“Somos los hijos de una isla diferente que imprime carácter a quienes han nacido en ella”

Isabel Medina

Pablo Jerez Sabater

San Sebastián de La Gomera —

De Isabel Medina (Hermigua, 1943) tengo dos recuerdos. El primero se remonta a mi época en el colegio. Aprendí con sus Cuentos canarios para niños y la banda sonora de mi infancia fueron canciones como Del Teide al Roque Nublo o Adivina lo que es, cantadas por su hija Marisa con letra de Isabel. El segundo fue hace unos meses, cuando participó junto a Daniel María en un encuentro de escritores en La Gomera y allí la conocí. Fue una tarde gris, de esas de viento en San Sebastián y hablamos durante más de una hora –los tres- sobre literatura, la isla y su historia. Cuentista, poetisa, dramaturga y novelista pero, por encima de todo, persona. Un ser humano extraordinario. Su municipio natal le ha puesto una calle con su nombre. Un reconocimiento a una mujer que lleva la palabra en vena. Esto es lo que me contó.

¿Qué supuso para usted que en su municipio natal le hayan puesto una calle con su nombre?

Nunca he buscado premios ni halagos, ni siquiera me gustan los concursos. Si esto es así, que pongan mi nombre a una calle en el pueblo donde nací, teniendo en cuenta que mi salida de la isla fue cuando era muy pequeña, es algo tan extraordinario que aun no salgo de mi asombro. Pero una vez asumido el hecho, tengo que reconocer que me sentí acompañada por el recuerdo de todos mis antepasados: mis padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos... que nacieron en la isla. Por eso, y en su nombre y en el mío, me siento profundamente honrada y agradecida. Tener en Hermigua un trocito de eternidad es mucho más de lo que hubiera podido soñar.

¿Qué recuerda de su juventud en La Gomera?

Mi familia, formada por humildes trabajadores, tuvo que salir de la isla como muchas familias gomeras, durante la durísima posguerra que expulsó de la tierra a mucha gente partiéndola literalmente en dos: gomeros de dentro y gomeros de fuera. Pero los que se marcharon llevaron sus raíces al aire y la infinita nostalgia del desarraigo. Mis padres, casi sin saberlo, nos transmitieron el amor a la tierra, sus misterios, su magia, los sabores, los olores... de una isla que estuvo siempre en el imaginario de nuestras vidas y aunque parezca extraño, jamás me ha abandonado el sentimiento de hurto porque me quitaron algo de la infancia que nunca podré recuperar.

Cuando regresó tras sus estudios a la isla, fue maestra en La Dama. ¿Qué recuerdos tiene de aquella época?

Eso es una historia que confirma la pregunta anterior. Cuando hice las Oposiciones al cuerpo de Maestros Nacionales, como se decía entonces, fui la única persona de mi promoción que pudiendo elegir una escuela en Tenerife, cogió destino en La Gomera. Casi 40 años después no sé por qué lo hice y así fue como me vi dando clases en La Dama, alejadísimo barrio de Vallehermoso, con 26 años y tres niños pequeños. Tengo que reconocer que, a pesar de las dificultades, fue una hermosa experiencia, la gente me acogió con un cariño inmenso, como si fuera la hija de todos, y de esa época tengo buenos recuerdos. Era la sensación de volver a casa.

¿Cómo refleja La Gomera en sus obras?

Cuando se escribe se hace con la esencia de todo lo que somos, por eso no es de extrañar que en la poesía, en los cuentos y hasta en mi primera novela “La hija de abril”, todo el mundo vea en ella a la isla. Me hace gracia que en el que es mi cuento más leído “Viaje fantástico por las Islas Canarias”, los niños de los colegios siempre me pregunten que por qué el enigma se resuelve en La Gomera.

Aparte de su labor como escritora de cuentos, quizá la más conocida, es también novelista y poeta...

Yo empecé escribiendo cuentos para niños porque soy maestra y cuando busqué ese material para afianzar los conocimientos de la tierra, no lo encontré. Entonces, enfadada, lo hice yo. Lo que no esperaba es que eso se publicara y en ese momento, hace ya más de 30 años, los “Cuentos canarios para niños” fuesen usados en muchísimos colegios de todas las islas. Luego escribí canciones que grabó mi hija Marisa en varios discos y, aun hoy, me asombra que “Adivina lo que es” o “La nube y el sol”, entre otras, sean como la banda sonora de generaciones de canarios. Luego empecé a hacer literatura para adultos: poesía, novelas, teatro, libretos de ópera... en fin, hasta ahora mismo que la Wikipedia dice de mí que soy poeta, narradora y dramaturga.

Isabel Medina junto a Daniel María durante su última visita a La Gomera

¿Qué hace de La Gomera un lugar único para un escritor?

Yo no sé lo que La Gomera significa para otros escritores, para mí es el encuentro con mis raíces, con mis antepasados, con la magia y el misterio que encierra la isla. Cuando miro están mirando a través de mí las generaciones que me precedieron y que tuvieron en la isla cuna y sepultura. Somos los hijos de una isla diferente que imprime carácter a quienes han nacido en ella. Eso está en la esencia de lo que soy porque, aunque ciudadanos del mundo, los gomeros miramos ese mundo desde la profundidad de un barranco, desde lo alto de un Roque o desde el bosque de laurisilva más hermoso del planeta, el Garajonay.

¿Tiene algún proyecto de futuro vinculado con la Isla?

Hace años que tengo en mente un proyecto para la isla y ahora mismo lo estoy trabajando. Quiero hacer un libro donde sea capaz de captar, no solo las bellezas de la tierra, sino ese mundo mágico del que me hablaba mi madre, esa historia dolorida, esa soledad de isla, ese vivir cuesta arriba que es siempre La Gomera. Ya tengo escritos seis capítulos de algo que anda entre la novela, la poesía, el ensayo... en fin, algo que me llena de ilusión y de alegría. La Gomera, sin lugar a dudas, ejerce en mí una indudable fascinación, no importa que no haya vivido en ella. Como escribí en un poema que se publicó hace ya muchos años y cuyo final dice así: “A ti, viajero, te damos la miel y hasta el guarapo, para nosotros, gomeros de cualquier parte, la profundidad absoluta de la ausencia, la redondez inmensa de la pena”.

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