Las bicicletas de Madrid se desinflan con Almeida: Bicimad pierde 6.700 usuarios desde abril

Víctor Honorato

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Las bicicletas públicas de BiciMAD no recuperan la marcha. Pasado el verano, cuando las imágenes de estaciones vacías y ruedas pinchadas hizo patente que la plantilla no daba abasto para reparar las bicicletas estropeadas y distribuirlas, se esperaba para el inicio del curso una mejora por el descenso de la demanda (julio y agosto son temporada alta), la contratación de personal y la instalación de candados para limitar el vandalismo. Pero metidos ya en otoño, el servicio no remonta. Las quejas de los usuarios se acumulan y miles de ellos se han hartado. Desde el 30 de abril al 30 de septiembre, el número de abonados anuales al servicio ha caído en 6.705 personas, de 79.140 a 72.435, lo que representa un 8,5% menos, según los datos municipales. 

La Empresa Municipal de Transportes (EMT) asegura que en junio el número de bicicletas disponibles era el máximo prescrito en el contrato: 2.971. Esta semana son 500, según el mapa de la propia aplicación de móvil de biciMAD, aunque desde la empresa aseguran que esta cifra solo cuenta el número de estaciones y de bicicletas sin base fija, y que la disponibilidad media es de más de 2.100. El Ayuntamiento insiste en defender que la causa única del problema es la incivilidad. El concejal de Movilidad, Borja Carabante, insistió en la comisión del ramo de septiembre en el “altísimo vandalismo”, que causó daños a 6.118 bicicletas en la primera quincena del mes, hasta 500 en un día, según sus datos.

Los trabajadores señalan otros factores. “Se arreglan bicicletas, pero no se distribuyen”, apunta Jesús Fraile, de Plataforma Sindical, la central mayoritaria en la empresa de transportes, que cree que la compañía “está ganando tiempo” mientras no llegan todos los candados. También señala que los empleados han recibido orden de no llevar las bicis arregladas a las estaciones para que no tengan que recoger las que se encuentren estropeadas allí. “Si devuelves cinco, pero te llevas 16, se te vuelven a acumular en el taller”, explica. Además, así se evitan fotografías como las de este verano, cuando en el depósito de la EMT en Fuencarral se llegaron a acumular más de un millar de bicicletas.

Los representantes de los trabajadores llevaban meses advirtiendo de que la plantilla estaba infradotada, teniendo en cuenta la extensión del servicio a nuevos barrios desde la llegada del PP al Gobierno local, en 2019. Desde entonces se instalaron más de 90 bases y se pusieron en marcha casi 1.500 nuevas bicicletas, incluidas las de la modalidad BiciMAD Go, sin base fija, pero 10 veces más caras. Los empleados habían pasado, sin embargo, de 105 a 100. Con este telón de fondo, la EMT contrató en septiembre a otros 25, sin que esto se haya notado mucho en el servicio. Por otra parte, 15 de los veteranos están a la espera de destino tras haber concursado a otros puestos dentro de la compañía. 

Los nuevos trabajadores todavía están en formación, a lo que se suma que las últimas directrices de la empresa se limitan a atender a los avisos de los usuarios. “No sabemos si están haciendo tiempo hasta que lleguen todos los candados”, señala Fraile, que asegura que hay días en que los trabajadores están en el taller “parados”, a la espera de avisos, sin poder montarse a las furgonetas para llevar las bicis donde hacen falta. 

Antes de la ampliación de estaciones, el trabajo en el taller permitía tener un remanente de bicicletas reparadas, de forma que el número de máquinas en circulación no disminuyese. Ese 'stock' se ha agotado. Por una cuestión que Plataforma Sindical considera de “puro marketing”, el que no se vean las bases vacías, es habitual ahora encontrarse una estación con bicicletas, pero que estas no funcionen, aunque tengan las luces de color verde. Los usuarios hace meses que marcan las estropeadas dándole la vuelta a los sillines. Así se evita a los que vengan después que pierdan tiempo en hora punta.

Respecto a la vandalización, Fraile asegura que han disminuido muy notablemente respecto al verano. Falta por ver qué efecto tienen los nuevos candados inteligentes. La empresa y el Gobierno de Almeida piensan que son la panacea. El aparato bloquea la rueda trasera, con lo que forzar el anclaje delantero de las estaciones para desprender las bicis ya no sirve para marcharse pedaleando. Otra cuestión es que los usuarios se acuerden de cerrarlos cuando aparcan.

La empresa ha enviado comunicaciones a los abonados para informarles del nuevo mecanismo, que se está instalando progresivamente y debe estar plenamente operativo en diciembre. Si no se echa el cierre, los viajes no se tienen por concluidos y el contador sigue facturando, como con las BiciMAD Go. Pero a nueva tecnología, nuevos problemas: los candados a veces también fallan y no se abren cuando toca. 

“Esperamos que las medidas puestas en marcha reviertan esta situación y, con una disponibilidad que crece día a día, podamos volver a ofrecer las mejores cifras próximamente”, indican desde la EMT. Fraile resume el problema de otro modo: “Es una cuestión de mala gestión, pero ellos culpan a la ciudadanía”.