La periodista y política española Pilar Rahola calificó este miércoles de “régimen” y “golpe blanco a la democracia” al Gobierno de la expresidenta argentina Cristina Fernández (2007-2015), a la que se refirió como “la protagonista del escándalo de corrupción más importante de Latinoamérica”.
“El kirchnerismo significa un auténtico golpe blanco a la democracia de Argentina”, aseguró Rahola durante un evento organizado por el Rotary Club en Buenos Aires, en el que también relató cómo vivió de primera mano los últimos años del mandato de Fernández en los que sintió “una sensación de presión brutal del régimen”.
“Había conseguido el Poder Ejecutivo infiltrarse en todos los poderes del Estado”, añadió en relación a su memoria sobre los últimos momentos del Gobierno kirchnerista.
Rahola se encuentra en la capital argentina para participar en la feria del libro y protagonizar varios eventos como el celebrado hoy, en el que tenía como objetivo analizar la actualidad argentina y donde identificó como uno de los principales problemas “la bajada del crédito internacional”, del que de nuevo culpó al kirchnerismo por su “aproximación al eje bolivariano”.
La que fuera diputada en el Congreso español entre 1993 y el 2000 se pronunció de manera contundente contra el Ejecutivo de Fernández en un año en la que los argentinos decidirán en las urnas si dan continuidad o no al proyecto de Mauricio Macri, quien a priori tendría como principal rival a la actual senadora.
“No puede gestionar el dinero publico alguien que se ha llevado millones y millones de pesos”, aseguró sobre la viuda de Néstor Kirchner antes de añadir que “si una persona que vive en una democracia no le importa que su dirigente sea un ladrón significa que no cree en la democracia”.
Tras enumerar todos los demonios que bajo su juicio supone el kirchernismo aseguró que “de golpe apareció el fenómeno Cambiemos”, en referencia a la coalición que encabeza Macri.
“Yo creo sinceramente que todo el mundo espera que el Gobierno actual continúe con su trabajo”, afirmó para culminar lo que fue un discurso con un marcado carácter electoralista.