La película que pasó de ser un fracaso para la crítica a convertirse en un fenómeno cultural

Este 2025, se celebra el 50 aniversario del estreno de The Rocky Horror Picture Show. La película dirigida por Jim Sharman y basada en la obra de teatro musical de Richard O'Brien se estrenó en Londres el 14 de agosto de 1975 y en Estados Unidos el 26 de septiembre de ese año. Cinco décadas después, es considerada una película de culto, pero no todo empezó tan bien para este largometraje.

En un primer momento, el musical no tuvo éxito entre el público. 20th Century Fox asumió el fracaso y retiró la película de los cines apenas unas semanas después del estreno. Sin embargo, todo cambió cuando al estudio cinematográfico se le ocurrió que algunas salas probaran a proyectarla en las sesiones “golfas” (funciones que se celebraban pasada la medianoche). 

Sin saberlo, aquella decisión cambió la historia de The Rocky Horror Picture Show. El musical comenzó a interesar a miles de espectadores, que cada noche se acercaban a ver la película. Así, de la noche a la mañana, el filme se convirtió en un evento social: los espectadores tiraban arroz en la escena de la boda, gritaban respuestas a los diálogos, iban vestidos como los personajes de la serie, hacían playback en las canciones…

En cada sesión, se ponía en pie toda una especie de performance en vivo frente a la pantalla mientras la película se proyectaba. Esta actividad paralela fomentó el interés del público, que convirtió a The Rocky Horror Picture Show en una de las películas con mayor permanencia en la cartelera de la historia.

Un icono para el colectivo LGTBIQ+

The Rocky Horror Picture Show debe su estatus y reconocimiento a una combinación única de factores culturales, sociales y artísticos. Uno de los más claves es que el filme se convirtió en un icono para el colectivo LGTBIQ+ en un momento en el que hablar de travestismo o libertad sexual no estaba tan normalizado

“La película se convirtió en un lugar para que los marginados se reunieran con orgullo, fueran ellos mismos con seguridad y encontraran un sentido de pertenencia en un espacio común”, llegó a decir O'Brien, el creador de esta sátira de las películas de ciencia ficción y terror. Su obra fue un producto de su época, y no puede entenderse sin la influencia del movimiento contracultural de los años 60 y la liberación sexual.

La película cuenta la historia de Brad Majors y Janet Weiss, una pareja de prometidos que sufren una avería en el coche y se ven obligados a refugiarse en un misterioso castillo. Allí conocen al enigmático Dr. Frank-N-Furter, que los hará enfrentarse a numerosas transgresiones sexuales y sociales. El personaje de Frank-N-Furter (Tim Curry) se convirtió en un icono queer para toda una generación.