El Jueves Santo, uno de los tres jueves que tiene el año que –según el dicho– relucen más que el sol, vio a todas sus hermandades por las calles de Sevilla en unas horas que juegan un doble papel: son celebración y también víspera de la Madrugada. La principal novedad la aportó la hermandad de las Cigarreras, que volvió a salir de la iglesia de los Terceros más de un siglo después (no lo hacía desde 1904), con lo que la ciudad vivió una jornada sin tener que cruzar el Guadalquivir. La corporación no ha podido salir de su capilla de Los Remedios por las obras que se llevan a cabo en la antigua fábrica de tabacos de Altadis.