A finales del pasado mes de octubre un hombre fue atropellado de gravedad en la calle Carranza por otro vehículo. El incidente reabrió el debate sobre la siniestralidad en un lugar por donde cruzan numerosos peatones de forma irregular.
Hasta ahora, la calle Carranza solo cuenta con dos pasos de cebra en sus extremos, separados por 220 metros. La gran distancia entre ambos hace que algunos vecinos opten por intentar pasar por el medio de la calle cuando los semáforos están en fase roja, lo que lleva provocando muchos sustos desde hace años y algún siniestro como el citado.
El asunto se debatió en un pleno de la Junta de Centro en 2018 y todos los grupos apoyaron estudiar la instalación de un paso regulado a menor distancia del resto de cruces para peatones, pero no llegó a llevarse a cabo de forma inmediata. Sin embargo, el Ayuntamiento de Madrid ha decidido llevar a cabo el proyecto este verano, siete años después, y a finales de agosto el nuevo paso está casi listo para ser utilizado.
El Gobierno de Almeida ha rebajado las aceras y colocado dos semáforos de cruce a ambos lados de Carranza, a la altura de su cruce con la calle Ruiz, el punto más conflictivo, por donde se producían los pasos indebidos. Para el encendido de los semáforos solo resta el pintado del paso de cebra propiamente dicho, según ha podido comprobar este periódico.
Pese a su corta distancia, la calle Carranza suma numerosos accidentes de tráfico casi todos los meses. Según las estadísticas oficiales consultadas por Somos Malasaña, cada año resultan afectadas por los siniestros más de 60 personas, la mayoría conductores por alcances y motoristas por caídas. También han quedado contusionados ciclistas al accidentarse mientras circulan por el carril bici de la vía, que además cuenta con carril bus y dos carriles para el tráfico normal por cada sentido.