La imagen de un grupo de niños con bañadores y pistolas de agua no sería noticia al inicio del mes de junio si no se produjera a las puertas de un colegio y fuera acompañada de un cartel de protesta donde se puede leer: “¡Climatización ya!”. Es lo que ha sucedido esta mañana en centros de Sevilla capital, a la vuelta de una semana en la que las aulas han alcanzado temperaturas de 40º, según denuncian las familias.
“Los niños están asfixiados en clase, mi hija de cinco años no quiere ir al colegio porque lo pasa mal”, lamenta Israel Lobato, presidente del AMPA del colegio Huerta del Carmen, uno de los que se han manifestado este lunes junto al CEIP Borbolla para exigir “condiciones dignas” en las escuelas. Como él, son muchas las familias que lamentan que las medidas implementadas hasta ahora por el Gobierno andaluz para combatir el calor en las aulas no hayan solucionado la falta de climatización adecuada en los colegios públicos andaluces, sobre todo en aquellas zonas especialmente castigadas por el calor como la ciudad de Sevilla.
Todo ello cinco años después de que el Parlamento andaluz aprobase la Ley de Bioclimatización, impulsada por las familias que se organizaron en torno al movimiento Escuelas de Calor. Ante las protestas, la consejera de Desarrollo Educativo insiste en que los centros públicos “están muy preparados” para afrontar las altas temperaturas, alegando que el programa de bioclimatización de la Junta ha promovido medidas en 462 colegios e institutos, de los más de 3.700 centros públicos que hay en Andalucía, según datos oficiales.
Las familias reconocen que durante este tiempo se han implementado algunas medidas para mejorar la eficiencia energética y mitigar el calor, como el aislamiento de fachadas o los sistemas de renovación de aire, que filtran y mejoran la calidad del aire interior. No obstante, a un mes de que termine el curso, recuerdan que, para combatir episodios excepcionales de temperaturas elevadas como el que se vivió la semana pasada, “sigue siendo necesario un sistema de climatización”.
Por otro lado, también denuncian que el sistema promovido por el Gobierno de Moreno en las escuelas sea la refrigeración adiabática (basada en la evaporación del agua) diseñada para usos industriales y no contemplada en el marco legislativo para centros escolares. “Estos sistemas no permiten controlar los parámetros de temperatura y humedad para mantenerlos dentro de los niveles que establece la normativa y requieren de controles exhaustivos, como el de la legionella, que no se están llevando a cabo”, explica el presidente del AMPA del CEIP Huerta del Carmen, en representación del resto de centros afectados.
Por eso, a la demanda de sistemas de refrigeración adecuados suman la necesidad de que la administración garantice su mantenimiento. “Los filtros llevan cinco años sin limpiarse y eso ha provocado que algunos centros no puedan utilizar los sistemas de refrigeración y otros los tengan en funcionamiento con el riesgo que eso supone para la salud”, denuncian las asociaciones de madres y padres. El PSOE en el Ayuntamiento de Sevilla se ha sumado a la reclamación de las familias, alertando de que “una veintena de colegios de la capital cuentan con sistemas de bioclimatización que no pueden usar debido a la falta de mantenimiento”.
En ese mismo sentido, Escuelas de Calor critica que el Gobierno andaluz “lo que ha hecho ha sido gastar dinero de fondos europeos en poner refrigeración adiabática en un puñado de centros que asisten ahora a la frustración de ni siquiera poder usar estas instalaciones”. Al hilo, señalan que la Agencia Pública de Educación de la Junta de Andalucía (APAE) “ha enviado una carta a los equipos directivos de los colegios e institutos con adiabática instándoles a hacer el mantenimiento de las instalaciones y avisa del peligro de legionella de no hacerlo, pero no se hace cargo del coste económico que ello conlleva”.
En colegios como el CEIP Adriano, las jornadas de calor se pasan con ventiladores de pared que se han adquirido gracias al esfuerzo económico tanto del centro como de la asociación de madres y padres. Aun así, estos aparatos son insuficientes para combatir las jornadas de calor extremo, que “afectan a la concentración y la salud de los niños, provocando incluso malestares físicos como lipotimias o zarpullidos”, según afirma Ana Castellano, la presidenta del AMPA de este colegio sevillano.
El malestar que manifiestan las familias se intensifica en los centros situados en zonas de “especial vulnerabilidad social”, como el CEIP San José Obrero, ubicado entre el Polígono Norte –junto al asentamiento chabolista de El Vacie– y la barriada del Cerezo. Elisabet Padial, la presidenta del AMPA de este colegio, afirma que “en Sevilla hace mucha calor, pero el calor no es igual para todo el mundo”, en alusión a un estudio de la Universidad de Sevilla que concluye que las áreas más calurosas de la ciudad se concentran en las barriadas donde vive la población más vulnerable.
En este contexto, critican que la Consejería de Desarrollo Educativo se limite a poner en marcha el protocolo de altas temperaturas, que incluye, entre otras medidas, adelantar la salida a las 12:00 h cuando haya alertas por calor, “pasando por alto las dificultades de conciliación de las familias”. Una opción que resulta “inviable” en centros como el San José Obrero, donde “más del 80% del alumnado que utiliza el comedor lo hace a través del plan de seguridad alimentaria de la Junta, por lo que no tienen otra opción que quedarse a comer allí porque es una garantía social”, en palabras de la presidenta del AMPA.
Asimismo, Padial denuncia que la falta de climatización en estos colegios “perpetúa las desigualdades”, ya que las familias tienen menos alternativas para acceder a programas distintos de las escuelas de verano públicas, que se desarrollan en las mismas instalaciones sin aire acondicionado. “Nuestros niños pasan el recreo apelotonados en las pocas zonas de sombra que hay y eso lo sufren también durante el verano quienes no tienen otras opciones”, denuncia esta madre, subrayando la necesidad urgente de infraestructuras que garanticen el bienestar del alumnado.
El AMPA del CEIP Borbolla, en el distrito Nervión, también ha denunciado este lunes la situación con una pegada de carteles en la que los niños reivindican que “nuestro futuro se derrite” por la falta de climatización en las aulas. A las acciones de protesta que han protagonizado este lunes junto al Huerta del Carmen se sumarán otros colegios de la ciudad como el CEIP Arias Montano, que tiene previsto movilizarse este martes.
Estas acciones promovidas por asociaciones de madres y padres coinciden con la nueva llamada a la acción que ha convocado la plataforma Escuelas de Calor, animando a la comunidad educativa a movilizarse de nuevo contra “la inoperancia que el Gobierno andaluz está demostrando para el desarrollo y aplicación de la Ley de Bioclimatización”, aprobada en julio de 2020.
Cinco años después, denuncian que “todo está por hacer”: “Ni se ha desarrollado el reglamento, ni se han realizado las auditorías necesarias para identificar los centros prioritarios, ni mucho menos se ha garantizado un presupuesto suficiente”, recuerdan desde la plataforma de madres y padres. Además, subrayan que “la refrigeración adiabática que ha instalado la Junta de Andalucía con fondos europeos no es bioclimatización, es solo un parche que ni siquiera han planificado con el mantenimiento imprescindible para que no dé lugar a problemas de salud como la legionelosis”.
Por eso, este lunes se han dirigido a la comunidad educativa para insistir en que “hay que volver a las calles y a la reivindicación o nunca sacarán la ley del cajón”. Así, los carteles de protesta y la imagen de niños con pulverizadores de agua, abanicos y vestuario de piscina volverá a repetirse en otros centros de toda la comunidad durante la recta final del curso, con el afán de mantener viva una lucha que impulsó la entrada en vigor de la Ley de Bioclimatización, y que seguirá encendida hasta que se materialice por completo en los colegios e institutos.
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