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Economía circular, modelo contra la economía del despilfarro

EFE

Madrid —

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La pandemia marcará un antes y un después en la economía mundial, con planteamientos hacia la sostenibilidad y el ahorro de recursos frente al consumo basado en el despilfarro y el usar y tirar que solo ha enriquecido a unos pocos, fomentado el extracción desmedida de recursos naturales y la generación de toneladas de residuos.

La Comisión Europea ha apostado por la economía circular -que otorga un nuevo valor a los residuos con el fin de procurar el ahorro de recursos y la prevención, reciclaje y recuperación de la energía de los mismos- en el Pacto Verde Europeo que lanzó en marzo pasado.

El nuevo Plan de la CE prevé la movilización de un billón de euros en inversiones sostenibles en la próxima década y tiene entre sus objetivos que los Estados miembros recuperen las materias primas que puedan ser aprovechadas de los residuos, un crecimiento basado en los límites del planeta, pero también útil para la creación de empleo verde.

España se alinea con el Pacto Verde Europeo y la economía circular porque “es fundamental para que nuestra economía gane en competivividad”, según la vicepresidenta cuarta y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.

“Los principios de la economía circular son aplicables a todos los campos y sectores de actividad, incluido el consumo en los hogares”, tal y como explican fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica consultadas por EFE.

Esos principios pretenden establecer un modelo de desarrollo y crecimiento que permita optimizar la utilización de los recursos, materias, productos y servicios disponibles manteniendo su valor en el conjunto de la economía durante el mayor tiempo posible y en el que se reduzca al mínimo la generación de residuos.

Con aquellos cuya generación no pueda evitarse, maximizar su aprovechamiento, recuperando materiales que vuelvan al ciclo económico o natural, reduciendo al mínimo su eliminación.

Según la misma fuente, todos los sectores deben verse compelidos a avanzar en este nuevo modelo económico en los tiempos que vienen. Los recursos siguen siendo finitos e insuficientes para toda la población mundial y algunos de ellos de acceso limitado. “De ahí que ese nuevo modelo no sea cosa de un sector o dos sino de todos”.

En España hay algunos sectores económicos en los que, por su relevancia, resulta prioritario avanzar cuanto antes. Así se han identificado en la futura Estrategia Española de Economía Circular, “que está previsto aprobar en breve”, señalan.

Esos sectores son: la construcción; el sector agroalimentario, pesquero y forestal; el industrial; el de los bienes de consumo; el turismo y el sector textil y de confección. A lo anterior, “debemos añadir la importancia de mejorar la gestión de los residuos en España para poder cerrar el círculo y cumplir con los nuevos objetivos europeos de gestión de residuos municipales”.

Este es un sector que, además, según todos los informes de la Comisión Europea, es netamente creador de empleo, pudiendo constituir un importante nicho de actividad en un contexto de recuperación económica.

Sobre la cooperación público privada, apuntan que son muchas las empresas que pueden contribuir a una economía sostenible, circular y climáticamente neutra: desde las empresas energéticas en lo que respecta a las energías renovables a las automovilísticas para el desarrollo de nuevos vehículos para una nueva movilidad limpia.

Asimismo, las del sector textil mediante la producción de prendas y tejidos con más vida útil, con menos contaminación asociada y de forma más justa; el sector del turismo, que debe asumir el reto de reconvertirse en los próximos meses.

Pero también es necesario avanzar hacia modelos de consumo de servicios en lugar de productos, por lo que muchas empresas, muchas de ellas pymes, con modelos innovadores basados en estos nuevos patrones, tienen un elevado potencial de desarrollo en estos nuevos tiempos.

Según las fuentes del Miteco, está claro que la tecnología es clave en el nuevo modelo económico al que se pretende avanzar. Las inversiones en nuevas tecnologías para una producción más limpia y sostenible son imprescindibles, como lo es también la digitalización, el internet de las cosas, la inteligencia artificial que permiten hacer seguimiento de productos, componentes, materiales, servicios.

Ejemplos de todo ello serían el “car sharing” (compartir vehículo), el ajuste del consumo energético de los equipos eléctricos domésticos en función de la oferta y demanda energética en la red, contenedores inteligentes de residuos, e incluso la impresión 3D.

Subrayan la importancia de que las nuevas tecnologías, en su concepto más amplio, lleguen a las pymes, especialmente en España donde representan una parte muy significativa del tejido productivo para que este sector pueda situarse a la cabeza de la sosteniblidad.

Lourdes Uquillas