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Que la Hermandad de los Estudiantes salga de la Universidad: una plataforma reclama en Sevilla lo que no logró la II República

Impulsan una plataforma ciudadana para sacar a la Iglesia y a la Hermandad de los Estudiantes de la Universidad de Sevilla

Charo Solís / Charo Solís

Sevilla —

En 1932, la Hermandad de los Estudiantes estuvo a punto de desaparecer. En esta fecha, tal y como recoge esta cofradía en su página web, “para respetar el carácter laico de la Universidad, el rector comunicó a la hermandad la clausura al culto de la Iglesia” y eso llevó incluso a plantear su disolución. Lo que no consiguió el rector Estanislao del Campo (1931-1934), lo persigue ahora, 87 años después, la Asociación por la Defensa de una Universidad Pública y Laica, Uni Laica. Quieren que de acuerdo con el principio de aconfesionalidad del Estado, recogido en la Constitución, y con el artículo 21 del Estatuto de Andalucía, que defiende el carácter laico de la educación pública, la universidad hispalense deje de convocar y participar en actos religiosos como si se tratara de actos oficiales y que no siga cediendo espacios, financiación y promoción tanto de procesiones, como misas u otras actividades que organizan.

Uni Laica no está por quedarse sólo en una denuncia. Ya están elaborando un informe sobre todo lo que hace la Iglesia, de la mano o no de la Hermandad, para ver el alcance de su presencia y plantear iniciativas. La primera de ellas, y que ya está en marcha, es la creación de una plataforma que aglutine a profesorado, estudiantes, sindicatos, partidos políticos, organizaciones feministas y LGTBI en defensa de la laicidad de la institución, que incluso se abre a la participación de asociaciones cristianas u otras confesiones.

Como explica Cosme Salas, catedrático de Psicobiología de la Universidad de Sevilla y secretario de Uni Laica, no se trata de una procesión de Semana Santa, que circulen pasos o haya una capilla en la Real Fábrica de Tabacos, la sede del Rectorado. “La hermandad está incrustada en la universidad tanto física, como administrativa financieramente, y a la organización de misas de inicio y fin de curso, se suman ciclos de conferencias, cursos y otros actos de adoctrinamiento”, puntualiza, y critica la presencia de capillas en cada uno de los campus o que, por ejemplo, se desconozca si el capellán de la Universidad es pagado por esta o por la Iglesia, o la razón de que haya representación del Arzobispado gracias al Servicio de Asistencia Religiosa de la Universidad de Sevilla (SARUS).

El detonante de esta denuncia fue la misa que, con motivo de la patrona de Farmacia, la Inmaculada Concepción, se celebró en el salón de grados de esta facultad el pasado 3 de diciembre. Esto motivó la primera queja ante el equipo de gobierno de la Universidad de Uni Laica, que cuestionaba una celebración a la que llegaba a convocar la propia decana de Farmacia. No recibieron contestación alguna, ni verbal ni por escrito, como tampoco la han recibido cuando protestaron en abril por la celebración del pregón universitario de Semana Santa o por la procesión del Martes Santo. Ante la falta de respuesta, el siguiente paso ha sido la denuncia ante el Defensor Universitario, que redactará un dictamen, aunque, como advierten desde esta asociación, no es vinculante.

Para Salas, la identificación de la Universidad de Sevilla con la hermandad no puede justificarse en la tradición, puesto que el vínculo entre ambas se materializa y refuerza en la década de los 50, cuando esta se instala en el Rectorado, en la antigua Real Fábrica de Tabacos. “No estamos en contra de la hermandad, de las misas y de las procesiones, pero que se celebren fuera de la Universidad de Sevilla. Esta es una institución pública, no se pueden acoger y menos aún que se presenten como actos oficiales con la presencia de autoridades académicas. Eso puede pasar en Oriente Medio pero no aquí y en el siglo XXI. La religión solo puede estar en la Universidad como objeto de estudio”, remarca, incidiendo en que “lo mismo que no puede salir una procesión del Ayuntamiento, tampoco puede hacerlo de la Universidad de Sevilla”.

Para reforzar su posicionamiento, Salas insiste en que la situación actual es el resultado de una “identificación nacionalcatólica, anclada durante la dictadura, pero que en esta época no tiene razón para continuar y, más aún cuando entre los jóvenes de 18 a 24 años, los católicos son minoría según las últimas encuestas publicadas sobre creencias religiosas en el año 2018”. Además, como argumenta esta organización, “la celebración de actos religiosos y la ostentación de símbolos religiosos de un credo particular puede agraviar y ofender a los miembros de la comunidad universitaria que no profesan dicho credo”.

Aunque no van a llegar a tiempo para la misa de fin de curso, Uni Laica prevé que la plataforma eche a andar antes del verano para impedir que el próximo curso académico se inaugure de nuevo con una ceremonia religiosa. Esta asociación no se ha planteado denunciar la situación en el resto de capitales andaluzas, donde también existen hermandades de Estudiantes vinculadas a sus respectivas universidades, ya que la situación de Sevilla la consideran “excepcional” por el “alto nivel de identificación” entre ambas.

La Universidad de Sevilla ha declinado pronunciarse sobre esta denuncia, amparándose en el dictamen que tendrá que emitir del Defensor Universitario, mientras el Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla tampoco ha querido manifestarse a este respecto.

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