Sevilla abrirá en 2026 sus Atarazanas medievales con la ambición de despuntar entre los espacios culturales de Europa

Antonio Morente

Sevilla —
2 de octubre de 2025 14:59 h

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“Madre mía”. Eso fue lo que pensó Rafael Chueca, subdirector de la Fundación 'la Caixa', cuando en 2007 pisó por primera vez las Reales Atarazanas de Sevilla. Se buscaba por entonces una ubicación para el CaixaForum, que al final acabó mudándose a Torre Sevilla por la complejidad de meterle mano a un espacio que ha estado años enredado en una madeja patrimonial y legal. Ahora, y tras más de tres décadas sin uso, el imponente conjunto medieval reabrirá en 2026 con una ambición no menor a su tamaño, ya que pretende situarse entre los espacios culturales de referencia en toda Europa.

Tras un largo periplo para encontrar una fórmula que permitiese conservar este patrimonio y darle un uso, en 2022 se iniciaron unas obras que han costado 20 millones de euros, de los que 13,5 los ha puesto la Fundación y el resto la Junta de Andalucía. Para darle relumbrón al final de los trabajos, el miércoles se llevaba allí su Juan Manuel Moreno su Consejo de Gobierno para así estrenarlas, pero ha sido este jueves cuando se han dado algunos detalles de lo que está por venir en lo que aspira a ser el gran centro cultural de las relaciones entre España y América.

Más allá del calibre de las aspiraciones, tampoco es que se haya despejado mucho sobre qué se podrá ver exactamente. Por lo pronto, y para celebrar la culminación de las obras, se anuncian unas jornadas de puertas abiertas con fechas todavía por concretar, pero para ver los contenidos habrá que esperar a 2026 a que la Fundación Cajasol (que ahora hereda el proyecto) culmine la musealización.

Lo más potente desde la Expo 92

El presidente de esta entidad, Antonio Pulido, lo tiene claro: “Va a ser uno de los espacios culturales más visitados de Europa”, además de servir de “impulso a las relaciones entre España y América”. De hecho, considera que desde la Exposición Universal de 1992 “no se había puesto en marcha una herramienta estratégica de la dimensión y el alcance de las Atarazanas”, que se levantaron en 1252 por orden de Alfonso X.

“Estamos aquí para diseñar el futuro”, ha llegado a afirmar Pulido, que ha garantizado un derroche de innovación y tecnología para diseñar contenidos inmersivos que permitan un recorrido con tres ejes: la ciudad de Sevilla, el propio edificio de las Atarazanas y la conexión con América. “Vamos a ser el gran centro neurálgico de las relaciones entre las dos orillas del Atlántico”, ha apostillado, “la gran referencia mundial de la conexión con América”.

El mayor edificio civil medieval de Sevilla se extiende por una planta de más de 8.000 metros cuadrados que sólo son un reflejo de lo que llegó a ser, porque únicamente se conservan siete de sus 17 naves. El complejo ha tenido una vida convulsa tras su nacimiento como astillero y arsenal, función que mantuvo durante poco más de un siglo porque pronto quedaron pequeñas las galeras reales que aquí se construían destinadas sobre todo a controlar el Mediterráneo y el Canal de la Mancha.

Una oferta de tres plantas

Después de eso fue primera sede de la Casa de la Contratación, almacén del comercio con las Indias, hospital de caridad y hasta patio de vecinos y prisión. El uso que mantuvo durante más tiempo fue el militar, como Maestranza de Artillería (se ubica junto a otras dos Maestranzas, la plaza de toros y el teatro) y al final como centro administrativo que funcionó como caja de reclutas. Uno de sus últimas funciones antes de la restauración fue como escenario, haciendo las veces de guarida para los dragones de la serie Juego de tronos.

El proyecto de restauración arquitectónica que diseñara Guillermo Vázquez Consuegra hace casi tres lustros, con el que ha aflorado un lienzo de la muralla islámica –el astillero estaba extramuros– con su barbacana, presenta tres niveles. El primero (la planta baja, con sus característicos arcos) será el escenario de eventos, recorridos por el monumento y espectáculos lumínicos. La entreplanta acogerá exposiciones temporales de temática global, y la primera planta será –en palabras de Antonio Pulido– “la más tecnológica” con experiencias inmersivas.

“Historia, patrimonio y tradición, pero también innovación, tecnología, investigación, arte y actividad económica”, ha desgranado en cuanto al proyecto museográfico. No hay más concreción por ahora, sólo que los restos arqueológicos serán visitables y que las zonas expositivas tendrán como eje principal la relación de Sevilla con el Guadalquivir y con el Nuevo Mundo.

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