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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

España se asoma a la ola de calor más temprana de la historia

Raúl Rejón

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Pakistán, India, California, España... Lejos de estar a salvo, el país confirma que es especialmente vulnerable a los golpes de calor extremo que cruzan el planeta estos meses. El miércoles comienza un “importante episodio cálido”. ¿Ola de calor? Es posible, dice la Aemet, aunque hay que esperar a los datos. “Sería la primera vez en mayo”, apunta la Agencia.

Lo que se espera es que al menos entre ese día y el sábado las temperaturas no paren de subir. Y mucho. “El viernes pueden situarse entre 10 y 15 ºC por encima de lo normal en la mayor parte de la península”, detalla el meteorólogo de la Aemet Rubén del Campo.

Una ola de calor implica, técnicamente, un pico térmico durante tres días consecutivos en por lo menos el 10% del territorio y con temperaturas muy altas respecto al promedio histórico de julio y agosto. “El criterio de intensidad es el que hace más difícil hablar de ola en sentido climatológico estricto”, explica Del Campo. Esos dos meses de referencia ya arrojan valores muy altos.

“Este episodio de calor es muy inusual para tratarse de mayo, quizá el más intenso en los últimos 20 años”. Hay que tener en cuenta que las olas de calor oficiales más tempranas en los registros se produjeron el 11 de junio de 1981 y el 13 de junio de 2017. Prácticamente un mes más tarde.

La Aemet prevé que el calor comience a dejarse sentir en los valles del Ebro y el Guadalquivir para luego extenderse por casi toda la península ibérica. España va a quedar dentro de una dorsal anticiclónica a la que se le sumará la llegada de aire recalentado proveniente del norte de África. “Pueden medirse los primeros 40ºC del año”, especifican.

Calentamiento global, olas de calor, escasez de agua

Con cada máximo se repite la misma fórmula: “Es prematuro atribuir los picos de calor únicamente al cambio climático”, ha insistido el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), Petteri Taalas, a cuenta de los recientes golpes térmicos en India y Pakistán. Sin embargo el mismo Taalas insiste en que “olas de calor más frecuentes, intensas y tempranas es lo que esperamos debido al cambio climático”.

El Panel de Científicos de la ONU (IPCC) ha constatado en su último informe sobre las bases científicas del cambio climático cómo un planeta recalentado por la acumulación de gases de efecto invernadero emitidos por los humanos tiene entre sus consecuencias más palpables la multiplicación de olas de calor. Respecto al calor extremo, estos científicos han observado que la región mediterránea en la que está España ha empeorado y con la máxima probabilidad de que se deba al calentamiento inducido por los humanos.

Este alto calor ibérico de mayo prosigue a la cadena de olas térmicas que han soportado India y Pakistán en marzo y abril. India registró la tercera temperatura media más alta para un mes de abril desde que comenzó su serie histórica hace 122 años. “Una intensa ola de calor a finales de abril, con temperaturas entre 4,5 y 8,5 ºC por encima del promedio en el este, centro y noroeste de India”, ha corroborado la NASA. Eso, justo después de soportar el marzo más cálido de su historia.

También en abril se batieron récords de temperatura en el estado norteamericano de California. Un golpe de calor de unos dos días se unió a la sequía que padece esta zona del planeta desde hace tres años. “California se asa en un tiempo de verano en primavera”, titulaban algunos medios estadounidenses. A finales de mes se produjo otro pico térmico.

Las autoridades californianas han decretado una “emergencia por escasez de agua” con restricciones de “uso no esencial” para más de seis millones de personas. Sin embargo, cuanto más calor hace, más agua consume la población. En marzo de 2022, los californianos utilizaron un 19% más que justo hace un año debido a la subida de temperaturas, según explicó la Junta Estatal de Control de Recursos Hídricos.

Para completar ese vínculo funesto entre calor y escasez de agua, un reciente estudio de varias universidades estadounidenses concluyó que la sequedad que viene con las altas temperaturas evapora más humedad de la superficie: “Por cada gota de lluvia que cae, menos cantidad de agua es probable que drene a los cursos, humedales y acuíferos”.

Picos térmicos: más días, más veces, más extensos

Si las olas de calor en mayo no son extrañas en India o Pakistán, son inusuales en los meses precedentes como ha ocurrido este curso. Si las olas de calor han sido consustanciales al clima mediterráneo español, son cada vez más tempranas: ocho de las diez olas registradas en un mes de junio desde 1975 (lo normal es tener que llegar a julio y agosto) se dieron a partir de 2001, según los datos de la Aemet. Ahora se analizará si se certifica la primera ola en mayo.

Además, los registros indican que los picos de calor sostenido se están haciendo más largos: “El número de días con ola de calor aumenta a razón de 2,2 días cada 10 años”, afirman los informes de la Agencia. De 2016 a 2020 el promedio fue de 16,6 días de ola de calor (con 3,2 episodios cada año). Entre 1975-79, la media fue de 2,8 días (con 0,8 episodios). También son más extensas, con un ritmo de crecimiento de 1,7 provincias más afectadas cada década. La temperatura máxima de cada ola ha bajado 1,1ºC grados por cada diez años, “quizá por la mayor extensión llegando a zonas más al norte”.

En España cada año mueren miles de personas debido “al exceso de calor”, según el análisis climatológico de la Aemet. “Una media de 1.790 cada verano” durante el último lustro, especifica el informe. En 2020 fueron 1.880 y en 2019 llegaron a 2.103, según los datos del Instituto de Salud Carlos III recogidos por la Aemet.

Las altas temperaturas suponen un riesgo especialmente agudo para las personas mayores: “Tres cuartas partes del exceso de mortalidad por esta causa se producen en personas de más de 74 años”. Las olas de calor tienen “múltiples efectos en cascada sobre la salud, los ecosistemas, la agricultura y la economía”, repite la Organización Meteorológica Mundial. Por eso destaca el papel de los planes y alertas tempranas y la necesidad de “hacerlos llegar a los más vulnerables”.  

Las altas temperaturas disparan el riesgo de incendio forestal

Además del peligro para la salud humana, Rubén del Campo advierte de que el “calor inusualmente intenso” que se aproxima eleva “el riesgo de incendios forestales”. El mapa de peligro del Sistema Europeo de Incendios Forestales pinta de riesgo anaranjado (riesgo alto), rojo (riesgo muy alto) o violeta (peligro extremo) casi toda la península y Baleares para el 20 de mayo.

“Las condiciones climáticas desecantes favorecen los incendios”, explica el análisis de los impactos sobre los riesgos naturales de origen climático del calentamiento global del Gobierno. Esas condiciones son las altas temperaturas, la baja humedad relativa del aire y la sequía. Los datos del Ministerio de Transición Ecológica muestran que, en lo que va de año, la destrucción forestal está por debajo de la media de la década: al llegar este pico de calor que eleva las alarmas, han ardido 14.900 hectáreas de superficie forestal. Un tercio menos que el promedio de los últimos diez años.