Hace cuatro décadas, un instituto de enseñanza media del centro de Vitoria se convirtió en Parlamento para la nueva autonomía vasca. El patio de juegos se cubrió para emplazar el hemiciclo. Este jueves de 2019, por momentos, ha vuelto a ser un patio, pero sin juegos, con muchos momentos de tensión que han hecho que muchos de los presentes se hayan sentido en una época pretérita. Escribe Iker Rioja Andueza.
La Cámara cerraba este jueves, en el primer punto del orden del día, la tramitación de la reforma de la ley de reparación de las víctimas de violencia policial. Era el último paso en una serie de ajustes introducidos en el texto original de 2016, un hito al completar la política de memoria junto a las normativas para víctimas del terrorismo y de la Guerra Civil y de la dictadura.
Así lo acordó el Gobierno vasco de PNV y PSE-EE con el nuevo Ejecutivo de Pedro Sánchez el pasado verano: se introducían nuevas cautelas para que la reparación de estas víctimas entre 1978 y 1999 no suplantase las resoluciones judiciales contra los victimarios a cambio de la retirada del recurso ante el Tribunal Constitucional. Pero el debate ha quedado completamente eclipsado por lo ocurrido.