La Manual: vuelta de tuerca al 'coworking' y costura

Sandra Soler y Zaloa Basaldua están al frente de La Manual, uno de esos espacios que hacen sentir que Malasaña está muy viva y que se reivindica como irresistible imán para aquellos que quieren emprender sendas con cierto punto de innovación.

Constituida como asociación cultural, La Manual abrió sus puertas en el número 11 de la calle Escorial el pasado octubre con un objetivo principal: “crear un espacio de trabajo, creación e intercambio abierto a todo aquel que quiera dejarse salpicar por un ambiente creativo y colaborativo”.

Este proyecto, que se expande a lo largo y ancho de 120 m2, se sostiene sobre dos patas fundamentales: la del 'coworking' específico para artesanos y la de la costura, de la mano de Altrapo Lab. A partir de estas bases se ramifica -talleres puntuales y continuos, mercadillos de artesanía, proyecciones, teatro, eventos, encuentros...- y camina y reinventa casi cada día.

Vuelta de tuerca al 'coworking'

Vuelta de tuerca al 'coworking'

Pese a que los espacios compartidos de trabajo y redes colaborativas y de contactos nos han invadido, afortunadamente, (en el barrio están DCollab, El Patio Coworking, Espíritu23, La Industrial, La Traviesa de Conde Duque, Coworking Conde Duque, La Fábrica de Cajas...) quienes se dedican a la artesanía no tenían mucha cabida en los ya existentes, habitados por otro tipo de perfiles profesionales. La propuesta de 'coworking' de La Manual se dirige precisamente a esos artesanos.

Con posibilidad de alquilar un puesto a tiempo completo o a tiempo parcial, desde 125€ más IVA se puede entrar a formar parte de una comunidad -pequeña- que, una vez al mes, organiza un mercadillo abierto también a la participación de artesanos externos pero con la meta principal de servir de escaparate y venta de la producción de sus 'coworkers'.

El tres de febrero es el día en el que se celebrará el próximo mercadillo de artesanía de La Manual. A primeros de mes el espacio abre convocatoria para quieres quieren participar en la siguiente muestra y se realiza una selección atendiendo a criterios de diversidad de productos, originalidad, calidad y fabricación 100% artesana. En cada día de mercado caben en total hasta 13 puestos. El coste por artesano, 25 euros por día.

Así cosía, así, así...

Así cosía, así, así...

Tal y como hemos apuntado con anterioridad, los talleres de costura y reciclaje de ropa son el otro punto fuerte de La Manual y, según Zaloa, la propuesta que, por el momento, mejor les está funcionando. Asegura que, además de que la 'customización' de ropa sea una tendencia y de que la crisis haya hecho que nos pensemos más lo de arrojar a la basura viejas prendas, percibe la actual vuelta a la costura de las nuevas generaciones como una apuesta por el reciclaje y el consumo más responsable, toda vez que, además, la actividad se haya desprendido de la mochila peyorativa largamente arrastrada de ser una tarea asociada a lo que hacían -a la fuerza- nuestras madres y abuelas.

Vuelve la pasión por la aguja y el hilo y en La Manual ofrecen recetas para saciarla, adaptando los cursos, siempre prácticos, al nivel de cada alumno: desde cero a avanzado.

Sandra y Zaloa han desarrollado su actividad profesional como técnicos de vestuario para rodajes y ahora se encuentran al timón de “una casa creativa” que decidieron construir en Malasaña. Al preguntarles el porqué pensaron abrir este tipo de negocio en el barrio contestan de inmediato que no albergaron duda alguna de que aquí era donde podía funcionar por la abundancia de un perfil artístico que presentan muchos de sus vecinos y visitantes. Con las ganas e ilusión que se le presupone a cualquier principiante, ambas socias dicen, además, querer trabajar en la potenciación de la marca Malasaña como zona creativa para fomentar un efecto llamada entre público y también entre futuros comerciantes-vecinos que quieran instalarse en nuestras calles. “No estaría mal establecer una ruta entre espacios de similares características o abrir los talleres artesanales al público al menos una vez al año, como hacen en Lavapiés”, apuntan.