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Juan Carlos I se confiesa con una escritora francesa: “Algunos están muy contentos de que me marchara”

Iñigo Aduriz

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El rey emérito ha concedido una extensa entrevista a la escritora francesa Laurence Debray. Y ella ha transformado en un libro –Mon roi déchu (Mi rey caído)–, que saldrá a la venta en Francia el próximo 6 de octubre, esas conversaciones que ha mantenido con Juan Carlos I, que huyó a los Emiratos Árabes Unidos hace más de un año, después de que salieran a la luz las investigaciones judiciales acerca del supuesto origen ilícito de su fortuna.

Según ha adelantado la revista francesa Paris Match, la escritora mantiene la siguiente conversación con el padre del actual rey de España. “¿No se siente aquí solo?”, le pregunta ella. “Aquí tengo buenos amigos”, responde él, desde la exclusiva casa en la que vive desde hace un año, en una de las islas artificiales de Abu Dabi. “¿Volverá pronto?”, se interesa la escritora. “No tengo ni idea. Algunos están muy contentos de que me marchara”, zanja él.

Preguntado por la razón por la que se encuentra en el citado país árabe, Juan Carlos I contesta: “Aquí no interfiero con la Corona”. Y asegura que lo que más echa de menos de España es “la comida”, si bien según la revista, que ha tenido acceso al libro que está a punto de salir a las librerías francesas, el rey emérito ha recibido la visita de amigos españoles que le han llevado jamón serrano.

“Las instituciones que dejé deberían ser suficientes. Hablan por sí mismas. Pero esto es cierto: destruimos instituciones más fácilmente de lo que las construimos”, añade Juan Carlos I. No deja así en buen lugar al peso que mantiene la monarquía española ahora en manos de su hijo, que le retiró la asignación que percibía del presupuesto de la Casa Real en marzo de 2020, solo unos días después del inicio del estado de alarma, por sus pesquisas con la justicia.

La revista francesa sostiene que las relaciones entre el rey emérito y su hijo están rotas, y que Felipe VI no le felicitó el pasado enero por su 83 cumpleaños. En cambio, señala que Juan Carlos I habla prácticamente a diario con sus otras dos hijas y con la reina Sofía, con la que al parecer mantiene una buena relación a pesar de las supuestas infidelidades del anterior monarca.

Las cuentas pendientes con la Justicia

En el libro el rey emérito no habla en cambio de las sospechas de fraude fiscal y blanqueo que mantienen vivas tres vías de investigación por parte de la Fiscalía española y unas pesquisas en la Agencia Tributaria. Las dos regularizaciones voluntarias –que suman en total cinco millones de euros–, que realizó tras conocer que estaba siendo investigado, supusieron el reconocimiento por parte del emérito de que evadió impuestos al fisco español y el intento de evitar investigaciones penales que puedan comprometer seriamente su futuro judicial. Pero la última, de 4,4 millones de euros, realizada a principios de año, motivó la última investigación de Hacienda sobre la procedencia de esos fondos.

Además, la primera que abrió la Fiscalía Anticorrupción hace más de un año, y que luego pasó al Supremo, indaga sobre los 65 millones de euros que recibió Juan Carlos I de Arabia Saudí en 2008 y que en 2012 transfirió a su entonces amante, Corinna Larsen. Esa transferencia está siendo investigada por las fiscalías española y suiza por considerar que podría ser una comisión a cambio de que el monarca mediara para que las empresas españolas que construyeron el AVE a La Meca aceptaran una rebaja sustancial en el precio de las obras.

La más reciente de las pesquisas abiertas también por la Fiscalía en noviembre de 2020 es la que se centra en la existencia de un 'trust' [un grupo de empresas unidas para monopolizar el mercado y controlar los precios] que movió 10 millones de euros a una cuenta en la isla de Jersey en la que Juan Carlos I figura como beneficiario. Esas diligencias tienen su origen en un “informe de inteligencia” del Servicio de Prevención del Blanqueo de Capitales (Sepblac), la máxima autoridad española en la lucha contra el lavado de dinero negro y la que da la alerta sobre movimientos sospechosos de capitales. 

Esta no era la primera vez que en el Sepblac, departamento que depende del Ministerio de Economía, saltaban las alarmas en relación al emérito. Otro aviso de esta unidad está en el origen de otra investigación, revelada por elDiario.es, sobre los gastos que Juan Carlos I y otros familiares –entre ellos, la reina Sofía y algunos de sus nietos– hicieron en 2016, 2017 y 2018 con tarjetas opacas que se nutrían de fondos no declarados a Hacienda. Se trata de gastos posteriores a su abdicación y a que perdiera la protección constitucional que le hacía inimputable por todos los posibles delitos cometidos durante los casi cuarenta años que estuvo en el trono.