El Gobierno logra su primer éxito parlamentario con los presupuestos y Sánchez aún confía en sumar a Ciudadanos al bloque de la investidura

Irene Castro

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Pedro Sánchez no tiene dudas desde hace tiempo de que los Presupuestos Generales del Estado para 2021 saldrán adelante y el primer examen este jueves lo ha pasado con una nota alta al sortear las enmiendas a la totalidad con 198 votos a favor del Gobierno. La incógnita ahora es cuántos de esos apoyos se mantendrán en el proceso final, cuando el Congreso tenga que dar el visto bueno a cada una de las secciones de las cuentas públicas tras la negociación de las enmiendas parciales. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dejado claro que los socios de la investidura son los aliados prioritarios en la negociación, pero mantiene la intención de sumar a Ciudadanos, mientras en Unidas Podemos hacen todo lo posible por borrar de la ecuación al partido de Inés Arrimadas. Los de Pablo Iglesias y algunos de los socios que votaron la investidura de Sánchez sostienen que Ciudadanos no debe estar en la foto.

A falta de la negociación de la letra pequeña, Sánchez ha obtenido este jueves una primera victoria que ha ido allanando durante las últimas semanas pero que se antojaba muy difícil hace un año, cuando llegó al poder al frente de un Gobierno con una mayoría precaria. En la coalición dan por hecho que una vez sorteado el trámite de las enmiendas a la totalidad se encarrila la aprobación final de los Presupuestos, ya que no hay una votación conjunta sino que se examina por secciones y no todas tendrían por qué salir con los mismos respaldos. La intención de Moncloa es sumar a cuantos más grupos, mejor. Y lograr el 'sí' de Ciudadanos es un aliciente frente a quienes sitúan a Sánchez en la radicalidad. Implicaría dejar solos en el no a PP y Vox, cuando lo que está en juego son los presupuestos más expansivos de la historia reciente del país para hacer frente a la crisis derivada de la COVID-19.

No será fácil sumar a Arrimadas a la foto. Es más, los aliados de la investidura han dejado muy clara su incompatibilidad con Ciudadanos durante el debate. “Decir que se pueden pactar unos Presupuestos Generales del Estado con Ciudadanos y con ERC a la vez es mentir, simplemente es mentir a sabiendas”, sentenció Gabriel Rufián desde la tribuna. El portavoz republicano se dirigió, además, al socio minoritario de la coalición para advertirle de que el intento del PSOE pasa por “salvar al soldado Ciudadanos” para el futuro. Esa tesis de que a Sánchez le interesa la supervivencia de una fuerza moderada con la que poder alcanzar acuerdos postelectorales la ha asumido también Pablo Iglesias.

Unos minutos antes era el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, el que utilizaba buena parte de su intervención para atizar a Ciudadanos: “Tenga cuidado, señora Arrimadas, no vaya usted a acabar apoyando unos Presupuestos socialcomunistas”. La estrategia de Iglesias desde hace semanas pasa por aumentar la presión para alejar cualquier posibilidad de entendimiento con Ciudadanos. El penúltimo episodio fue el tuit del vicepresidente aplaudiendo el anuncio del ‘sí’ de EH Bildu a las cuentas públicas apenas minutos después de que Arnaldo Otegi lo hiciera en una entrevista. 

Esa efusividad sentó mal en las filas socialistas, donde todavía genera importantes reticencias la normalización de las relaciones con la izquierda abertzale que ha iniciado en los últimos tiempos la dirección de Sánchez necesitada de cuadrar una endiablada aritmética parlamentaria. Aún así, fuentes de la cúpula del PSOE reconocen que contará para la negociación presupuestaria como el resto de aliados parlamentarios. 

Esa fue la puntilla al distanciamiento que había mostrado Arrimadas en los últimos días al plantear condiciones más allá de las meramente económicas para dar su apoyo final a los Presupuestos. Sin embargo, la líder de Ciudadanos ha mostrado su intención de seguir negociando con el Ejecutivo. “No son los Presupuestos que nos gustan, pero prefiero participar y negociarlos que cerrarme en banda”, se defendió en referencia a otras formaciones, como PP o Vox, y a las críticas que recibe de su propio partido. El mismo día que Ciudadanos pulsaba el botón rojo para rechazar a las enmiendas a la totalidad permitiendo la tramitación las cuentas públicas, Albert Rivera, retirado de la política tras la debacle del 10N que en la que perdió 47 escaños, se ha lanzado a la yugular de su sucesora: “Uno puede ser laxo, pero tiene que tener dignidad”.

Arrimadas, que se convirtió en una aliada inesperada para Sánchez durante la primera oleada de la pandemia, también le ha advertido de que no es compatible con sus apoyos de la investidura. “Aquí tienen una mano tendida de Ciudadanos, hasta el último momento. Una mano moderada en lo económico y firme en la defensa de la igualdad. Si no la cogen y cogen la de Bildu y ERC jamás podrán decir que no tenían otra opción o que les ha obligado una oposición irresponsable”, avisó Arrimadas, cuyos votos, sin embargo no serían suficientes para sacar adelante los Presupuestos si ERC y Bildu votaran en contra de las cuentas.

A pesar de la aversión manifestada por los distintos actores, la intención de Moncloa es mantener la negociación abierta a varias bandas y sacar adelante las cuentas públicas con el máximo apoyo del arco parlamentario. Lo que no explican en la parte socialista del Gobierno es cómo pretenden sumar a quienes se declaran mutuamente incompatibles. Por ahora, el plazo es de tres semanas hasta que el Congreso discuta las enmiendas parciales. Después, el proyecto pasará al Senado, donde pretenden tener el trabajo listo para que la aprobación definitiva en la Cámara Baja en la semana del 30 de diciembre. 

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, hizo equilibrios para intentar contentar a todas las partes, a las que ruega que abandonen los “vetos cruzados”. “Este Gobierno está apostando de una forma importante por consolidar el bloque que hizo posible la investidura del presidente Sánchez, usted lo sabe porque lo hemos trasladado”, le dijo a Rufián. “Es un momento tan extraordinario de país que anteponer el quién al qué me parece muy difícil de explicar al conjunto de los ciudadanos”, expresó refiriéndose al portavoz de ERC, pero también al de Unidas Podemos, después de que ambos dedicaran parte de sus intervenciones a Ciudadanos, “no hay que ser muy espabilado”, añadió.

Montero anima a Arrimadas a resituarse en el centro

Pero Montero también se deshizo en alabanzas para Arrimadas, a quien mostró su respaldo por el giro al centro que ha intentado impregnar a su partido: “Para usted no tiene que estar siendo nada fácil, no por las exigencias externas, que también porque PP y Vox están mucho más cómodos con Ciudadanos en la foto de Colón. Les molesta mucho más que hayan emprendido un camino que espero que no tenga retorno”. “Sé que va recibir muchísimas presiones por fuera y por dentro de su organización, todos somos conscientes en una organización de cómo cuesta remontar tras unos malos resultados, que esa orientación sea compartida y seguir con ese camino; pero confío en que realmente puedan encontrar un espacio que es imprescindible en la política española”, señaló Montero.

“Estamos en una legislatura que tiene un Gobierno sólido. PSOE y Unidas Podemos conformamos un Gobierno sólido que tiene una hoja de ruta para cuatro años –prosiguió Montero dejando entrever a Arrimadas que va a tener tiempo para rearmar a su partido– y tiene pendientes muchos retos que son imprescindibles; pero aunque a ustedes no les guste la composición de este Gobierno, hay posibilidades de encuentro y entendimiento. Probablemente no en todo y para todo, no soy ingenua ni aspiramos a ello; pero hay un espacio amplio que tenemos que ir recorriendo en el encuentro y el diálogo”, zanjó la ministra.

“Estoy muy tranquila y muy fuerte, porque estoy haciendo lo correcto”, contestó tajante Arrimadas, quien reprochó al Gobierno que se defina como “antagónico” del PP. “Lo que deberían ser es antagónicos como socialdemócratas es con el nacionalismo que es lo más de derechas, retrógrado y sectario que hay. Nos han hecho creer que lo lógico es que el PSOE pacte antes con Bildu que con los liberales o los conservadores”, dijo la líder de Ciudadanos en un discurso que casa bien con un sector del PSOE –representado por barones como Emiliano García-Page, Javier Lambán, Guillermo Fernández Vara o Susana Díaz, que opta, no obstante, por no enfrentarse ahora a Sánchez–. 

Ciudadanos ve “locuras podemitas” en las cuentas

Aún así, Arrimadas insistió en que seguirá hablando de las cuentas con el Gobierno para reducir las “locuras podemitas” del proyecto presupuestario y “hacerlos un poco mejores”. También dejó claro que su intención es hacer “elegir” a Sánchez entre las “cesiones al separatismo” o “una mano tendida seria y fiable”. “Si no coge esta mano y el señor Sánchez prefiere coger la de ERC y Bildu a cambio de humillarnos de nuevo en Catalunya a los que queremos escolarizar a nuestros hijos también en castellano, no podrán decir nunca más que no tenían otra opción”, terminó la líder de Ciudadanos, que dejó claras también sus diferencias en materia económica con los aliados de la investidura. 

Con ese punto de partida, la parte socialista del Gobierno sigue empeñada en intentar la cuadratura del círculo. Montero tendrá que remangarse y negociar la letra pequeña, incluso con el PNV, un apoyo que se da por descontado pero que advirtió este jueves de que no estaba todo hecho.