El primer ministro portugués, el socialista António Costa, considera que la reunión en la que los líderes de la Unión Europea (UE) lograron un acuerdo sobre inmigración esta semana fue “una de las más horribles” a las que ha asistido en Bruselas.
“No se discutió una confrontación de intereses, sino lo que es el propio funcionamiento de la UE como espacio de solidaridad”, declaró Costa al semanario portugués Expresso, que publicó hoy las impresiones del jefe de Gobierno luso tras la cumbre celebrada este jueves y viernes.
A juicio del primer ministro, las discusiones sobre inmigración, que se prolongaron durante más de trece horas, pusieron de manifiesto “divisiones que son una seria amenaza para la Unión Europea”.
Los líderes de la UE alcanzaron un acuerdo para crear de forma voluntaria en los Estados miembros centros “controlados” para separar a los refugiados, con derecho a permanecer en los Veintiocho, de los inmigrantes económicos, que serían devueltos a sus países de origen.
La decisión implica que cuando las personas lleguen a territorio comunitario serán internadas en esas instalaciones hasta decidir si se les otorga el estatus de protección o no.
Además, la reubicación de los refugiados de esos centros a diferentes sitios de los Estados miembros será también voluntaria para los Veintiocho.
El debate migratorio estuvo marcado por las reticencias del grupo de Visegrado, que engloba a Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia, y la amenaza de un posible veto de Italia.