Descubren restos de un adolescente que podrían corresponder a un sacrificio humano de hace 2.000 años

Investigadores de la Universidad de Bournemouth excavaban un yacimiento celta en Dorset, un condado ubicado al sur de Inglaterra, cuando encontraron unos restos humanos colocados de una forma muy peculiar. El esqueleto, que perteneció a un adolescente de hace 2.000 años, estaba colocado boca abajo en la fosa en la que fue encontrado.

El hallazgo podría ser uno de los primeros casos documentados de sacrificio humano en Gran Bretaña, según señalan los arqueólogos. “Presentaba daños en los brazos y la parte superior del torso, posiblemente causados por actos de violencia previos a su muerte. Enterrar a alguien boca abajo no era una práctica habitual en aquella época y los difuntos eran colocados con cuidado en las tumbas, lo que también sugiere que pudo haber sido un sacrificio”, señaló la Universidad en un comunicado.

El descubrimiento se produjo durante el rodaje de Las maravillas ocultas de Sandi Toksvig, una serie de televisión presentada por la arqueóloga y presentadora Sandi Toksvig, de la Universidad de Boston. Estudiantes y voluntarios fieron los que encontraron el esqueleto del adolescente celta durante el episodio Hidden Wonders, emitido en el Channel 4 de la BBC. 

“Da la impresión de que el cuerpo fue arrojado a una fosa, posiblemente con las manos atadas por las muñecas. Creemos que es una mujer, aunque todavía no hemos tenido la oportunidad de analizar el ADN para confirmarlo”, explicó Miles Russell, arqueólogo principal del proyecto.

Descubrimientos sobre la tribu de los Durotriges

El equipo estaba investigando un asentamiento de la Edad de Hierro en el que vivió la tribu de los Durotriges antes de la llegada de los romanos. “Gracias a estos hallazgos, podemos aprender más sobre cómo vivía y moría la tribu, qué rituales practicaban y qué tipo de herramientas y utensilios fabricaban”, señaló la Universidad.

Por otro lado, el análisis del ADN en los enterramientos sugiere que los Durotriges vivían en una sociedad matriarcal, donde las mujeres eran propietarias de la tierra. Los estudios apuntan a que las comunidades se organizaban en torno a las madres de las familias y sugieren que los hombres eran invitados a vivir con las mujeres, y no al revés, demostrando el poder que tenían ellas.

“Esta es la primera vez que se documenta evidencia de comunidades de matrilinaje en la prehistoria de Europa Occidental”, señaló Russel. En este sistema parentesco, la ascendencia y la herencia se trazan a través de la línea materna, es decir, de los familiares de la madre.