Un guardia civil que recibió una patada en la cabeza el 1-O en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona) mientras estaba en el suelo afirma que había resbalado “porque presuntamente habían puesto lavavajillas en el suelo”. “Me caí como un saco, patiné y me caí para atrás”, explica, e inmediatamente después recibió “una patada fuerte” de un hombre que fue detenido. El guardia sufrió lesiones leves en las cervicales a consecuencia de la patada. Lo cuenta Oriol Solé.
Por otro lado, el jefe del dispositivo en Sant Carles de la Ràpita (Tarragona) afirma que los votantes les golpearon y recibieron con gritos de “maricones”, “hijos de puta”, “fascistas” y “fuera las fuerzas de ocupación”. También afirma que un concentrado les dijo que eran los “culpables” de los atentados de Barcelona y Cambrils.
El mismo jefe, a preguntas de Andreu Van den Eynde, niega que en la salida del municipio sus unidades intentaran atropellar a los concentrados. “Dar un golpe de volante es una medida de evasión para salir de la localidad, no tratar de atropellarle”, señala.
Finaliza la sesión por esta semana, se retomará el martes a las 10.