Las tres magistradas que han redactado la sentencia llaman la atención sobre la falta de transparencia en los contratos con el Instituto Noos. Más exigible, dicen, al tratarse de una organización que contaba con alguien que pertenecía por entonces a la Familia Real:
“El respeto a las exigencias diamanantes del principio de transparencia era superior si cabe, atendida la personalidad que se hallaba a cargo de la gestión de los intereses de Nóos, en la medida en la que formaban parte de su órgano de dirección miembros pertenecientes entonces a la Familia Real”.