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El Chamizo y sus yayos también dicen adiós

Temporada negra de cierres en el centro de Madrid. Hace unas semanas se despedían dos bares de copas como el Louie Louie y el Groovie, el mítico Estar Café se encuentra oficialmente en traspaso y este lunes se anunció el cese del Café Comercial, el más antiguo de Madrid. Pero no son los únicos: hace unos días, con menos ruido que la cafetería de la glorieta de Bilbao, echaba su verja para siempre El Chamizo, el entrañable restaurante de San Vicente Ferrer.

Abierto desde finales de los sesenta, el bar regentado por Manolo y Ángel servía cañas y tapas en el número 22 de la calle y veía cómo iba cambiando todo el barrio a su alrededor mientras su bar seguía lleno, con una curiosa mezcla de parroquianos de toda la vida y jóvenes en busca de bebida y algo que llevarse al estómago. Hoy, ambos se encuentran ya cansados y deseando disfrutar de una merecida jubilación, por lo que traspasarán el local a unos nuevos inquilinos, pese a que seguían contado con una clientela abundante.

Quizás lo que más echarán de menos sus clientes sean sus legendarios yayos, una especie de vermú típico del centro de España al que se le añade gaseosa y ginebra. Se pedían por decenas cada día y siempre llegaban acompañados de sus clásicas tapas de conejo y pollo al ajillo, torreznos, croquetas, bravas, alitas o champiñones. Comida típica de un bar castellano clásico de los que ya casi no quedan en la zona.

Comentario aparte merece la decoración del local, de estilo castellano-manchego, que mezclaba cuadros de caza, escopetas y cabezas de toro disecadas con carteles de “Keep Calm and Have a Yayo”, botillos sobre su barra y vidrieras de temática cinegética en su comedor de robustas sillas y mesas de madera.

Todos estos elementos se perderán posiblemente con el cambio de titularidad del local, que se ha producido esta misma semana. Una pareja de jóvenes trasladarán a este lugar su restaurante de comida japonesa -el Okashi Sanda, hasta ahora en La Latina- y darán relevo en septiembre al Chamizo, 46 años después de su apertura.

Los seguidores y clientes del Chamizo abrían después de la publicación de la noticia este jueves una petición en Change.org para que no cerrara el local. Mientras, a esa misma hora, sus trabajadores vaciaban algunas de las pertenencias que todavía quedaban en el interior del 22 de San Vicente Ferrer.