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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Y alardean: ¡Qué pocas luces!

Asun Sanchis

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No sé si a medida que voy escribiendo cambiaré el título, pero es lo primero que me sale cuando vuelvo a escuchar hoy en La Sexta, en El Objetivo —por cierto, un programa estupendo— las palabras de Abel Caballero y de Martínez Almeida rivalizando sobre quién tiene las mejores luces de la ciudad en las fiestas de la Navidad y su consiguiente derroche.

Y resulta que además, otros pequeños municipios se van sumando a esta competición. Del señor Martínez Almeida no me sorprende tanto. Desde mi punto de vista, la sensibilidad social suya y la de su partido, deja bastante que desear. No solo hacia las personas, sino también hacia el medio ambiente y la emergencia climática.

Sin embargo, me sorprende más (bueno, ya no me sorprende nada) que un alcalde que se dice socialista quiera competir, además irónicamente, con las luces de Nueva York y que nadie de su partido haga explícito el desacuerdo de tanto derroche y protagonismo. Ya lo demostró el año pasado.

Me siento socialista aunque no milite. Pero no con este socialismo. Miren: estamos hablando de dinero público y de un gasto público que contrasta con las necesidades básicas que viven muchas de las personas de este país. Y de las ciudades, que tanto quieren ustedes iluminar de una manera francamente exagerada. ¿Son esas sus prioridades? Parece que sí.

Estamos hablando de que ese dinero que derrochan es de todos los ciudadanos que pagamos los impuestos y que ustedes, quienes dicen servir al pueblo, no le sirven bien. Sabemos los gastos para iluminar sus ciudades, aunque sean de led. También los de la falta de sensibilidad que les acompaña.

El bienestar de los pueblos tiene mucho que ver con la sensibilidad de sus gobernantes. A ustedes les falta las luces de la sensibilidad. Éstas son las únicas que pueden hacer que esta Navidad sea más llevadera y más feliz para mucha gente. En la sensibilidad se nos juega la vida a todos.

En lugar de mirar hacia arriba, háganlo hacia abajo. Les aseguro que es un camino mejor. Bajen de la peana del poder y suban a la de un mejor servicio. Estoy encantada de haberles conocido. Así tengo más claro lo que no quiero vivir.

No sé si a medida que voy escribiendo cambiaré el título, pero es lo primero que me sale cuando vuelvo a escuchar hoy en La Sexta, en El Objetivo —por cierto, un programa estupendo— las palabras de Abel Caballero y de Martínez Almeida rivalizando sobre quién tiene las mejores luces de la ciudad en las fiestas de la Navidad y su consiguiente derroche.

Y resulta que además, otros pequeños municipios se van sumando a esta competición. Del señor Martínez Almeida no me sorprende tanto. Desde mi punto de vista, la sensibilidad social suya y la de su partido, deja bastante que desear. No solo hacia las personas, sino también hacia el medio ambiente y la emergencia climática.