Cómo los humanos transformaron el mundo animal: una investigación estudia 50.000 años de cambios

¿Cómo han cambiado los mamíferos desde el Pleistoceno tardío hasta ahora y qué papel han jugado los seres humanos en esta transformación? Es la pregunta que ha intentado responder un grupo de investigadores de la Universidad Macquarie en un nuevo estudio, publicado en la revista Biology Letters

Su conclusión es clara: el auge de la agricultura y la ganadería alteró profundamente las comunidades naturales de mamíferos. Los investigadores reunieron datos de huesos fósiles de seis continentes, que les sirvieron para comprar a las comunidades de mamíferos de hace 50.000 años con las que surgieron tras el comienzo de la domesticación.

Animales domesticados más parecidos entre sí

El estudio revela que, durante la última Edad de Hielo, las comunidades de mamíferos estaban determinadas principalmente por factores naturales: el clima, la geografía, las relaciones entre especies… Cada región del mundo tenía conjuntos de animales únicos. Sin embargo, todo cambió con la expansión de los humanos modernos.

Los patrones comenzaron a cambiar y, hace unos 10.000 años, la invención de la agricultura marcó un punto de inflexión. Un pequeño número de animales domesticados (vacas, caballos, ovejas, cerdos…) comenzó a acompañar a las poblaciones humanas. Esto rompió las barreras que hasta ese momento habían separado a las distintas comunidades de mamíferos, provocando que los animales se volvieran más similares entre sí.

“El estudio muestra cómo la agricultura y la caza se combinaron como poderosas fuerzas globales para reorganizar los ecosistemas, lo que aún hoy crea desafíos de conservación”, señala el profesor asociado John Alroy de la Universidad Macquarie, coautor de la investigación. 

Tras la extinción de los mamuts

Al final de la Edad de Hielo (hace unos 12.000 años más o menos), muchos animales grandes (la llamada “megafauna”) se extinguieron. Hablamos de animales como los mamuts o los perezosos gigantes. Muchas investigaciones se han centrado principalmente en estas extinciones masivas de animales grandes.

Pero este estudio va más allá, y muestra que el impacto humano no terminó con la desaparición de los animales grandes. “Cuando desapareció la megafauna, esperábamos que la ausencia de competencia por el alimento hiciera que las especies silvestres sobrevivientes aumentaran el tamaño de sus poblaciones, pero esto no sucedió”, afirma el profesor Alroy.