores del municipio.
Son los afectados por los cambios en el puente. Si bien están agradecidos por las necesarias obras de remodelación, se sienten afectados por la decisión de cerrar el puente al tráfico y limitar su uso al tránsito peatonal. Esta medida obligará a todos aquellos que tengan sus viñas al otro lado del Ebro, en Haro, a salir a la carretera N-124 y recorrer entre seis y diez kilómetros para acceder al lugar al que antes llegaban simplemente atravesando el puente.
“Nos obligan a salir a la carretera con los tractores, recorrer el Barrio de la Estación y hacer varios kilómetros, con el riesgo que eso supone”, explican. Por todo ello, han pedido, tanto al Ayuntamiento de Haro, a quien pertenece el terreno del puente, como al presidente del Gobierno de La Rioja, que se busque una solución alternativa, que se regule el paso mediante bolardos o se dé alguna solución para evitar ese trayecto a los viticultores.
El equipo técnico que se ha encargado de las tareas de recuperación del puente recomienda en su informe que no haya vibraciones y por eso se ha tomado la decisión de no permitir el paso de vehículos. “Lo que nosotros intentamos explicar es que por supuesto estamos a favor del mantenimiento de patrimonio”, explican los viticultures, “pero tenemos claro también que el riesgo no lo provocamos nosotros sino la falta de mantenimiento del río, la acumulación de vegetación y maleza, y es ahí donde hay que poner la atención y el cuidado”.
Tanto la corporación de Haro como el presidente y el consejero, han escuchado a los viticultores y se han comprometido a buscar soluciones alternativas para facilitarles el acceso.