En un movimiento que recuerda mucho al realizado por Saic con la británica MG y, mucho más cerca de nosotros, al retorno de Ebro con el apoyo de Chery, la también histórica marca Santana ha hecho efectivo su regreso al mercado español y, con él, la recuperación de la planta jienense de Linares. El nuevo capítulo de la compañía se inaugura gracias a alianzas estratégicas que, como en los otros casos, se han suscrito con entidades chinas, aquí en concreto con Zhengzhou Nissan Automobile, conocida como ZZ Nissan, y con Anhui Coronet Tech.
Cuando se produjo el cierre de Linares en 2011, Santana era la única empresa del sector con 100% de capital nacional. Fiel a su legado como fabricante de todoterrenos, ahora presenta como tarjeta de visita una nueva generación de modelos llamados a poder superar cualquier obstáculo dentro y fuera del asfalto. Se trata de los Santana 400 PHEV y 400D, vehículos polivalentes que se pondrán a la venta en versiones híbrida enchufable y diésel y que se adaptan tanto a un uso profesional intensivo como al disfrute del tiempo libre en la naturaleza.
Según la información dada a conocer por la marca, el Santana 400 tiene una longitud de 5,49 m, por 1,96 de ancho y 1,95 de alto, y está disponible exclusivamente en variante de doble cabina con capacidad para cinco pasajeros. La caja de carga presenta unas dimensiones de 1,52x1,60 m, con 55 cm de altura, lo que supone en la práctica más de 1.100 litros útiles. Puede transportar hasta 800 kilos de carga y tirar de remolques de hasta 3.200.
La versión híbrida enchufable incorpora un sistema que combina un motor térmico de 1,5 litros de gasolina y otro eléctrico que suman 429 CV de potencia, con un par máximo de 800 Nm. Haciendo uso únicamente del segundo propulsor, su batería de 32 kWh, que admite la recarga tanto con corriente alterna como continua, permite recorrer 120 km en modo cero emisiones.
Por su parte, el modelo diésel -o 400D- está equipado con un motor turbodiésel de 2,3 litros que desarrolla 190 CV y 500 Nm de par y puede asociarse tanto a un cambio manual como a uno automático. Con tracción total y reductora, el vehículo dispone de un diferencial delantero y central, así como de bloqueo electrónico de diferencial trasero como opción.
Ambos pick-up destacan por sus capacidades off-road al disfrutar de una altura libre respecto al suelo de 24 cm, un ángulo de ataque y salida de 31 y 16º, respectivamente, y una capacidad de vadeo de 80 cm.
Los nuevos Santana 400 PHEV y 400D se producirán en lo que ahora se conoce como Santana Factory en Linares (Jaén), que ultima en estos momentos su puesta al día para recuperar la plena actividad. Paralelamente, la compañía trabaja en el desarrollo de una red comercial sólida tanto en España como en puntos estratégicos internacionales, con el objetivo -afirma- de “devolver el producto off-road español a las carreteras muy pronto”. En la actualidad, ha alcanzado ya acuerdos para vender sus coches en más de 30 concesionarios de España, Italia, Portugal, Andorra y Gibraltar.
Un poco de historia
Santana Motor nace en 1956 como Metalúrgica de Santa Ana para fabricar maquinaria agrícola, pero cinco años más tarde comienza a fabricar bajo licencia el modelo todoterreno Land Rover Santana. En 1962, diversifica su negocio al ponerse a producir cajas de cambio para la planta de Citroën en Vigo.
La compañía jienese produjo varias series del Land Rover Santana, que se hizo muy popular entre los agricultores y ganaderos españoles. Además, se exportó a mercados como el sudamericano y los del norte de África y Oriente Medio, donde la licenciataria británica tenía dificultades para cubrir la demanda. En 1989, Land Rover canceló debido a problemas económicos su participación en Santana Motor, por lo que la empresa comenzó a comercializar variantes del Land Rover bajo la marca Santana. Uno de ellos fue el Santana 2500, un todoterreno muy presente en toda la geografía española durante los años 90.
La llegada al mercado de nuevos modelos de todoterreno, que además eran más avanzados técnicamente, llevó a la marca a buscar alianzas internacionales. Con Suzuki fabricó los modelos Samurai, Vitara y Jimny; los japoneses entraron en el accionariado en 1985, pero a la altura de 1993 se habían hecho ya con casi el 84%.
En 1995, la Junta de Andalucía compra la compañía a Suzuki, a lo que sigue un extenso periodo de caída en las ventas e incremento de las pérdidas. En el año 2003, Santana desarrolla un modelo de todoterreno propio, el Santana Aníbal, basado en los antiguos Land Rover, que se suministró a ejércitos como el español, el checo o el francés como vehículo todoterreno ligero.
A partir de 2006 se inicia la colaboración con la firma italiana Iveco, propiedad de Fiat, de la que fueron fruto los modelos Massif, un todoterreno derivado del extinto Aníbal, y el Campagnola, una versión corta de tres puertas del primero. En 2008 se anunció una opción para comprar la empresa, ligada al éxito del Massif, que finalmente no se concretó. Año y medio más tarde, la Junta de Andalucía asumió el control de la compañía a través de una agencia propia.
El 14 de septiembre de 2009 finalizó la producción del Suzuki Jimny, dándose también por concluida la histórica alianza con el grupo japonés. El último acuerdo entre las dos partes daba a Santana Motor la posibilidad de fabricar el Jimny bajo marca propia, tras cederle Suzuki la plataforma del coche. Después de mucho tiempo de especular sobre el futuro de la empresa, el 16 de febrero de 2011, una votación realizada por los trabajadores decidió la disolución de una compañía que ahora revive merced a las alianzas con fabricantes chinos.