El mensaje del emperador Caracalla que sobrevivió 1.800 años camuflado en una casa levantada con piedras de una ciudad romana

Héctor Farrés

19 de noviembre de 2025 12:30 h

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Caracalla fue uno de los emperadores más controvertidos de Roma, célebre tanto por sus reformas como por su temperamento violento. Sus cartas, siempre redactadas en un estilo solemne y preciso, formaban parte de la maquinaria administrativa que mantenía unido al Imperio. Cada una transmitía órdenes, decretos o decisiones destinadas a ciudades lejanas, por lo que su pérdida suponía la desaparición de una parte valiosa de la historia romana.

La mayoría se grababa en piedra para garantizar su permanencia, aunque muchas desaparecieron por el paso del tiempo o por su reutilización en construcciones posteriores. La conservación de un documento de este tipo, como el que ha aparecido siglos después en Anatolia, representa una excepción que ha permitido recuperar un fragmento auténtico del poder imperial.

Un decreto escondido entre los muros de una casa levantada en los años 50

Una orden de demolición de una casa en Yarışlı, en la provincia turca de Burdur, reveló que sus muros escondían inscripciones del emperador Caracalla. Los arqueólogos del Museo de Burdur detuvieron la demolición al comprobar que varias piezas de mármol con texto latino correspondían a un decreto imperial. El edificio, levantado en los años 50, había sido construido con bloques procedentes de la cercana ciudad romana de Takina, un asentamiento situado junto al lago Salda. El hallazgo confirmó que diez de esas piedras contenían fragmentos de una carta enviada desde Roma hace casi 18 siglos.

Ferhat Ağıl, vecino de Yarışlı, explicó a Haber7 que su suegro había levantado la vivienda con mármol transportado en carros desde la colina de Asar. “Veintidós años atrás llegó una carta del museo que decía Si la casa se derriba, no perdáis estas piedras, están encomendadas a vosotros”, recordó. Añadió que en el pueblo solo unas pocas personas tenían tractor en aquella época, lo que obligó a realizar varios viajes con animales de tiro para mover los bloques. El testimonio permitió confirmar el origen del material y su traslado manual desde las ruinas antiguas.

Takina fue una de las ciudades más activas de la región de Pisidia durante los periodos helenístico y romano. Contaba con templos, edificios cívicos y amplias necrópolis, además de monumentos dedicados a emperadores y divinidades locales. En esos espacios públicos se exponían los decretos y edictos imperiales grabados en mármol para garantizar que la población conociera las decisiones de Roma. Según GEO France, era frecuente que las autoridades locales conservaran estos textos como prueba de lealtad al poder central, y su reutilización posterior en construcciones rurales muestra cómo la memoria del imperio se dispersó por la vida cotidiana.

El legado epigráfico de Caracalla impulsa nuevas investigaciones

El texto, redactado en latín, pertenecía a una carta dirigida a las autoridades de Takina. Los especialistas del Museo de Burdur, que habían sido alertados ya en 1970, lograron descifrar fragmentos del mensaje, posiblemente relacionado con asuntos administrativos. La escritura y el formato de los bloques sugieren que procedían de un edificio público, quizá una puerta monumental o una sede gubernamental donde se exhibían las órdenes del emperador.

El museo clasificó las piezas como patrimonio cultural protegido y ordenó su custodia permanente. Los guardas vigilan la estructura mientras se prepara el traslado de las piedras para su estudio. Las paredes de la vivienda, construidas en adobe y mármol, resistieron incluso un terremoto ocurrido en 1971, lo que permitió conservar intactos los fragmentos epigráficos. La casa lleva décadas deshabitada, pero sus muros aún muestran las líneas talladas que conservan la voz escrita de Caracalla.

La Dirección del Museo de Burdur ha anunciado que el seguimiento continuará hasta la extracción total de los bloques. Los arqueólogos confían en que futuras excavaciones en Takina revelen más inscripciones vinculadas al gobierno del emperador, lo que podría ampliar el conocimiento sobre la administración romana en las provincias de Asia Menor. La vivienda de Yarışlı se ha convertido así en un punto de referencia para los estudios sobre epigrafía imperial y en un ejemplo de cómo restos del poder de Roma pueden sobrevivir en lugares alejados del centro del antiguo imperio.