Periodista y coordinador de guion de La Casa de Papel
“A mí lo que sorprende de Madrid Central es cómo personas con un perfil tan prosaico como Martínez Almeida han conseguido condensar en ese debate una carga metafórica tan elevada. Revertir Madrid Central es el titular de una promesa regresiva más grande: el viaje a una familia que ya no existe, a un machismo que aspira a ser paisaje de nuevo, a una moral de capilla sobrepasada por las décadas.
Y la carga simbólica de Madrid Central debería ser otra. La medida es, en sí misma y en términos medioambientales, una gota en el océano. Pero es una gota necesaria. Porque el cambio de los próximos años tiene que ser que el vehículo privado pase del prestigio a la vergüenza. Que cada emisión de CO asociada a nuestro modelo de consumo se medite. Que dejemos de vivir con la pulsera del todo incluido planetario puesta. No es ya nuestra salud y las partículas de diésel. Son las migraciones climáticas, las hambrunas y la extinción masiva de las especies asociadas al calentamiento global. Y ese camino revolucionario hacia otro tipo de consumidor y otro modelo económico necesita gestos para permeabilizar en nuestras cabezas. Gestos irrevocables. Madrid Central es uno de ellos. El debate aquí no son unos kilómetros de asfalto, es el consumo, la toma de responsabilidad y el futuro del planeta“.