Esta actriz de 'Aquí no hay quien viva' se cambió el nombre y su decisión tuvo que ver con el asesinato de García Lorca

“¡Váyase, señor Cuesta, váyase!” es probablemente una de las frases más icónicas de Aquí no hay quien viva. La serie de Alberto y Laura Caballero fue todo un fenómeno a principios de los 2000 y hoy, más de veinte años después de su llegada a televisión, la ficción sigue reuniendo a fans en todo el mundo hispanohablante. Personajes como el de Doña Concha, conocida por su latiguillo en referencia al presidente de la comunidad de vecinos, son recordados con especial cariño. 

Emma Penella, quien dio vida a Concha en la serie de los hermanos Caballero, compartió su protagonismo con Marisa y Vicenta, interpretadas por Mariví Bilbao y Gemma Cuervo. Juntas formaron radio-patio y se ganaron la admiración de los espectadores de la serie. Lo que muchos no saben es que Penella, quien tuvo una amplia trayectoria en cine, teatro y televisión antes de interpretar este papel, no nació con ese nombre.

Cambiarse el nombre por Lorca

Emma Penella nació como Manuela Ruiz Penella en Madrid en 1931, en el seno de una familia vinculada al mundo artístico. Nieta del compositor Manuel Penella Moreno, bisnieta del también músico Manuel Penella Raga y hermana de las también actrices Elisa Montés (1934-2024) y Terele Pávez (1939-2017), la artista empezó a trabajar en el cine siendo muy joven.

Triunfó especialmente gracias a sus papeles en películas como Fedra (1956), de Manuel Mur Oti, El verdugo (1963), de Luis García Berlanga, y Fortunata y Jacinta (1970), de Angelino Fons. Ya entonces, el mundo la conocía como Emma Penella. ¿En qué momento y por qué la actriz se cambió el nombre y renunció al apellido paterno? Todo tuvo que ver con el poeta Federico García Lorca.

Emma era hija de Ramón Ruiz Alonso, militante ultraderechista de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS), organización fascista fundada por Ramiro Ledesma, y llegó a ser diputado en las Cortes entre 1933 y 1936 por la circunscripción de Granada. Tras el golpe franquista de 1936, Ramón cambió, en cierta medida, la historia de España. Se dice que fue responsable directo de la detención de Lorca al redactar, junto a otros hombres, la denuncia que sentenció su asesinato.

La única hermana que habló

Emma y sus dos hermanas actrices decidieron cambiarse el nombre y eliminar su apellido paterno después de conocer esta historia. La única de las tres que habló en una ocasión sobre el tema fue Terele Pávez, quien en 1993, en el programa La boca del lobo de Jesús Quintero, reconoció que se había quitado el apellido “por vergüenza”. La actriz lamentó entonces “el dolor que durante veinticinco años le había causado ser hija del hombre a quien acusaban de ser responsable de la muerte de Lorca”. 

En 1967, el historiador Ian Gibson consiguió contactar con Ruiz Alonso, quien dijo que se limitó a entregar a Lorca al Gobierno Civil y que no tuvo responsabilidad en su asesinato. Ramón se fue a Estados Unidos el año en que murió Francisco Franco y, tres años más tarde, falleció. Sus hijas tuvieron que cargar toda la vida con la sombra que les había dejado su padre.